Que arrecho que todo sea tan injusto para nosotras en la vida. Desde los trece años pasamos por esto varios días una vez al mes, la única manera de pararlo es saliendo embarazada, hacerte una cirugía o hacerte mayor. A las mujeres se nos ha inculcado desde siempre que debemos ser fuerte y aguantar, y esto lo digo durante todo el dolor físico máximo que logro sentir cada mes (no he dado a luz, así que sé que no es el máximo dolor que podría aguantar). Pero aquí estoy, acostada en mi cama durante todo el día, porque el dolor es tan insoportable que no quiero hacer más nada. Y me preguntó: ¿Cómo carajo he hecho durante 15 años para levantarme de la cama cada mes? Ir a trabajar, y al colegio y a la universidad, montarme en un autobús, presentarme ante los demás y que pareciera que no sufro nada. Aguantando el dolor durante horas o tomando algún analgésico para mitigar un poco el dolor.
Si me duele una muela, me podían dar el día libre, pero por dolor menstrual no. Recuerdo que cuando estaba en 8vo, la mayoría de mis compañeras habían empezado a menstruar y mi querido profesor de deporte "Pancho", nos daba permiso para faltar a clases si alguna tenía dolor menstrual, pero hacía la salvedad (porque hay muchas vivas) que solo podían una semana al mes, porque ajá... Pero solo lo hacía él, a todos los que vinieron después no les importaba como nos sintiéramos. Y tampoco era cuestión de que a los hombres no les importaba, nos metieron el chip de que teníamos que aguantar, que incluso otras mujeres te decían, "una pastilla y ya#". Yo he tenido amigas que pasaban noches enteras sin dormir porque no aguantaban el dolor, a otras que tenían que inyectarse porque ninguna pastilla le hacía efecto.
Y hablando de pastillas que no funcionan, hoy me he tomado como 3 que no me hacen nada. Y en el momento que estoy escribiendo esto, solo pienso en hacer el esfuerzo de pararme de la cama, a ir a buscar algo a la farmacia que pueda servirme de algo. aquí es cuando se ve el verdadero valor, la verdadera fuerza, esa que va más allá de los músculos atrofiados en un gimnasio, el dolor no se puede comparar con nada, pero aun así sacamos la fuerza para levantarnos de la cama y caminar 500 metros hasta la farmacia a buscar un medicamento y regresar caminando porque no tienes a nadie que haga esto por ti, y no es que no pueda hacerlo nadie más, es que literalmente, no hay nadie en esta bendita ciudad a la que pueda acudir que me traiga un ibuprofeno para calmarme este bendito dolor.
La cosa es tan grave, que nos ponemos tontas, torpes, olvidadizas, débiles, se nos bajan las defensas, queremos cariño y amor y que no nos critiquen por no querer pararnos de la cama. En este momento solo deseo dormir y no puedo, estoy cansada de todo. De hecho, los planes para hoy los cancelé, porque no iba a asistir a un sitio para sentirme mal, cuando todo el mundo va a estar disfrutando. Es terrible. Por fortuna, solo me moveré unos metros, porque con este tema de que el cerebro no funciona a cabalidad durante estos días, recordé que puedo pedir los medicamentos por delivery, ¿y por qué no?, un helado también, porque llegan los antojos, y solo lo obtendré si me lo regalo yo misma, porque así es todo en mi vida. Entonces llega el momento de pagar el delivery, el banco empieza a fallar y sale a colación lo que nadie quiere ver, a furia de una mujer menstruante, porque el PUTO BANCO NO QUIERE SERVIR PARA NADA.
Pasan los minutos, el helado derritiéndose y yo intentando hacer un pago móvil, mientras el dolor sigue allí, persistente. Ya llega el momento de irme y sigo cansada, sin fuerzas, ni gana, y el malestar en el cuerpo. Mejor no ir a ningún lado, porque cuando el cuerpo pide algo, hay que dárselo.
Y aquí estoy, después de este día, intentando subsistir, con el dolor pasando y estando segura de que mañana estaré mejor.
- Banner realizado en https://express.adobe.com/es-ES/sp/
- Footer hecho en Canva.