Para muchos de nosotros, el ser una persona influyente, sobre todo si ha logrado destacar en los canales digitales, es ser una persona persuasiva, entendido ambos conceptos como sinónimos, error que encontramos en abundante literatura del mercado.
Ahora bien, debemos entender que la persuasión es el proceso de lograr que otras personas vean lo que nosotros vemos, sientan lo que nosotros sentimos y perciban eso que nosotros percibimos sobre una idea, mientras que la influencia es la repercusión que alguien puede tener sobre otros, siendo la primera una acción intencionada, mientras que la segunda no amerita de ello.
Sé que para muchos es lo mismo, pero al revisar nuestra vida descubrimos que en muchas circunstancias nuestras palabras, acciones o ideas influenciaron sin ser nuestra intención el hacerlo, pero solo cuando nos enfocamos objetivamente es que logramos persuadir. En palabras de Ada Reyes
La diferencia entre los dos términos está en la voluntad aplicada.
Otro aspecto que nos permite diferenciar uno del otro, es el hecho de reconocer cuando otro desea persuadirnos, ante ello nos mostramos resistentes y alertas, mientras que la influencia fluye en nosotros sin resistencia ni condicionamientos.
Hago el alerta porque al comunicar debemos valorar cada proceso de manera objetiva, siendo la persuasión y la influencia dos de las cartas más poderosas que podemos jugar en el acto comunicativo, pero si no logramos diferenciarlas nos puede llevar a mal utilizarlas y no alcanzar nuestros objetivos.
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