From hate to love// My favorite teacher [Eng-Esp]

in #hive-10631622 hours ago

So many memories and so many emotions come easily! When I recall those times as a student, my mind and my heart go back to a beautiful stage of my life that I treasure in a special way. Anecdotes and friendships that gave color to my childhood and adolescence, experiences that between tasks and joys will never be forgotten. And what about my teachers? Well, if it were my turn to live a stage like that again, I would not fail to choose those who taught me through ethics and love. I could easily mention several who I still remember with great affection, but in a more selective way I find myself with two women who knew how to guide my education in a very unique way.

To talk about the first one, I must go back to the beginning of elementary school. My performance as a student was very good, but there was a small problem: I was very restless and very talkative. In classes I almost always finished first, this with the intention of having more time to talk and bother my classmates, something that my teacher noticed from the very first moment. At first she would call my attention to me verbally, but then she began to give me more homework and handwriting in order to keep me as busy as possible. Obviously as a child I started to get annoyed by that, so much so that when my mom would ask me about my teacher I would reply, "She's pretty, but she's also mean."

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Pixabay by Mihail_fotodeti

That discomfort was evident both to me and to my teacher, who always showed a strong character in the classroom. For a moment I became very sad and asked my mother to move me to another classroom, but that was not possible until the end of the school year. The homework and handwriting continued, and I had unknowingly improved my behavior even though in my heart I felt hatred for my teacher. Everything changed one day as I was leaving the classroom, when my teacher asked me to stay with her for a while. "She's going to scold me again" was what I thought, but, to my surprise she congratulated me for my grades and my behavior, and with a surprise hug she told me that I was a beloved son to her. All this had a positive effect on me, so much so that from that moment on my affection for her blossomed in a special way.

My life as a student continued with very exciting experiences, still with some mischief but with no decline in my performance. So I reached the third year of high school, and with this I met a teacher who did not seem to get along well with her students because of the way she taught her classes and her high level of demand for her students. I remember that at that time, as a teaching method, there was a lot of expositions, evaluations that tested our nerves and ability to speak in front of an audience. Most of us had to carry a sheet of paper in our hands, and instead of exposing what we did was to read in public, something that this Spanish and Literature teacher punished with the worst grade.

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Pixabay by Edurs34

The problem was that she was the only teacher who maintained that high level of demand, which is why no student was able to sympathize with her. After several negative grades I decided to accept the advice she gave us, that of being able to explain a subject in our own words. Although the results would become clearer as time went by, taking her advice helped me gain confidence and appreciate more everything I was learning. It also allowed me to get closer to her and get to know her even better, discovering a wonderful personality that was hidden behind an appearance that for many was that of a bitter and cruel woman.

In my student years I met many excellent teachers, some becoming my friends and others with a very familiar affection. I fell in love with my language teacher, and I saw a second mother in one of my principals, but in a very special way I remember these two teachers who made a restless and rebellious child what I am now. I enjoy public speaking and even feel very comfortable doing it, and in my life I have developed respect and consideration for others. Obviously my mother and other family members were my help and support, but the actions of those two teachers left a very significant detail in my life. Today I remember and appreciate them with all my heart, and their names are clearly still present in me, being Marisela and Trina the teachers whom as a child I hated, but then I came to love them with a heart overflowing with joy and gratitude for being part of my life.

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Pixabay by kaboompics


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See you soon.


SPANISH VERSION


¡Cuántos recuerdos y cuántas emociones brotan con facilidad! Al evocar esos tiempos de estudiantes, mi mente y mi corazón se trasladan a una hermosa etapa de mi vida que atesoro de manera especial. Anécdotas y amistades que le dieron color a mi infancia y a mi adolescencia, experiencias que entre tareas y alegrías jamás se olvidarán. ¿Y qué hay de mis maestros? Pues si me tocara vivir nuevamente una etapa como esa, no dejaría de escoger a quienes me enseñaron a través de la ética y el amor. Fácilmente podría citar de varios a quienes aún recuerdo con mucho cariño, pero de manera más selectiva me encuentro con dos mujeres que supieron encaminar mi educación de una forma muy sinigual.

