Estoy tan cansada que no se como me dan los dedos para escribir algo. De verdad. A veces siento que el mundo se me viene encima y no puedo con ese peso. A veces solo quiero parar. ¡Apaguen esta mierda que me quiero bajar!
Dios mío será que yo no estoy hecha para eso? Será que soy una buena para nada? Hoy intente un trabajo, y lo seguiré intentando toda la semana porque me gusta el ambiente. Pero ¿saben cuantas horas son de mi casa para allá? Tres! Tres horas! Esas no me molestan. Las que me pesan son las tres que me devuelven a la casa. Para dormir en un colchón malo, hasta las cuatro y media. Para salir a una parada de autobús, esperar en medio de la oscuridad y el creciente frío, subir a un bus lleno y rodar quince minutos parada, con el sueño tumbándome los ojos; correr a alcanzar el tren, lleno también, correr al subte, apenas son las seis y cuarenta, llegar a la última parada, y encontrarme con que el puto tren que debo tomar ahora no es un tren eléctrico… sino una locomotora. ¿Fucking en serio?. Y déjame decirte locomotora, has fallado, porque saliste diez minutos tarde. Has fallado tu y he fallado yo. Porque la caminata de veinte minutos que me tenía que echar luego para llegar al trabajo, no me llevará a tiempo sino veinte minutos tarde. Es demasiado.
El ambiente de trabajo maravilloso, ese friíto que se siente como en la primera cita, cuando entras a un nuevo empleo. Pase todo el día haciendo tequeños. Esas cosas divinas que los venezolanos servimos en nuestras fiestas. Bueno tocó hacer mil, pero llegue a los quinientos, con todo y mis habilidades manuales, que modestia aparte no son pocas. Entonces súmenle al estrés del viaje, la ansiedad de sentirme incapaz, luchando para llenar unos zapatos grandes que había dejado la chama anterior. Pasaron las nueve horas de mi horario de trabajo y ni cuenta me di, creo que voy a cobrar más por el tiempo en el transporte que por ir a hacer tequeños.
Estoy frustrada, de verdad quería que me fuera bien. No se lo he dicho a nadie, pero no quiero ir a trabajar para la calle. Estoy bloqueada, frustrada, deprimida. Siento que el norte que creí tener acá esta cada vez más lejos y me veo cayendo nuevamente en el hueco que me sentía en mi otra vida. Me da rabia cuestionarme la decisión de venirme con mi familia. Eso de empezar de cero es para gente mas fuerte. Yo he perdido mis fuerzas en el camino.
No se que hacer, estoy sin rumbo. Creo que tiene mas que ver conmigo misma que con las circunstancias, quisiera creer que la Gaby que me gusta ser esta ahí en algún lugar esperando el momento para salir. Pero tampoco es que quiero esperarla toda la vida. ¿Que espera ella para aparecer y llevarse todo a su paso como el huracán que es? O es que no lo es y solo lo parece.
Si en este momento, tuviera que cantar una canción. Una sola que dijera lo que yo no alcanzo a decir sería esta:
“Me siento estúpida cuando canto, nadie me está oyendo.”
Esto me recuerda a lo cansada que estaba cuando trabajé de mucama en un hotel. Así me sentía después de veintiséis duchas, con sus veintiséis inodoros y sus veintiséis lavamanos. Veintiséis mentadas de madre y uno que otro “¡Jesucristo! ¡Tanto estudiar!”.
Yo si, yo se aguantar la pela, pero, ¿hasta cuando son pelas? ¿No es suficiente ya?. Lo siento, así me siento cada semana en mis lunes existencialistas. Un divino tormento que comparto con mi amigo Adrián. Todos los lunes cuestiónanos nuestra vida, nuestras decisiones, nuestras cosas, yo siempre salgo con loas tablas en la cabeza. Me doy hasta con un bate (en sentido figurado); con una palabra taladrándome la cabeza mediocridad. Y si creían que se puede pensar en los misterios de la vida cuando se lavan los platos, los reto a hacer tequeños por nueve horas seguidas.
