A menudo tenemos que reinventarnos en la cocina, por nuestros hijos. Se aburren rápido y a veces, ni siquiera les provoca comer nada. A mí, como mamá, me genera angustia porque mi hijo, está en una etapa en la que necesita alimentarse bien. Él es un adolescente de casi catorce años y como vivimos los dos solos, me encanta complacerlo; además porque es un excelente estudiante, un hijo maravilloso y un ser humano excepcional.

A él le encantan las papas fritas. Solamente fritas. No le gustan al horno, al vapor, en puré. No. Solo fritas. Esto es tedioso, así que en días pasados, le hice de merienda papas sancochadas, luego las sofrío en aceite de oliva y les coloco ajo en polvo, un toque de pimienta y cuando ya tienen un color bonito, las cubro con queso parmesano, retiro del fuego, las tapo y las dejo un ratito para que el queso se derrita. Esto le fascina a mi hijo (no sabe que las papas son sancochadas).