El sonidista es ese artista invisible que, a menudo, pasa desapercibido en el mundo del espectáculo. Sin embargo, su trabajo es fundamental para que la magia de la música y las actuaciones en vivo cobren vida. Hoy quiero compartirte mi experiencia personal en este fascinante mundo, mezcla de técnica, creatividad y pasión.
Mi historia comienza como DJ, cuando creé mi primer estudio de grabación. Desde el primer momento en que me subí a una cabina, supe que había algo especial en el arte de mezclar sonidos. Pero lo que realmente me cautivó fue la parte técnica del proceso creativo. Mientras muchos se enfocaban en la creación musical, yo encontraba placer en perfeccionar cada detalle sonoro. Esa curiosidad me llevó a profundizar en el tema hasta que decidí estudiar para convertirme en técnico de sonido, graduándome en 2011.
La Física del Sonido: Arte y Ciencia
El técnico de sonido es un artista que trabaja con la física. Su magia ocurre solo cuando tiene dominada la parte aburrida. Un buen sonido no ocurre solo por arte de magia; requiere un dominio absoluto de los aspectos técnicos. Es un trabajo que puede parecer aburrido para algunos, pero para mí era un desafío. Aprender sobre frecuencias, ecualización y mezcla se convirtió en mi nueva pasión.
El sonidista rara vez recibe agradecimientos, pero cuando en medio de un concierto los músicos se funden con la melodía, y el público corea con pasión el estribillo de aquella canción, en ese momento sabe que la magia salió de sus dedos y algo tan sublime como un cálido beso se posa en su corazón.
Me enamoré de esta profesión.
La Experiencia de Trabajar con Grandes Artistas
A lo largo de mi carrera, tuve la suerte de colaborar con casi todos los grandes músicos de mi país y algunas estrellas internacionales. Cada uno de ellos aportó algo único a mi aprendizaje. Desde conciertos masivos hasta presentaciones íntimas, cada experiencia fue una lección invaluable.
Una de esas figuras fue Herbie Hancock y en este artículo te cuento como sucedió todo.
No solo trabajé con música; también estuve involucrado en danza, circo y teatro. Cada disciplina tiene su propio lenguaje sonoro y aprender a adaptarme a cada uno fue otro reto. Cada vez que ajustaba un micrófono o mezclaba una pista, sentía que estaba formando parte de algo más grande.
Trabajo Nocturno: Desafíos y Riesgos.
El trabajo como sonidista no está exento de desafíos. Muchas veces, mis jornadas comenzaban al caer la noche y se extendían hasta las primeras horas del día siguiente. Las largas horas podían ser agotadoras, y el cansancio es un peligroso acompañante mientras trabajas en condiciones de peligro, como la altura y la electricidad.
Precisamente, recuerdo una vez cuando casi muero electrocutado mientras ajustaba cables en medio de un espectáculo. A pesar del peligro, esa adrenalina se convirtió en parte del atractivo del trabajo. Aprendí a moverme con fluidez entre miles de personas, siempre atento a lo que sucedía a mi alrededor.
La Rutina y el Anhelo de Más
Con el tiempo, sin embargo, empecé a sentirme aburrido. A pesar de trabajar con las mejores figuras del país y estar en uno de los teatros más prestigiosos, sabía que había algo más allá de las consolas y los micrófonos. Algo faltaba en mi rompecabezas personal.
Este sentimiento me llevó a tomar una decisión difícil: abandonar mi carrera como sonidista para buscar nuevas pasiones y desafíos. Fue un paso arriesgado, pero sentí que era necesario para seguir creciendo.
El Encuentro con la Radio
Fue entonces cuando descubrí la radio. Este nuevo medio me ofrecía una plataforma diferente para explorar mi amor por el sonido y la comunicación. La radio combina elementos técnicos con narrativas creativas, permitiéndome conectar con las personas a través de la narrativa audiovisual.
Aunque esta historia sobre mi transición a la radio es para otro día, lo importante es reconocer cómo cada etapa de mi vida ha contribuido a quien soy hoy. La experiencia como sonidista me enseñó lecciones valiosas sobre la importancia del trabajo detrás de escena y cómo cada rol es crucial para el éxito colectivo.
Ser sonidista es entender que se es parte de algo más grande que uno mismo; es contribuir a momentos inolvidables sin recibir el reconocimiento que merecemos. Pero esa es precisamente la belleza de este oficio: no siempre se trata de ser visto o escuchado, sino de contribuir a crear experiencias significativas.