Nada. Toca echarme un baño a ver si me quito este olor a fracaso que no me aguanto. Acostarme a dormir y a ver si mañana me va mejor. Y no, no me permito salir mañana esta casa con una actitud de mierda, ni llegar a ese lugar que me está abriendo las puertas con una actitud de mierda. Aunque la cama me seduzca y se sienta genial estar en ella aunque sea un colchón de mierda. Toca pararme y hacer nuevamente el maratón de hoy. A ver si le agarro el hilo. A ver si es que de verdad, como decimos en mi casa: “el equipo siempre gana”.
Gracias por leerme. Gracias a Dios por esta comunidad y la posibilidad de escupir lo que sea que me carcoma. Dios les bendiga.
ENGLISH
I'm so tired I don't know how I can get my fingers to type anything. I really don't. Sometimes I feel like the world is coming down on me and I can't handle the weight. Sometimes I just want to stop. Turn this shit off, I want to get off!
My God, could it be that I'm not made for that? Maybe I'm good for nothing? I tried a job today, and I'll keep trying all week because I like the atmosphere. But do you know how many hours it is from my house to there? Three! Three hours! Those don't bother me. The ones that weigh me down are the three that bring me back home. To sleep on a bad mattress, until half past four. To go out to a bus stop, wait in the middle of the darkness and the growing cold, get on a full bus and roll fifteen minutes standing still, sleepy, my eyes falling; run to catch the train, also full, run to the subway, it's barely six forty, get to the last stop, and find out that the fucking train I have to take now is not an electric train... but a locomotive. Fucking serious. And let me tell you locomotive, you have failed, because you left ten minutes late. You have failed and I have failed. Because the twenty minute walk I had to take later to get to work, won't take me on time but twenty minutes late. It is too much.
The wonderful work environment, that chill that you feel like on the first date, when you enter a new job. Spend the whole day making tequeños. Those divine things that we Venezuelans serve at our parties. Well, I had to make a thousand, but I got to five hundred, with all my manual skills, which modesty aside are not few. Then add to the stress of the trip, the anxiety of feeling incapable, struggling to fill some big shoes that the previous girl had left behind. Nine hours of my work schedule passed and I didn't even realize it, I think I'm going to charge more for the time in the transport than for going to make tequeños.
I am frustrated, I really wanted to do well. I have not told anyone, but I do not want to go to work for the street. I am blocked, frustrated, depressed. I feel that the north I thought I had here is farther and farther away and I see myself falling back into the hole I felt in my other life. It makes me angry to question my decision to come here with my family. Starting from scratch is for stronger people. I have lost my strength along the way.
I don't know what to do, I'm aimless. I think it has more to do with myself than with the circumstances, I would like to believe that the Gaby I like to be is out there somewhere waiting for the moment to come out. But I don't want to wait for her all my life either, what is she waiting for to appear and take everything in her path like the hurricane she is? Or is it that she is not and only seems to be.
If at this moment, I had to sing a song. Just one song that would say what I can't say, it would be this one:
"I feel stupid when I sing, no one's hearing me. "
This reminds me of how tired I was when I worked as a maid in a hotel. That's how I felt after twenty-six showers, with their twenty-six toilets and twenty-six sinks. Twenty-six mother's milk and the occasional "Jesus Christ! So much studying!".
I know I can take it, but how long is it going to take, and isn't that enough? I'm sorry, that's how I feel every week on my existentialist Mondays. A divine torment that I share with my friend Adrián. Every Monday we question our life, our decisions, our things, and I always leave with my head in the sand. I even hit myself with a bat (figuratively speaking); with a word drilling in my head mediocrity. And if you thought you can think about the mysteries of life when you wash the dishes, I challenge you to make tequeños for nine hours straight.
Nothing. It's time to take a bath to see if I can get rid of this smell of failure that I can't stand. I have to go to bed and sleep and see if tomorrow I can do better. And no, I won't allow myself to leave this house tomorrow with a shitty attitude, nor arrive at that place that is opening its doors to me with a shitty attitude. Even if the bed seduces me and it feels great to be in it even if it's a shitty mattress. It's time to stop and do today's marathon again. Let's see if I get the hang of it. Let's see if I really do, as we say in my house: "the team always wins".
Thanks for reading me. Thank God for this community and the possibility to spit out whatever gnaws at me. God bless you.