In photography there is a certain point where art and life blend. Art is put at the service of other ways of making sense, even peeking behind the apparent veil of the "superficial." Senses sharpen to capture those invisible notes, sensitivity emerges, and only then can an image take on its real value and convey all that meaning. Beyond semiotic theory, this post aims to reflect on an aspect of major importance regarding the discourse behind a photographic image. Specifically, I would like to address portraiture and share some criteria that I have been able to consolidate through artistic experience.
Achieving a good portrait is complex, it is not enough to just have a good camera or mastery of technical aspects; it is also about what our model is able to convey, their commitment for the magic of the image to happen, and this is precisely what I want to focus on.
A portrait must, in my opinion, be able to attract the eye, tell a story, seduce, enchant. Beauty is not enough, nor is the harmonious balance of lights and shadows, the visual angle... there is much more.
My theatrical background has allowed me to understand and expand my concepts about artistry, significance, and impact. As a scenic designer, I learned to apply a narrative quality to the image that is always fundamental when creating the magic that captivates the viewer. Those who appreciate a photographic work are at the mercy of that intertextual theatricality that enriches the experience even more. It is on this concept and its possibilities that, I believe, the discourse should be generated.
When working with models in the studio, the preparatory work is vital to ensure a shot capable of influencing the viewer's senses and engaging with them. It is necessary to encourage the discourse of the character; our model is an actor on stage and as such must assume their performance. A cold, feigned pose is useless. The model must experience the emotion from within themselves that the sensitive eye behind the camera will or will not be able to capture later.
Exercises in emotional memory and mask work are two resources that are best applied for this purpose. In their execution, they both manage to trigger internal mechanisms so that the model's face and body convey that story and character and develop it in front of the camera. I believe the result in this regard is remarkable.
There are other elements that also come together in the complex process of creating a photographic work, much ground to cover regarding the theatricality that underpins an image, but I will address this in another post. I hope you found these insights interesting in some way and allow me to continue engaging in this beautiful community. Thank you for your time and reading, and I await your comments. Have a lovely day everyone!!!
All rights to posts and images belong to me.
Versión en Español
En la fotografía hay cierto punto en que arte y vida se confunden. El arte se pone al servicio de otras maneras de producir sentido, incluso, asoma tras el velo aparente de lo "superfluo". Los sentidos se aguzan para captar esas notas invisibles , la sensibilidad aflora y solo entonces una imagen puede cobrar su valor real y transmitir todo ese significado. Más allá de la teoría semiológica, este post pretende reflexionar sobre un aspecto de importancia mayor en cuanto al discurso tras una imagen fotográfica. Específicamente, me gustaría abordar el retrato y compartir algunos criterios que he podido consolidar desde la experiencia artística.
Lograr un buen retrato es complejo, no basta solo una buena cámara o el dominio de los aspectos técnicos, se trata también de lo que sea capaz de transmitir nuestro modelo, su entrega para que la magia de la imagen suceda, y sobre esto precisamente quiero detenerme.
El retrato debe ser, a mi entender, capaz de atraer al ojo, contar una historia, seducir, encantar. No basta la belleza, el balance armónico de luces y sombras, el ángulo visual ...hay mucho más.
Mi formación teatral me ha permitido entender y extender mis conceptos sobre lo artístico, lo significante, lo pregnante. Cómo diseñadora escénica aprendí a aplicar a la imagen una cualidad narrativa que es siempre fundamental a la hora de crear la magia que atrae al espectador. Quien aprecia una obra fotográfica está a merced de esa teatralidad intertextual que enriquece mucho más la experiencia. Sobre este concepto y sus posibilidades es que, entiendo, debe generarse el discurso.
Cuando se trabaja con modelos en estudio, es vital el trabajo de preparación que garantice una toma capaz de incidir en los sentidos del espectador y dialogar con él. Hay que propiciar el discurso del personaje; nuestra(o) modelo es un actor en escena y como tal debe asumir su performance. De nada vale una pose fría, fingida. Quien modela debe experimentar desde sí mismo la emoción que luego el ojo sensible tras la cámara será capaz o no de captar.
Los ejercicios de memoria emotiva y el trabajo de máscaras son dos de los recursos que mejor aplican para este fin. En su ejecución , ambos logran mover resortes internos para que el rostro, el cuerpo de la modelo disponga esa historia y personaje y lo desarrolle delante de la cámara. Creo que el resultado al respecto es notable.
Existen otros elementos que también se conjugan dentro del complejo proceso de creación de la obra fotográfica, mucha tela por dónde cortar en cuanto a esa teatralidad que sustenta una imagen, pero sobre ello volveré en otro post. Espero les haya resultado interesantes, de alguna manera, estas pinceladas y que me permitan volver a dialogar en esta hermosa comunidad. Les agradezco por su tiempo y lectura y espero sus comentarios. Lindo día para todos !!!
Todos los derechos sobre post e imágenes me pertenecen
Translated and formatted with [Hive Translator]
