From a young age, I always had to share all my things by force: my bed, my room, my toys, and of course the television. At that time, there was only one of these devices at home, I remember it was small, one of those that still didn't have a remote control and you had to get up to turn the dial to change the channels.
The deal my mother made with my brother and me was that whoever finished their homework first had the right to select the channel to watch during the two hours of cartoons we had in the afternoons. Guess who won almost every time...
By the time we entered university, we had moved to a different house, and by some stroke of luck, this television broke down, so my dad decided to buy a new TV, with a remote control. In this new house, the main antenna socket for the TV signal was in the living room, and the previous owners had installed a socket in the room my brother used.
So, since my mother didn't want us to mess up the living room, they decided to place the television in my brother's room, after which he took control of the device deciding what to watch, when to watch, and even what time the rest of us could use it.
He always made excuses, like being tired, needing to study, or any other reason to avoid me using it. Since my parents were not avid TV watchers, they ignored it, but I was simply not consulted and had to comply with my brother's decisions.
Our relationship has never been cordial, as he always had (and still has) the need to control me, simply because he is 3 years older than me.
At that time, I was starting my career in social communication at university, and I needed access to the TV to watch the news and even audiovisual material sent to us for class, but he simply set inaccessible times for me, so I started a campaign to get my own TV.
Since my dad was paying for the new apartment, the extra expenses were really minimal, so it was up to me to somehow solve this problem that directly affected me.
I started by using an old TV, one of those where the image was black and white, it used internal bulbs to generate the image, and although it was very basic what I could see, I had the freedom to have a TV in my room, as I learned to make the internal connection and made an extension from my brother's room to mine to get the main antenna signal.
As this device was very old, it quickly broke down, so I had to start over. In those days, one of my aunts was promoting the sale of a box of beauty products, and if you managed to sell everything, you could win a prize that you could choose.
I was about to graduate, and was starting to work at a TV channel, so my circle of friends and acquaintances had a certain purchasing power, so I asked my aunt to bring me one of those boxes to see the possibility of accessing the final prize, among which was a 20-inch TV with a remote control.
And even though my sales skills are not very good, I managed to sell almost all the merchandise within the one-month deadline given at the store, and what was left I paid for with part of my salary, so at the end of the month, I handed over the money collected and selected the TV, which was sent the next day and arrived at my house just as I was still at work.
Upon arriving in the evening and seeing such a gift inside my room, I was overflowing with excitement. The TV of my dreams had come to me, and I no longer depended on my brother to watch the things I wanted, nor the exposure time I desired.
Of course, his annoyance grew as I had taken away a certain amount of power he had over me, by having the device that neither he nor my parents could make any sort of complaint or request about.
I still have the TV at my parents' house, functioning perfectly after over 20 years. And every time I remember that small achievement, it's like an adrenaline shot to keep pursuing my new dreams.
Desde pequeña siempre me tocó compartir a la fuerza todas mis cosas: mi cama, mi cuarto, mis juguetes, y por supuesto el televisor. En aquella época, sólo había un aparato de estos en casa, recuerdo que era pequeño, de esos que todavía no tenían control remoto y había que levantarse a girar la perilla para cambiar los canales.
El trato que hizo mi madre con mi hermano y conmigo era, que quien terminara primero la tarea, tenía el derecho de seleccionar el canal para ver en las dos horas de dibujos animados que teníamos durante las tardes. Adivinen quien ganaba casi siempre....
Cuando entramos ya en la universidad, habíamos cambiado de casa, y por un hecho fortuito este televisor se daña, así que mi papá decide pedir comprar un televisor nuevo, con control remoto. En esta nueva casa, la toma de la antena matriz para la señal de televisión estaba en la sala, y los dueños anteriores, pusieron una toma hacia la habitación que ocupaba mi hermano.
Entonces, como mi madre no quería que le desordenáramos la sala decidieron colocar el televisor en el cuarto de mi hermano, luego de lo cual, él se apoderó del aparato decidiendo qué se veía, cuando se veía, y hasta qué hora nosotros podíamos utilizar el aparato.
Siempre ponía excusas, como que tenía sueño, que debía estudiar, o cualquier otra cosa con tal de evitar que yo lo usara. Como mis padres no eran asiduos de ver televisión, hicieron caso omiso, pero a mí simplemente no me consultaron y tuve que someterme a las decisiones de mi hermano.
Nuestra relación nunca ha sido cordial, pues él siempre tuvo (y tiene todavía) la necesidad de someterme, por el simple hecho de ser 3 años mayor que yo.
En aquel momento, yo estaba empezando mi carrera universitaria de comunicación social ,y necesitaba tener acceso al televisor para ver las noticias e inclusive, ver material audiovisual que nos mandaban en clase, pero él simplemente me colocaba horarios inaccesibles para mí, por lo que comencé a hacer una campaña para tener mi propio televisor.
Como mi papá estaba pagando el departamento nuevo, los gastos adicionales realmente eran muy reducidos, así que me tocaba a mí de alguna manera resolver este problema que me afectaba directamente a mí.
Comencé utilizando un televisor viejo, era de los que la imagen se veía en blanco y negro, utilizaba unos bombillos internos para generar la imagen, y aunque era muy precario lo que podía lograr ver, tenía la libertad de tener un televisor en mi cuarto, ya que aprendí a hacer la conexión interna, e hice una extensión desde el cuarto de mi hermano hasta el mío para poder tener la señal de la antena matriz.
Al ser este aparato muy viejo, se dañó rápidamente, así que volví a empezar de cero. En aquellos días, una de mis tías estaba promocionando la venta de una caja de productos de belleza, y si lograbas vender todo, te ganabas un premio que podías elegir.
Ya me estaba por graduarme, y empezaba a trabajar en un canal de televisión, así que mi círculo de amistades y conocidos tenían cierto poder adquisitivo, por lo que le dije a la tía que me trajera una de esas cajas para ver la posibilidad de acceder al premio final entre los cuales estaba un televisor de 20 pulgadas con control remoto.
Y aunque mis habilidades de venta no son muy buenas, logré hacer la venta de casi toda la mercancía en el mes de plazo que daban en la tienda, y lo que quedó lo pagué con parte de mi sueldo, así que al finalizar el mes, entregué el dinero recaudado y seleccioné el televisor, el cual me enviaron al día siguiente, y llegó a mi casa justo cuando yo estaba todavía en el trabajo.
Al llegar en la noche y ver semejante regalo dentro de mi habitación, no cabía de la emoción. El televisor de mis sueños había llegado a mí, y ya no dependía de mi hermano para ver las cosas que yo quería, ni el tiempo de exposición que yo deseaba.
Por supuesto la molestia de él se hizo mayor, ya que había quitado cierta dosis de poder que tenía con respecto a mí, al tener el aparato sobre el cual ni él, ni mis padres, podían tener algún tipo de reclamo o solicitud.
Todavía conservo el televisor en casa de mis padres, funcionando perfectamente luego de más de 20 años. Y cada vez que recuerdo ese pequeño logro, es como una inyección de adrenalina para seguir buscando materializar mis nuevos sueños.
Foto/Photo by: Anete Lusina (Pexels), Sebastian De Lerout (Unsplash) and StockSnap (Pixabay)
Edición/Edited by @mamaemigrante using canva
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