Hola a todos!

Hay días en los que uno se pegunta, en medio de la desesperanza, como es que la vida puede llegar a depender de otros en términos de salud, que aún con la formación específica, como profesionales de la salud en todas las ramas, pueden llegar a no tener la empatía necesaria para tratar a una persona con alguna afección de salud.

Digo esto por una situación familiar, que puede extenderse a muchos pacientes en cama dentro de hospitales y clínicas.

Muchos de ellos pidiendo a gritos que les salven la vida...otros desesperanzados dejan de luchar para vivir, consumidos por la depresión y quizás porque realmente están desahuciados.

Quizás quienes están en mejores condiciones económicas gozan de mejores camas con cuartos individualizados, pero eso no indica que tengan mejores condiciones médicas, solo comodidad y eso es algo importante.

Los que están en hospitales públicos, aunque no cuentan con camas y cuartos individualizados, sin comodidad alguna, tienen la garantía de tener a la mano los especialistas necesarios para las afecciones qué tienen comprometidas de salud.

Sin embargo, lo anteriormente dicho, sobre la empatía, que es una valoración netamente subjetiva, puede verse en la atención que tienen estos pacientes en los hospitales públicos con los profesionales de la salud.

Hospitales qué están abarrotados desde las emergencias hasta las camas ocupadas en piso.

Todo esto sin abordar el tema que afecta a todos los que hacen vida dentro de los hospitales, tanto como servidores como pacientes. Como es el tema económico.

Lo cierto es que tengo una tía, que lleva más de dos meses internada en un hospital público, por el crecimiento de un tumor, por segunda vez, en su cabeza. Sin lograr en todo este tiempo sea operada.

Puedo decir que el tiempo ha hecho mella en su salud, ha perdido la vista y ya no puede caminar. Lo que indudablemente indica que su condición ha desmejorado perdiendo la motricidad, al punto que ya se resignó entre el dolor y las lágrimas, de dejar de vivir.

También que ya es la segunda operación que tendrían que hacerle en menos de dos años, puesto que la primera le fue extraído un tumor de 7x6 cm benigno. Una masa de grasa qué volvió a reproducirse con una velocidad enorme y que la tiene postrada en una cama.

Mi tía, es una de esos tantos pacientes que han pasado por la falta de empatía y quizás compromiso de parte de los especialistas.

Todo esto me lleva a pensar sobre la eutanasia. Y no lo digo por la situación de mi tía aun, que según los medios tiene 50 y 50 de probabilidad de salir bien de la operación cuando se la hagan, y de la posterior quimio terapia que tendrá que hacerse.

Lo de la empatía de profesionales de la salud hacia los pacientes en relación con la eutanasia, va por lo de hablarles con la verdad con la debida atención a los pacientes sobre su situación.

Me veo y pienso en negarme estar en una situación así, por nada del mundo quiero que mis seres más cercanos, primero me vean así, segundo evitarles el sufrimiento continuo de estar al pendiente de mi salud, dedicando tiempo que de seguro les afectara en lo productivo. Creo que no se lo merecen.

Es difícil quitarles parte de la vida a nuestros hijos en estas situaciones. Sonara egoísta para algunos y para otros será simplemente un deber que tienen los hijos para con sus padres, cuestión que no comparto en absoluto.

Estoy convencido que la vida es mucho más que todo eso y que a todos nos llega la vejez, y esa vejez tiene que ser para el disfrute.

Culmino mi reflexión con la letra de una canción de Víctor Heredia:

Nos vamos poniendo viejos

“Nos vamos poniendo viejos,
no hay remedio a esta verdad.
Cada vez nos cuesta menos
aceptar la soledad.

Nos vamos poniendo viejos
sin saber cómo es volar.
Sin probar un poco de libertad
sin saber cómo es la felicidad.

Nos vamos poniendo viejos
sin vivir en realidad.

Nos vamos poniendo viejos
y esto no es envejecer,
si yo nunca fui un retoño
no se bien lo que es crecer.

Nos vamos poniendo viejos
desde antes de nacer.
Sin probar un poco de libertad,
sin saber cómo es la felicidad.

Nos vamos poniendo viejos
sin vivir en realidad.

Nos vamos poniendo viejos
mi querido corazón,
cada día trae consigo
una nueva decepción.

Nos vamos poniendo viejos
sin vivir en realidad.”

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