The Bride 🔪
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An old mansion was marked by an event that shocked the entire neighborhood and transcended internationally. Since that chilling day, no one had dared to inhabit it, so it has been abandoned ever since. Many say it is cursed and avoid going near it at all costs. Others talk of demolishing it, but in the end it all comes to nothing.
In the full moon it seems to wake up: footsteps and noises are heard and a woman dressed as a bride is seen walking on the top floor. Surely, the young woman they claim to observe is Isabella Ramirez, the perpetrator of the most terrible act blinded by jealousy, impulsiveness, resentment and anger. All agree that she does not rest in peace.
On a Tuesday, April 13, the woman was getting ready to get married. She looked very happy and radiant that day, however, she had no idea who her fiancé really was. Santiago was a cold-hearted, narcissistic, ambitious and self-interested man, he had only loved her for her fortune and, for the same reason, he had left her at the altar for another richer woman.
Deeply hurt and broken, Isabella tried to continue her life, but she could never do it, despite everything she still loved that man and never stopped thinking about him. She saw him get married a few months later and a year later have their first child... she was writhing with jealousy and had become a person full of resentment.
She was never again a shadow of her former self. Santiago had killed her inside.
What happened next was something she herself had no control over. As she had been spying on them for months, she already knew every corner of the mansion and had managed to get in several times without them noticing. She had even had time to meet the baby of the “happy couple”, she sat next to the crib and stared at it, imagining that it could have been her child.
That night, the full moon was shining with unusual intensity, almost seeming like a harbinger of the tragedy to come. Isabella waited outside for them to finish dinner and when she saw the lights go out, she crept into the mansion. With slow, cautious steps, she climbed the stairs leading to the bedrooms.
He entered the little baby's and smothered him with his own pillow, he didn't have to make any effort at all. It was so easy he regretted it, where was the adrenaline? Still, he was impressed at how well he had done, it was barely noticeable, anyone would think he was just still sleeping peacefully. And in theory he was... he was still dreaming, but he wouldn't wake up anymore.
Then she went downstairs, went to the kitchen and put it in the oven. She stood there watching his little clothes melt and his body charred. “Baby pie” or ‘black roast,’ she thought with a hysterical giggle. The smell of burning and smoke alerted the couple, she heard them arguing about whether they had “left something on.”
It was the woman who entered first and when she saw Isabella, she screamed in surprise.
-What are you doing here! But, what is going on!” she said without being able to believe her eyes and without daring to get closer. Isabella was wearing a wedding dress, the same one she was wearing when she was going to marry Santiago. She looked lost, she looked noticeably thinner and her look was unhinged.
-I think your baby is ready, it's a little overcooked, I hope you'll excuse me. I know I don't cook as well as you do,” he replied, opening the oven.
By that time, Santiago was already there and he and his wife screamed in horror when they saw their son burnt. They did not have time to react, because Isabella took them by surprise: she took out a gun and shot with perfect aim until the bullets ran out. The dull sound of a body falling to the floor was heard... blood stained the kitchen like a horror movie.
Santiago died on the spot...
The woman, seeing herself widowed and without her only son, barely resisted when Isabella lunged at her with a knife, stabbing her first in the abdomen with a frenzy and eagerness she had never felt before. It went so deep that the knife blade clattered to the floor, it had pierced her rival's body.
Surprisingly, she was not yet dead, but the murderous bride was not going to stop. At one point in the attack, the woman put out a hand to try to protect herself, however, the force of anger, pain, resentment and mental alienation, caused the knife to pierce the victim's palm as well.
The perpetrator stopped when she saw that the woman was no longer moving. She approached her chest and managed to hear the last beat of her heart, she was no longer breathing and had no pulse.
She got up from the floor, took out another round of bullets and prepared the gun. She calmly turned off the stove, loaded the baby, burning her own hands and forearms, and placed it gently on the kitchen table. Then she fired again several times... the fragile lump of flesh moved from the impacts.
After evaluating his masterpiece, he prepared the scene he had always dreamed of: he moved the widow's body into the living room, leaving a huge trail of blood in his wake. He returned to the kitchen, wrapped the baby tenderly in a cloth and lay down next to Santiago.
He pulled the trigger one last time.
Una antigua mansión fue marcada por un hecho que conmocionó a todo el vecindario y que trascendió a nivel internacional. Desde aquel escalofriante día, nadie se había atrevido a habitarla, por lo que ha estado abandonada desde entonces. Muchos dicen que está maldita y evitan a toda costa acercarse a ella. Otros hablan de demolerla, pero al final todo queda en nada.
En la luna llena pareciera despertar: se oyen pasos, ruidos y se ve a una mujer vestida de novia caminando en el último piso. Seguramente, la joven que dicen observar es Isabella Ramírez, la perpetradora del acto más terrible cegada por los celos, la impulsividad, el rencor y la ira. Todos coinciden en que no descansa en paz.
