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La galería estaba completamente llena, todas las personas querían entrar de primero a la gala artística de la gran pintora Elara Avalon, una mujer creativa, vivaz, despierta y feliz.
Ella se encuentra entre la multitud, agasajada, pletórica de ver a tanta gente queriendo ver sus pinturas. Nadie lo sabe, pero la mayoría provienen de imágenes claras que le llegan a su mente, como si alguien las pusiera allí por alguna razón.
Cuando está brindando con la organizadora de todo aquel evento, una llamada inesperada entra en su celular: su hermana gemela. Seguramente la llama para decirle que llega tarde como siempre. Cuando atiende queda sorprendida, la voz del otro lado no es la de ella.
―Buenas noches. ¿Hablo con Elara? ―pregunta una voz varonil, ronca.
―Sí, con ella habla. ¿Quién es? ¿Dónde está mi hermana?
―Soy el doctor José Ruiz. Le comunico que su hermana está en emergencia en estos momentos. Tuvo un accidente y comenzaremos a operarla. Necesitamos que venga urgentemente. Hospital La Unidad.
Elara queda atónita, asustada, sin habla. La copa cae estrepitosamente al suelo, manchando sus pies con la bebida y haciendo que la sangre brote gracias una astilla que cae en su dedo.
La vida se le va del cuerpo, la vida de su hermana pende de un hilo y ella no está junto a ella. Las lágrimas salen sola, mientras sus pies se mueven hacia fuera, en búsqueda de su carro para ir al hospital.
―Tengo que irme. Mi hermana está en el hospital La Unidad.
Sin más explicación, sale corriendo hacia su auto. Trata de no infringir ninguna señal de tránsito, a pesar de que quiere correr para llegar a su lado.
Después de 5 horas en la sala de espera, una voz conocida se acerca a ella con la mirada cabizbaja y sangre en su ropa. ¡No, no, no, no!
―Hicimos lo que pudimos por su hermana. Lo siento, no lo logró.
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Elara cae al suelo, se abraza a sí misma, mientras su mundo entero se desmorona. Su hermana ya no está con ella. Siente como si la mitad de su corazón se despedazara, se esfumara para nunca más regresar.
La gran artista cae en una gran depresión, desesperación. Después de ser extrovertida y divertida, difícilmente la han visto en los últimos siete meses. Simplemente, no quiere saber de nadie, no quiere salir de su casa, del cuarto de su hermana.
Un día, gracias a un sueño que tiene, decide apartarse de la casa de ambas por un tiempo. Necesito salir del lugar, de los recuerdos, del dolor contaste. Piensa en la cabaña que tienen en la ciudad de Mérida, en la que vivía su abuela y ella pasaron tantas aventuras.
En dos días llegó a la casa de su abuela. Una luz irradia el lugar y, por primera vez desde hace meses, la tranquilidad y la paz vuelven a tocar su corazón. Camina por toda la casa, los recuerdos vuelan por su mente. Solo le queda una sola cosa por hacer: limpiar toda la casa.
En ese menester se encuentra cuando abre una caja del escritorio del cuarto de la abuela y ve dibujado un espiral en muchas páginas del cuaderno. Con notas, con fórmulas y con escritos. ¿Qué es todo esto? Como es de suponerse, el día se le pasa escarbando el escritorio.
¿Por qué la abuela nunca les contó sobre esto? ¿Su familia protege un secreto del resto del mundo? ¿Pero y esto? Justamente ahora lo encuentra, cuando se siente tan vacía por dentro. ¿Debe continuar o dejar todo de lado y concentrarse en sanar la pérdida?
Deja todo y sigue limpiando. Ya en la noche, cansada, duerme profundamente, como si tuviera a su hermana justo al lado. Los sueños que tiene son tan reales. Se ve en el bosque, ve espirales por todas partes y a su hermana del otro lado de una fogata. El fuego crece inmenso y con la misma forma de espiral.
