Una de las cosas que más me gusta de Hive, es que ha revivido mi vena documentalista olvidada hace muchos años. Ahora estoy más activa en cuanto a la observación de lo que me rodea, pues cualquier cosa o situación termina siendo la excusa perfecta para sentarme a escribir.
Hace algunos días, mientras iba de camino a tomar el colectivo, me topé con esta casa colonial bastante bien conservada, justo en una de las calles aledañas a la estación del tren de Temperley, que llamó mi atención por lo pintoresca de su decoración.
A diferencia de otras que colocan macetas con plantas que florean gracias a los cuidados de sus dueños y las bondades del clima, esta casa posee un jardín permanente, que no necesita de cuidados, por lo menos no con tanto esmero como los naturales, pero que igualmente cumple con la función de embellecer su entorno.
Un enramado de hojas y flores de vivos colores hechas en metal forjado hacen una especie de enredadera en las columnas del frente de la casa, sin ser invasivas, así como tampoco lo son las mariposas que acompañan a este particular jardín.
En total son tres paños en los que se ven estas obras adheridas a la pared, aunque también tienen detalles pintados, con lo cual se realza el efecto 3D de la pieza en general.
Y aunque no tienen el olor característico de un jardín natural, traen la frescura y el colorido a las calles adoquinadas de la zona, en la que convergen lo antiguo y lo moderno, todo con colores en tonos grises, por lo que esta pieza sobresale sin necesidad de mostrar mucho.
Justo en esta calle, encontré también nuevos murales que forman parte de un movimiento artístico que cada vez veo cómo va creciendo a lo largo de la vereda, haciendo de esta zona un paseo bastante entretenido si te detienes a mirar por donde vas.
One of the things I like the most about Hive is that it has revived my documentary vein that I had forgotten many years ago. Now I am more active in observing what surrounds me, because anything or any situation ends up being the perfect excuse to sit down and write.
A few days ago, while I was on my way to take the bus, I came across this well-preserved colonial house, right on one of the streets near the Temperley train station, which caught my attention because of its picturesque decoration.
Unlike others that place pots with plants that flourish thanks to the care of their owners and the kindness of the weather, this house has a permanent garden, which does not need care, at least not with as much care as the natural ones, but still fulfills the function of beautifying its surroundings.
A bower of leaves and brightly colored flowers made of forged metal make a kind of vine on the columns in front of the house, without being invasive, nor are the butterflies that accompany this particular garden.
In total there are three panels in which these works are attached to the wall, although they also have painted details, which enhances the 3D effect of the overall piece.
And although they do not have the characteristic smell of a natural garden, they bring freshness and color to the cobblestone streets of the area, where the old and the modern converge, all with colors in shades of gray, so this piece stands out without needing to show much.
Just on this street, I also found new murals that are part of an artistic movement that I see growing along the sidewalk, making this area a very entertaining walk if you stop to look where you go.
Foto/Photo by: @mamaemigrante
Edición/Edited by @mamaemigrante using canva
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Translated and formatted with Hive Translator by @noakmilo.
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