Y entonces por mucho tiempo me he mantenido en ese estado que “mientras más trabaje más dinero tendré”, lo cual de alguna manera sí es cierto porque he sido recompensada muchas veces. No obstante, con tanta información que he visto me he dado cuenta de que es una creencia relacionar el éxito con el trabajo duro, pues ya lo han dicho, que si fuera así los agricultores serían millonarios.

Trabajamos duro porque creemos que así tendremos más dinero y oportunidades, lo cual es un pensamiento que ha estado desde nuestra niñez, a quien no le han dicho “Si madrugas Dios te ayuda''. Mi mamá lo hacía, me recordaba que el esfuerzo tiene su recompensa; si me esforzaba en mis estudios, tendría buenas notas y podría ir a una buena universidad. Si trabajo duro, puedo conseguir un buen empleo. Por esta razón comparto la idea que es una creencia que está muy enraizada en nuestra sociedad y, a menudo, nos lleva a sacrificar nuestro tiempo y energía por el éxito económico, pero a larga esto me ha hecho sentir como una obligación o más bien ser parte de un círculo social, cosa que en la primera oportunidad que tenga de escapar lo haría.

Será que por eso no he conseguido trabajo, quizás en el fondo de mi subconsciente busque hacer cosas más interesantes que medir mi felicidad en un trabajo. Debo ser sincera, hay dos luchas dentro de mí, una que si quiere trabajar duro para ir mejorando “económicamente” y otra que prefiere hacerse cargo de su supervivencia haciendo cosas que sanen mis heridas del pasado y así darle un mejor propósito a mi existencia sin tanto ruido y con un bajo perfil.

Entonces, como no tengo un trabajo fijo, no me queda más que pensar en lo segundo; trabajar para vivir y así tener más tiempo para lo que es importante según mi ser. Así que todo el drama del trabajo y las creencias que han sido planteadas es porque mi casa es mi lugar de trabajo. Por ello he tratado que sea un lugar que en verdad se sienta cómodo y agradable. Sin embargo, estar en casa requiere hacer un “trabajo duro” en las tareas del hogar, donde hay que dedicar tanto tiempo a la limpieza, especialmente cuando compartes ese lugar con más personas y también hay una mascota que por supuesto requiere su tiempo.

Hace unos días estuve conversando con una vecina y justamente concordamos que las tareas del hogar es un trabajo duro cuando hay poca colaboración de los demás acompañantes. Después de esa conversación me quedé pensando que muchas personas nos quejamos cuando hay que hacer limpieza, lavar los platos, organizar la ropa, cocinar y tener limpio todo. Supongo que nos pasa a muchas mujeres, casi siempre lo vemos a esto como algo hostil y que no merece tanto tiempo. Pero luego de esa conversación me sentí mal y quise que este sentimiento no se quede así.

Comencé a buscar información de mujeres que han pasado por lo mismo y me encontré con un libro que ha tenido mucha connotación sobre este tema, se llama “Manual de limpieza de un monje budista” un libro en el cual habla de la limpieza, pero no para que esté limpio y se vea bonito, sino para que te encuentres a ti mismo ¿De qué me estás hablando? Hablo de barrer el polvo y las nubes del alma, así lo menciona el autor.

Me parece una buena estrategia de convencimiento para los que somos creyentes en Dios. Me interesó saber más, ya que nunca lo había escuchado, así que decidí leerlo y me encontré con frases como: “Si las personas no cuidan las cosas, tampoco cuidan a las personas” “Ten cuidado en el lugar que vives porque te puedes convertir en aquello”. Vaya que profundo, me gustó mucho el contenido, aún no lo termino de leer, solo de referencia, puedo decir al día siguiente, me levanté con ganas de limpiar mi cocina, lo hice con un enfoque diferente a lo habitual, sintiendo que la suciedad que está ahí es algo que también está dentro de mí, así que al terminar me hizo sentir mejor.