Así que la próxima vez que disfrutes de un concierto o una actuación en vivo, recuerda mirar más allá del escenario. Piensa en todas las manos invisibles que trabajan arduamente para hacer posible ese momento mágico. Y si alguna vez te encuentras con un sonidista, no dudes en agradecerle; su trabajo es fundamental para que la música resuene en nuestros corazones.
En resumen, mi viaje desde DJ hasta técnico de sonido me ha enseñado mucho sobre pasión, dedicación y el valor del trabajo invisible. Espero que esta historia te inspire a perseguir tus propias pasiones y a valorar el esfuerzo detrás de otras profesiones que parecen invisibles pero te garantizo que no lo son.
Gracias por pasar.
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English
The sound engineer is that invisible artist who often goes unnoticed in the entertainment world. However, their work is essential to bring the magic of music and live performances to life. Today I want to share with you my personal experience in this fascinating world of technique, creativity, and passion.
My story began as a DJ when I created my first recording studio. From the first moment I stepped into a booth, I knew there was something special about the art of mixing sounds. But what captivated me was the technical side of the creative process. While many focused on music creation, I found pleasure in perfecting every sonic detail. That curiosity led me to delve deeper into the subject until I decided to study to become a sound technician, graduating in 2011.
The Physics of Sound: Art and Science
The sound technician is an artist working with physics. His magic happens only when he has mastered the boring part. Good sound doesn't just happen by magic; it requires absolute mastery of the technical aspects. It's a job that may seem boring to some, but for me, it was a challenge. Learning about frequencies, equalization, and mixing became my new passion.
The sound engineer rarely receives thanks, but when in the middle of a concert the musicians melt into the melody, and the audience passionately sings the chorus of that song, at that moment you know that magic came out of their fingers and something as sublime as a warm kiss settles in your heart.
I fell in love with this profession.
The Experience of Working with Great Artists
Throughout my career, I have had the good fortune to collaborate with almost all the great musicians of my country and some international stars. Each of them brought something unique to my learning. From massive concerts to intimate performances, each experience was an invaluable lesson.
One of those figures was Herbie Hancock and in this article I tell you how it all happened.
I didn't only work with music; I was also involved in dance, circus, and theatre. Each discipline has its sound language and learning to adapt to each was another challenge. Every time I adjusted a microphone or mixed a track, I felt like I was part of something bigger.
Night Work: Challenges and Risks.
Working as a sound recordist is not without its challenges. Often, my days started at nightfall and lasted until the early hours of the next day. The long hours could be exhausting, and fatigue is a dangerous companion while working in hazardous conditions, such as heights and electricity.
Precisely, I remember once when I was almost electrocuted to death while adjusting cables in the middle of a show. Despite the danger, that adrenaline became part of the attraction of the job. I learned to move fluidly among thousands of people, always aware of what was happening around me.
The Routine and the Longing for More
Eventually, however, I began to feel bored. Despite working with the best people in the country and being in one of the most prestigious theatres, I knew there was something beyond the consoles and microphones. Something was missing in my puzzle.
This feeling led me to make a difficult decision: to abandon my career as a sound engineer to pursue new passions and challenges. It was a risky step, but I felt it was necessary to keep growing.
The Encounter with Radio
It was then that I discovered radio. This new medium offered me a different platform to explore my love of sound and communication. Radio combines technical elements with creative storytelling, allowing me to connect with people through audiovisual storytelling.
While this story about my transition to radio is for another day, the important thing is to recognize how each stage of my life has contributed to who I am today. My experience as a sound recordist taught me valuable lessons about the importance of behind-the-scenes work and how each role is crucial to collective success.
To be a sound recordist is to understand that you are part of something bigger than yourself; it is to contribute to unforgettable moments without receiving the recognition you deserve. But that's precisely the beauty of this job: it's not always about being seen or heard, it's about contributing to creating meaningful experiences.
So next time you enjoy a concert or live performance, remember to look beyond the stage. Think of all the invisible hands that work hard to make that magical moment possible. And if you ever come across a soundman, don't hesitate to thank him or her; their work is fundamental to making the music resonate in our hearts.
In short, my journey from DJ to sound technician has taught me a lot about passion, dedication, and the value of invisible work. I hope this story inspires you to pursue your own passions and appreciate the effort behind other professions that seem invisible, but I guarantee you they are not.
Thank you for stopping by.
All photos are original and were taken with my mobile phone.
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