Un martes 13 de abril, la mujer se alistaba para casarse. Se la veía muy contenta y radiante ese día, sin embargo, no tenía idea de quién era en realidad su prometido. Santiago era un hombre de corazón frío, narciso, ambicioso e interesado, sólo la había enamorado por su fortuna y, por lo mismo, la había dejado en el altar por otra mujer más rica.
Profundamente dolida y rota, Isabella trató de seguir su vida, pero jamás pudo hacerlo, a pesar de todo seguía amando a aquel hombre y no dejaba de pensar en él. Lo vio casarse a los pocos meses y al año tener su primer hijo… se retorcía de los celos y se había convertido en una persona llena de resentimiento.
Nunca más fue ni la sombra de lo que era antes. Santiago la había matado por dentro.
Lo que ocurrió después, fue algo de lo que ni ella misma tuvo control. Como tenía meses espiándolos, ya conocía cada rincón de la mansión y había logrado entrar en reiteradas ocasiones sin ser detectada. Hasta le había dado tiempo de conocer al bebé del “feliz matrimonio”, se sentaba al lado de la cuna a verlo fijamente, imaginando que podría haber sido su hijo.
Esa noche, la luna llena brillaba con una intensidad inusual, casi parecía un presagio de la tragedia que se avecinaba. Isabella esperó afuera a que terminaran de cenar y cuando vio que las luces se apagaron, entró sigilosamente a la mansión. Con pasos lentos y cautelosos, subió las escaleras que conducían a las habitaciones.
Entró en la del pequeño bebé y lo asfixio con su propia almohada, no tuvo que hacer ningún tipo de esfuerzo. Fue tan fácil que lo lamentó, ¿dónde estaba la adrenalina? Aún así, se impresionó de lo bien que lo había hecho, apenas se notaba, cualquiera diría que sólo seguía durmiendo plácidamente. Y en teoría así era… continuaba soñando, pero no despertaría más.
Luego, bajó las escaleras, fue a la cocina y lo metió en el horno. Se quedó parada observando cómo su ropita se derretía y su cuerpo se calcinaba. “Pastel de bebé” o “asado negro”, pensó con una risotada histérica. El olor a quemado y el humo alertaron al matrimonio, los oyó discutir sobre si habían “dejado algo encendido”.
Quien entró primero fue la mujer y al ver a Isabella gritó de sorpresa.
-¡¿Qué haces tú aquí?! Pero, ¡¿qué es lo que está pasando?!- Le dijo sin poder creer lo que veía y sin atreverse a acercarse. Isabella tenía puesto un vestido de novia, el mismo de cuando iba a casarse con Santiago. Parecía ida, se veía notablemente más delgada y su mirada estaba desquiciada.
-Me parece que tu bebé ya está listo, se pasó un poco de cocción, espero que me disculpes. Sé que no cocino tan bien como tú- Le respondió abriendo el horno.
Para ese momento, Santiago ya estaba allí y él y su esposa gritaron de horror cuando vieron a su hijo calcinado. No les dio tiempo de reaccionar, pues Isabella los tomó por sorpresa: sacó un arma y disparó con perfecta puntería hasta acabarse las balas. Se escuchó el sonido sordo de un cuerpo al caer al piso… la sangre tiñó la cocina como una película de terror.
Santiago murió en el acto…
La mujer al verse viuda y sin su único hijo, apenas se resistió cuando Isabella se abalanzó sobre ella con un cuchillo, apuñalándola primero en el abdomen con un frenesí y un ansia que jamás había sentido. Llegó tan profundo que la hoja del cuchillo chocó contra el piso, había atravesado el cuerpo de su rival.
Sorprendentemente, todavía no moría, pero la novia asesina no iba a detenerse. En un punto del ataque, la mujer puso una mano para tratar de protegerse, sin embargo, la fuerza de la ira, el dolor, el rencor y la alienación mental, hicieron que el cuchillo atravesara también la palma de la mano de la víctima.
La perpetradora se detuvo cuando vio que la mujer ya no se movía. Se acercó a su pecho y logró escuchar el último latido de su corazón, ya no respiraba más ni tenía pulso.
Se levantó del suelo, sacó otro cartucho de balas y preparó el arma. Apagó el horno con tranquilidad, cargó al bebé, quemándose ella misma las manos y los antebrazos, y lo puso con delicadeza en la mesa de la cocina. Acto seguido, volvió a disparar varias veces… el frágil montoncito de carne se movía por los impactos.
Después de evaluar su obra maestra, preparó la escena que siempre soñó: movió el cuerpo de la viuda hasta la sala, dejando un rastro enorme de sangre a su paso. Regresó a la cocina, envolvió al bebé con ternura en un paño y se acostó al lado de Santiago.
Apretó el gatillo una última vez.
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