Today it is raining, and a lot... a lot. Sometimes it is just the wind, but other times, the rain is frantically thrown with it towards the glass of my windows.
There is a storm.
A reasonably calm day, without much to organize in the house, one of those days where you comb your hair and get dressed if you want, otherwise, it doesn't matter how much laziness. But your head begins to hatch intrigues to screw up your apparent homely tranquility a little and remind you that you have unresolved issues.
My storm
For some time now I have been thinking about certain things that did not concern me before, one of them would be that if one day I "go" to heaven or hell, to whom do I give some goods with a high sentimental value more than anything?
Yes yes of course, I know what you would tell me:
To your family!
But the thing is, I don't have family to give them those things.
Sell them!
It is not a question of money, nor of those objects having high commercial costs.
Donate them!
It would be a good option as long as you are sure that they will be equally well valued and cared for.
Getting rid of my material memories is a pleasure that I want to give myself in life, because some of them still have functions that motivate and create value in humans.
That's why I'll worry now, because later, what difference would it make?
I was thinking about a suitcase of my father's that I still keep at the top of my closet, it is large, brown and orange, and although it sounds like a nice colorful combination, it looks ugly and faded, and the made in(?) does not I find it although I think it is Soviet made. The point is that it traveled to some distant countries like Canada, Holland and Japan more than forty-five years ago, and it is intact, but what interests me most is inside: books, notebooks , and sheet music to teach children music theory and piano.
I only remember the dorémifasollasido that my mother tried to teach me, the young woman who since she was twelve years old taught several children in her neighborhood while I only managed to hit the piano keys dead of laughter without the slightest interest, so that they would finally recognize that I did not inherit the musical culture of my family.
Some Shirmer's Library of musical classics
But it is significant that they are good American and English books, some covered by herself more than 60 years ago... although, I imagine that some techniques are outdated, I doubt that Bach, Cramer, Clementi, Kessler, Ravina, Henselt, Zerny and Stamaty are.
It's funny, I run my hands over the sheet music and think: what will this music sound like?
I never cared before.
Johann Sebastian Bach
Muzio Clementi
Henri Ravina
At that time, most people did not have televisions, only radios, and having a piano at home was only for the privileged, although they were not, but they bought it in installments because both brothers simply loved music and the house was filled to capacity the portal to hear them play solos and duets.
I can't let them end up in the trash,I can't...
It's not too late to learn but it's not for me anymore.
I remembered that my neighbor has an 11-year-old grandson who studies at the provincial music school and there are very few study materials, and they are also expensive.I called her this morning and explained that I can donate some of these materials to her, but since she doesn't understand much, she told me that he already had everything, however I asked her to consult with the little one's mother.
I doubted my good nature, I admit it.
In five minutes he called me back because his grandson strongly asks me to keep everything for him, that he will immediately come to review the materials, that he is very interested, and that he will pay me for them if necessary.
I swallowed dryly
I think it's raining inside my eyelashes, so much water is falling that it doesn't know where to run and splash, even though they say the storm is moving away.
Now you understand me, right?
It is karma, when the true destiny of life is fulfilled, I perceive it so excited that I feel very grateful because I found where to look for a happy ending for my old things that little by little I will be placing in the exact place where they perfectly should be, and not exactly buried in a faded and old suitcase, or in the dark bottom of a forgotten drawer full of murderous ghosts that mock their final destiny.
From dust you are, and to dust you will return, with nothing.
Espanish VersionLa música de mis ojos.
Hoy está lloviendo, y mucho... mucho.A veces solo es el viento, pero otras, la lluvia se lanza frenéticamente con él hacia el cristal de mis ventanas.
Hay tormenta.
Un día razonablemente tranquilo, sin mucho que organizar en la casa, un día de esos que te peinas y te vistes sí quieres, sino, da igual tanta pereza.Pero tu cabeza comienza a elucubrar intrigas para joder un poco tu aparente tranquilidad hogareña y recordarte que tienes asuntos sin resolver.
