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¿En qué escondite habitas que te nombro
y vuelan como demonios golondrinas?
¿En qué lugar vives lamiendo azúcares
que suenan a espejismos sin deleite?
No los vas a tener,
mis lunares son míos
los regalaré a aquella, cuyo refugio sereno
y caliente como el fuego,
ilumina esta noche sin luceros.
Ya la veo venir
solazándose en las sombras
y voy a desvestirla despacio, con mi boca,
provocando esos espasmos que una vez sentiste tú
en medio de una danza con serpientes.
Tú.
(sí… )
has sido dura, maldita
ya no quiero que me nombres, ya no quiero oler en tus manos el azahar
ni el verde con que ahora juegas no sé qué papel
aplastando mi palabra, mi deseo, mi piel que se estruja
con cada intento de buscarte.
Ella hizo que el silencio cupiera en una foto
lo logró, sí
lo encadenó a un marco silencioso
cuidando hasta el más mínimo detalle
y allá fuiste tú, veloz, a aplaudir,
a cabalgar sobre sus huesos
te vi en un repentino orgasmo cruel…
aquel que no me diste,
y que ahora regalaré a otra
que sí sabe vestirse con mi lava.
No, no le importa mi despecho
Tiene las manos dulces, la boca es tibia ahí donde la siento ahora
y me reverbera… soy una nube
y me descargo…
Vete a morir en aquellos brazos de panqueques
Vete a descorchar botellas rotas
vete de mí, no existas, no hables, no...
ya dejé de ser triste
me gastaré la vida en una orgía.
He aquí mi participación en el Ejercicio Literario de la semana, Rimas que seducen, propuesto por @aguamiel, en Días ECENCYales.
Con este poema me sumo también a la iniciativa Escribiendo entre Poetas y Letras, de la Comunidad #writingclub, por el Día Mundial de la Poesía.
😁