El pasado domingo 16 se celebró el día del padre en Argentina, y también en mi país natal: Venezuela, pero hace ya 17 años que mi papá dejó este plano terrenal, por lo que para mi esa celebración había dejado de tener algún significado.
Con el nacimiento de mis hijos, se celebraba junto a su padre, y eran días en los que trataba de fomentarles la importancia de darle el valor justo a la paternidad, puesto que siempre es el día de las madres el que se roba el protagonismo entre ambos progenitores.
Este año, el padre de mis hijos lo celebró con ellos un día antes, por lo que yo decidí invitarlos a comer el domingo y celebrar con ellos su existencia como continuidad de la vida de quien me la diera a mi. Mis hijos de alguna forma son mi padre luego de su partida: son mis papitos.
El hijo mayor ya está en la edad en la cual sus intereses ya no son andar con mamá, pero el menor apenas le digo salida, ya está alistándose, por lo que solo salimos él y yo.
Nos fuimos a una pizzería que quería visitar desde hace tiempo ubicada en Lanús, provincia de Buenos Aires, y aunque estaba bastante concurrida, habían mesas disponibles. Vimos la carta y de inmediato nos decidimos por una pizza de muzzarella, ya que aunque a mi me gusta probar con más sabores, a mi hijo no tanto, y pues era su día, así que me ajusté a su selección.
La acompañamos con agua saborizada de pera, la cual trajeron casi de inmediato, y que por poco no rinde para la comida, ya que se tardaron bastante en traerla.
Pedimos una pizza pequeña, pues yo con dos piezas ya me conformo y mi niño tampoco pasa de tres, así que inclusive quedó para llevarle a casa un slice a su hermano.
Fue una salida un tanto rápida, pero estuvo genial. Mi niño adora cuando salimos los dos solos, pues casi siempre tiene la competencia de tiempo con el hermano mayor. Así que tener a mamá solo para él es fantástico, y en ese día mucho más, ya que teníamos tiempo sin poder salir a comer fuera de casa.
Volvimos ya cuando el sol se ocultaba, contentos por la salida, la comida y la compañía, pero aunque yo estaba cansada, quedó un poco de energía para la partida de dominó pendiente para la noche de domingo.
Last Sunday the Father's Day was celebrated in Argentina, and also in my home country: Venezuela, but it's been 17 years since my dad passed away, so for me that celebration had lost any meaning.
With the birth of my children, it was celebrated along with their father, and those were days when I tried to instill in them the importance of giving the right value to fatherhood, since it's always Mother's Day that steals the spotlight between both parents.
This year, the father of my children celebrated with them a day earlier, so I decided to invite them to eat on Sunday and celebrate with them their existence as a continuation of the life of the one who gave it to me. My children in some way are my father after his passing: they are my little daddies.
The oldest son is already at an age where his interests no longer involve hanging out with mom, but the youngest one barely hears the word outing, and he's already getting ready, so we only went out together.
We went to a pizzeria that I wanted to visit for a while located in Lanús, Buenos Aires province, and although it was quite crowded, there were tables available. We looked at the menu and immediately decided on a mozzarella pizza, because even though I like to try more flavors, my son does not, and it was his day, so I went along with his choice.
We accompanied it with pear-flavored sparkling water, which they brought almost immediately, and it almost wasn't enough for the meal, as they took quite a while to bring it.
We ordered a small pizza, as I am satisfied with just two slices and my child also doesn't go beyond three, so there was even a slice left to take home to his brother.
It was a somewhat quick outing, but it was great. My child loves it when we go out just the two of us, as he's usually competing for time with his older brother. So having mom all to himself is fantastic, and on that day even more so, since we hadn't been able to go out for a meal outside the house for some time.
We returned when the sun was setting, happy with the outing, the food, and the company, but even though I was tired, there was still some energy left for the pending domino game for Sunday night.
Foto/Photo by: @mamaemigrante
Edición/Edited by @mamaemigrante using canva
Translated and formatted with Hive Translator by @noakmilo.