I have long ago decided, for my mental health, to stop watching the news through any means, and instead focus on what is happening to me and in my closest surroundings. So far, it has been the healthiest thing I have done in a long time.
However, while talking to my mom last Sunday, she mentioned the situation in Valencia - Spain, and my curiosity got the better of me, so I went to investigate the details. It is a lamentable situation that occurred, especially because it could have been prevented.
All of this reminded me of when something similar happened in my home country, both in terms of the tragic event itself and in terms of how the impact of this natural disaster could have been minimized.
It was the year 1999, right around Christmas time, a year since I had obtained my bachelor's degree in social communication, and was working at a nationally recognized television channel in Venezuela.
The festive atmosphere was present in all cities, however - and despite it not being the season - it had been raining for about three consecutive days in the central region of the country.
I remember we were about to go on vacation, but since during that time the beaches near the capital city of Caracas tended to be filled with tourists, my boyfriend and I took advantage of a free weekend to go on a trip to the beaches in the state of Vargas in Venezuela.
That day, although it wasn't sunny, it wasn't raining either, so we decided to proceed with our plan to spend the afternoon on the coast.
Right when we arrived, it started raining, and of course, I was annoyed since I wanted to enjoy a different day and the weather was hindering my plans. However, we decided to stay a while on the beach to avoid the traffic congestion to return to the capital.
We thought that if we were going to get wet anyway, whether at the beach or with the rain, it was worth not letting our initial plan get disrupted.
But that day ended badly anyway. We returned to Caracas and went to the movies to watch "The Blair Witch Project", which left me quite disappointed, not so much because of the movie but because of the attitude of the other people in the theater, who were yelling feeling cheated because the witch never appeared.
Later, we went to eat, and by the end of the afternoon, my boyfriend accompanied me to take the bus back home, which was about 30 minutes away.
The next day the rain got stronger, so bundling up and taking an umbrella to work was the same routine. And although my concern was not getting too wet, I knew little about what those near the coast were experiencing, the same coast I had visited just 48 hours before.
The news took us all by surprise when at the channel where I worked, a whole journalistic operation was set up to cover the tragedy that had occurred in the early morning. Nature had spoken in the worst way possible, taking away everything that humans had placed out of place.
Many were directly and indirectly affected by this event, and in the years that followed, many efforts were made to try to make things seem normal again.
In my case, the memories of how my plans went wrong faded away to make room for all the pain that was experienced in the country, and at the doors of the channel, where people came asking about their family and friends who lived in that area.
Becoming aware that I could have been one of those victims changed my perspective on situations that do not unfold as we wish, as it could be that the universe is protecting us from something that is not in our favor.
From the tragedy of Vargas, there are still physical and emotional vestiges, but also the learning (at least from my part) that things should not be forced in order to avoid ending up being the victim.
Desde hace mucho tiempo decidí, por salud mental, dejar de ver noticias en cualquier medio, y enfocarme mejor en lo que me pasa a mi y en mi entorno más cercano. Hasta ahora, ha sido lo más saludable que he hecho en mucho tiempo.
Sin embargo, hablando con mi mamá el pasado domingo, me comenta sobre la situación en Valencia - España, y pudo más la curiosidad que el decoro, y me fui a investigar los detalles. Es una situación lamentable lo que sucedió, sobre todo porque se podía haber prevenido.
Y todo esto, me recordó cuando en mi país de origen sucedió algo similar en cuanto a lo trágico, y también en lo que respecta al hecho de que pudo haberse minimizado el impacto de esta catástrofe natural.
Era el año 1999, justamente en la época decembrina, se cumplía un año de haber logrado mi título en licenciatura en comunicación social, y trabajaba en un canal de televisión conocido a nivel nacional en Venezuela.
El ambiente festivo estaba en todas las ciudades, sin embargo -y a pesar de no ser la temporada-, estuvo lloviendo durante aproximadamente tres días seguidos en la zona central del país.
Recuerdo que estábamos prontos a salir de vacaciones, pero como en esa época las playas de la costa cercana a la capital Caracas, solían llenarse de temporadistas, mi novio y yo aprovechamos un fin de semana que teníamos libre, para irnos de paseo a las playas ubicadas en el estado Vargas en Venezuela.
Ese día, aunque no estaba soleado, tampoco llovía, por lo que decidimos seguir adelante con el plan de ir a pasar la tarde en la costa.
Justo cuando llegamos comenzó a llover, y por supuesto, mi molestia no se hizo esperar, ya que deseaba disfrutar de un día diferente y el clima estaba entorpeciendo mis planes. Sin embargo, decidimos quedarnos un rato en la playa, de manera de evitar la congestión vehicular para subir nuevamente a la capital.
Pensábamos que si igual nos íbamos a mojar, igual fuera en la playa o con la lluvia, valía la pena que no se nos entorpeciera el plan inicial.
Ese día igual todo terminó mal. Volvimos a Caracas y nos fuimos al cine a ver la película "El secreto de la bruja de Blair", de la cual salí bastante decepcionada, no tanto por la película sino por la actitud de las demás personas en la sala de cine, ya que gritaban sintiéndose estafados porque en ningún momento salió la bruja.
Ya luego nos fuimos a comer, y al final de la tarde, mi novio me acompañó para tomar el colectivo hasta mi casa, que quedaba a unos 30 minutos de ahí.
Al día siguiente la lluvia se hizo más fuerte, así que tocó abrigarse bien, y con un paraguas ir a trabajar de regreso fue el mismo procedimiento. Y aunque mi realidad era preocuparme por no mojarme mucho, poco sabía sobre lo que vivían quienes se encontraban cerca de la costa, la misma que había visitado yo 48 horas antes.
La noticia nos tomó por sorpresa a todos, cuando en el canal donde yo trabajaba, se desplegó todo un operativo periodístico para cubrir la tragedia que había pasado en la madrugada. La naturaleza había hablado de la peor manera posible, llevándose consigo todo aquello que los humanos habían colocado fuera de lugar.
Muchos fueron los afectados directa e indirectamente por este hecho, y luego de ello, fueron años los que se tuvieron que invertir para tratar de que todo volviera a parecer normal.
En mi caso, los recuerdos sobre lo mal que salieron mis planes, se perdieron para darle espacio a todo lo doloroso que se vivió en el país, y en las puertas del canal, a donde acudían las personas preguntando por sus familiares y amigos que residían en esa zona.
Hacer consciente que quizás yo pude haber sido una de esas víctimas, me cambió la perspectiva sobre las situaciones que no se dan como queremos, pues puede que el universo nos está cuidando de algo que no nos conviene.
De la tragedia de Vargas, todavía quedan vestigios físicos y emocionales, pero también el aprendizaje (por lo menos de mi parte) que las cosas no se deben forzar para evitar terminar siendo la víctima.
Foto/Photo by: Ngân Dương, Nayara Dinato, Chris Kane (all from Pexels) and Pixabay free picture
Edición/Edited by @mamaemigrante
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