Desde hace un tiempo vengo pensando en ciertas cosas que antes no me preocupaban, una de ellas sería que sí un día "me voy" al cielo o al infierno ¿a quién le entrego algunos bienes con un alto valor sentimental más que todo?
Sí sí claro, ya sé que me dirías:
¡A tu familia!
Pero el caso es ese, no tengo familia para entregarles esas cosas.
¡Véndelas!
No es una cuestión de dinero, ni de que esos objetos tengan altos costos mercantiles.
¡Donalas!
Sería una buena opción siempre y cuando esté segura de que serán igualmente bien valoradas y cuidadas.
Desatarme de mis recuerdos materiales es un placer que quiero darme en vida, porque algunos de ellos aún tienen funciones que motivan y crean valor en los humanos.
Por eso me preocuparé ahora, porque después ¿qué más daría?
Estaba pensando en una maleta de mi padre que aún guardo en la parte superior de mi clóset, es grande, carmelita y anaranjada, y aunque te suene a una bonita combinación colorida luce fea y desteñida, y el made in(?) no lo encuentro aunque creo que es de fabricación soviética.El punto es que viajó a algunos lejanos países como Canadá, Holanda y Japón hace más de cuarenta cinco años, y está intacta, pero lo que más me interesa está en su interior: libros, cuadernos, y partituras para enseñar a los niños solfeo y piano.
Solo recuerdo el dorémifasollasido que intentó enseñarme mi madre, la joven que desde sus doce años le daba clases a varios niños de su barrio mientras que yo solo lograba golpear las teclas del piano muerta de la risa sin el menor interés, para que ellos finalmente reconocieran que no heredé la cultura musical de mi familia.
Pero es significativo que son buenos libros americanos e ingleses, algunos forrados por ella misma hace más de 60 años... aunque, imagino que algunas técnicas estén desactualizadas, dudo que Bach, Cramer,Clementi,Kessler,Ravina,Henselt,
Zerny y Stamaty lo estén.
Es curioso, paso mis manos por las partituras y pienso : ¿cómo sonará esta música?
Antes nunca me importó.
En esa época la mayoría de la gente no tenía televisores, solo radios, y tener un piano en casa era solo para privilegiados, aunque ellos no lo fueron, pero lo compraron a plazos porque simplemente ambos hermanos amaban la música y la casa se llenaba hasta el portal para escucharlos tocar los solos y los duetos.
No puedo dejar que terminen en la basura, no puedo....
Recordé que mi vecina tiene un nieto de 11 años que estudia en la escuela provincial de música y están muy escasos los materiales de estudio, además, son caros.La llamé ésta mañana y le expliqué que puedo donarle algunos de estos materiales, pero como no entiende mucho me dijo que ya él tenía de todo, no obstante le pedí que lo consultara con la mamá del pequeño.
Dudé de mi buenanza, lo admito.
En cinco minutos me devolvió la llamada porque su nieto me pide encarecidamente que le guarde todo, que enseguida viene a revisar los materiales, que está muy interesado, que me los paga sí es necesario.
Tragué en seco
Creo que está lloviendo dentro de mis pestañas, tanta agua que está cayendo ya no sabe por dónde correr y salpicar, a pesar de que dicen que la tormenta se aleja.
Ahora me entienden ¿verdad?
Es el karma, cuando se cumple el verdadero destino de la vida, lo percibo tan emocionada que me siento muy agradecida porque encontré dónde buscar un final feliz para mis viejas cosas que poco a poco iré colocando en el lugar exacto donde perfectamente deben estar, y no precisamente enterradas en una maleta descolorida y vieja, o en el fondo oscuro de un cajón olvidado lleno de fantasmas asesinos que se burlan de su destino final.
Del polvo eres, y al polvo volverás, sin nada.
Always very grateful for your reading.
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