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―Ela, no me he ido. Aquí estoy contigo. Necesitamos seguir juntas y hacer nuestro trabajo para mantener este tesoro oculto de los hombres.
―Luna, no te vayas. Quédate conmigo.
―Siempre lo estaré, hermana.
Así, que desde ese día, ella cambió, comprendió y tomó su lugar en ese gran linaje de protección. La bendita soledad le dio la respuesta a su vida. Siempre la necesitaba para buscar respuestas, aunque su carrera continuó y creció más todavía.
Pero esa soledad la comunicaba con algo más, con su hermana en donde estuviera y con otra energía que necesitaba mantener en ella y a salvo.
English VersionHere I am with you
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The gallery was completely full, all the people wanted to enter first to the artistic gala of the great painter Elara Avalon, a creative, lively, awake and happy woman.
She is among the crowd, entertained, overjoyed to see so many people wanting to see her paintings. No one knows it, but most of them come from clear images that come to her mind, as if someone put them there for a reason.
As she is toasting with the organizer of the whole event, an unexpected call comes in on her cell phone: her twin sister. She is probably calling to tell her that she is late as usual. When she answers, she is surprised, the voice on the other end is not hers.
-Good evening, is this Elara,” asks a husky, manly voice.
-Yes, this is Elara. Who is this? Where is my sister?
-I am Dr. José Ruiz. I inform you that your sister is in emergency at the moment. She had an accident and we will begin to operate on her. We need you to come urgently. Hospital La Unidad.
Elara is stunned, frightened, speechless. The cup falls shatteringly to the floor, staining her feet with the drink and causing blood to spurt thanks to a splinter that falls on her finger.
The life drains from her body, her sister's life hangs in the balance and she is not with her. The tears come on their own, as her feet move outside, looking for her car to go to the hospital.
-I have to go. My sister is at La Unidad hospital.
Without further explanation, he runs to his car. She tries not to violate any traffic signs, even though she wants to run to get to his side.
After 5 hours in the waiting room, a familiar voice approaches her with a crestfallen look on his face and blood on his clothes. No, no, no, no, no!
-We did what we could for your sister. I'm sorry, she didn't make it.
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Elara falls to the ground, hugs herself, as her whole world falls apart. Her sister is no longer with her. She feels as if half of her heart is being torn apart, vanishing, never to return.
The great artist falls into a great depression, despair. After being outgoing and fun, she has hardly been seen in the last seven months. She simply doesn't want to know anyone, she doesn't want to leave her house, her sister's room.
One day, thanks to a dream she has, she decides to leave their home for a while. I need to get away from the place, from the memories, from the pain,” she says. She thinks of the cabin they have in the city of Merida, where her grandmother lived and she spent so many adventures.
In two days she arrived at her grandmother's house. A light radiates the place and, for the first time in months, tranquility and peace touch her heart again. She walks through the house, memories flying through her mind. There is only one thing left to do: clean the whole house.
That's where she is when she opens a box from the desk in her grandmother's room and sees a spiral drawn on many pages of the notebook. With notes, with formulas and with writings. What is all this? As you might expect, the day is spent digging through the desk.
Why didn't Grandma ever tell you about this? Is her family protecting a secret from the rest of the world? But what about this? Just now she finds it, when she feels so empty inside. Should she continue or put it all aside and concentrate on healing the loss?
She drops everything and continues cleaning. Already at night, tired, she sleeps soundly, as if she has her sister right next to her. The dreams she has are so real. She sees herself in the forest, she sees coils everywhere and her sister on the other side of a campfire. The fire grows huge and in the same spiral shape.
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-Ela, I'm not gone. I am here with you. We need to stay together and do our work to keep this treasure hidden from men.
-Luna, don't go. Stay with me.
-I always will, sister.
So, from that day on, she changed, understood and took her place in that great lineage of protection. Blessed solitude gave her the answer to her life. She always needed it to search for answers, although her career continued and grew even more.
But that solitude communicated her with something else, with her sister wherever she was and with another energy she needed to keep in her and safe.
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