It could be the case that we all, deep down, have a masochistic component, which drives us -not precisely towards sex delivered with pain, like the Marquis de Sade- but towards a moderate hedonism, in which, being aware or not, we let ourselves be carried away by small pleasures, which, like sweets, provide us with a moment of sweet well-being.
I suppose that, from this point of view, my hedonism is usually a tributary of those heterodox currents, always questioned by the guardian angels of good morals, who perhaps ignore, with egocentric partisanship, that they were the best incubator of the best Universal Literature of all time: the old taverns.
Pudiera darse el caso de que todos, en el fondo, tuviéramos un componente masoquista, que nos impulsara -no precisamente hacia el sexo parido con dolor, como al marqués de Sade- sino hacia un hedonismo moderado, en el que, siendo o no conscientes, nos dejáramos llevar por pequeños placeres, que cual golosinas, nos procuran un momento de dulce bienestar.
Supongo, que, desde este punto de vista, mi hedonismo suele ser tributario de esas corrientes heterodoxas, siempre puestas en tela de juicio por los ángeles custodios de las buenas costumbres, que quizás ignoren, con egocéntrico partidismo, que fueron la mejor incubadora de la mejor Literatura Universal de todos los tiempos: las viejas tabernas.
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