Thomas Mann, el universal escritor alemán que fuera Premio Nobel de Literatura en 1929, nació el 6 de junio de 1875. Sobre él escribí en 2022 un post que pueden visitar aquí. En esta ocasión me limito a proponer una microficción, ideada como un soliloquio de su personaje de la novela Doktor Faustus, de 1947.
Thomas Mann, the universal German writer who won the 1929 Nobel Prize for Literature, was born on June 6, 1875. I wrote a post about him in 2022 that you can visit here. On this occasion I limit myself to propose a microfiction, devised as a soliloquy of his character in the novel Doktor Faustus, 1947.
¿Me creaste para conjurar tu pretensión porfiada de creador? Perdóname que te interpele así, pues me diste la vida de ese personaje que muchos terminan compadeciendo, y otros recriminando. ¿En realidad, no hay algo de “Doctor Fausto” en todos los humanos? ¿La búsqueda de la gloria aunque sea pactando con el Mal, entregándole la vida al Diablo, no es una pulsión que anima no solo a los artistas? Ese “demonio” puede ser la belleza, pero también el conocimiento, el poder, la fama, la historia, la inmortalidad… Tú bien lo sabías por las leyendas medievales y por tu amado Goethe. Yo fui solo una creatura que te permitió regresar (¡Oh, eterno retorno!) a hurgar en esa especie de “pecado original” que quizás llevamos marcado en la frente como el gólem.
Yo sé que, en medio de mi pasión por la música, en esa enfermiza demanda de la creación y la belleza, estaba la decadencia. Como ya lo habías mostrado con el escritor Gustav von Aschenbach, en Muerte en Venecia. Sí, la decadencia puede ser de un individuo o de una sociedad o nación, como pasó con la Alemania nazi que auguro, esa que podía bailar los valses vieneses, tocar a Beethoven, escuchar a Richard Strauss, mientras oprimía y asesinaba en los campos de concentración. Pese a todo, tu escritura sigue acompañando, y gracias a ti podemos vernos.
Did you create me to conjure up your stubborn pretension of creator? Forgive me for questioning you in this way, since you gave me the life of that character that many end up pitying and others reproaching. In reality, isn't there something of "Doktor Faust" in all humans? Isn't the search for glory, even if it means making a pact with Evil, giving one's life to the Devil, a drive that animates not only artists? That "devil" can be beauty, but also knowledge, power, fame, history, immortality... You knew it well from medieval legends and from your beloved Goethe. I was only a creature that allowed you to return (Oh, eternal return!) to delve into that kind of "original sin" that perhaps we carry marked on our foreheads like the golem.
I know that, in the midst of my passion for music, in that sickly demand for creation and beauty, was decadence. As you had already shown with the writer Gustav von Aschenbach, in Death in Venice. Yes, decadence can be of an individual or of a society or nation, as it happened with the Nazi Germany I predict, that one that could dance the Viennese waltzes, play Beethoven, listen to Richard Strauss, while oppressing and murdering in the concentration camps. In spite of everything, your writing continues to accompany us, and thanks to you we can see each other.
Gracias por su lectura | Thank you for reading.