Para hablar de la primera, debo remontarme a comienzos de la primaria. Mi desempeño como estudiante era muy bueno, pero había un pequeño problema: era muy inquieto y muy conversador. En clases casi siempre terminaba de primero, esto con la intención de poder tener más tiempo para hablar y molestar a mis compañeros, algo que mi maestra notó desde el primer momento. Al principio me llamaba la atención de forma verbal, pero luego empezó a colocarme más tareas y caligrafías a fin de mantenerme lo más ocupado posible. Obviamente como niño empecé a molestarme por eso, tanto que cuando mi mamá me preguntaba sobre mi maestra yo le respondía: "Es bonita, pero también es mala".

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Aquella incomodidad era evidente tanto para mí como para mi maestra, quien siempre mostraba un carácter fuerte dentro del aula de clases. Por un momento me puse muy triste y le pedí a mi mamá que me cambiara de salón, pero aquello no era posible sino hasta finalizar el año escolar. Las tareas y caligrafías siguieron, y yo sin saberlo había mejorado mi conducta aunque en mi corazón sentía odio por mi maestra. Todo cambió un día mientras salía del aula de clases, cuando mi maestra me pidió que me quedara con ella un rato. "Me va a regañar otra vez" fue lo que pensé, pero, para mi sorpresa ella me felicitó por mis calificaciones y mi comportamiento, y con un sorpresivo abrazo me dijo que yo para ella era un hijo muy querido. Todo eso tuvo un efecto positivo en mí, tanto que desde ese instante mi cariño por ella floreció de forma especial.

Mi vida como estudiante siguió con experiencias muy emocionantes, todavía con algo de travesuras pero sin desmejorar mi rendimiento. Así llegué al tercer año de secundaria, y con esto conocí a una profesora que no parecía llevarse bien con sus alumnos por su manera de dar las clases y su alto nivel de exigencia para con sus estudiantes. Recuerdo que para ese entonces como método de enseñanza se aplicaban mucho las exposiciones, evaluaciones que ponían a prueba nuestros nervios y la capacidad para hablar ante el público. La mayoría de nosotros lo que hacíamos era llevar una hoja en la mano, y en vez de exponer lo que hacíamos era leer en público, algo que esta profesora de Castellano y literatura castigaba con la peor nota.

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El problema es que ella era la única profesora que mantenía ese alto nivel de exigencia, razón por la cual ningún estudiante lograba simpatizar con ella. Después de varias notas negativas decidí aceptar el consejo que ella nos daba, el de poder explicar un tema con nuestras propias palabras. Aunque los resultados se reflejarían mejor con el pasar del tiempo, seguir el consejo de mi profesora me ayudó a ganar confianza y valorar más todo lo que estaba aprendiendo. Aquello también me permitió acercarme a ella y conocerla aún más, descubriendo una maravillosa personalidad que se escondía detrás de una apariencia que para muchos era de una mujer amargada y cruel.

En mis años de estudiante conocí a muchos excelentes maestros, algunos llegando a ser mis amigos y otros con un afecto bastante familiar. Me enamoré de mi maestra de idiomas, y ví una segunda madre en una de mis directoras, pero de manera muy especial recuerdo a estas dos maestras que hicieron de un niño inquieto y rebelde lo que ahora soy. Me gusta hablar en público y hasta me siento muy cómodo al hacerlo, y en mi vida he sabido desarrollar respeto y consideración hacia los demás. Obviamente mi madre y otros familiares fueron mi ayuda y mi soporte, pero la acción de aquellas dos maestras dejaron un detalle muy significativo en mi vida. Hoy las recuerdo y aprecio con todo mi corazón, y sus nombres claramente siguen presentes en mi, siendo Marisela y Trina las maestras a quienes como niño odié, pero luego llegué a quererlas con un corazón rebosante de alegría y agradecimiento por ser parte de mi vida.

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Pixabay by kaboompics


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Hasta pronto.

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