To get a tattoo, first of all, it seems to me that it is to break with a series of limits that culture, through its stereotypes, imposes, so that when I see a person who has a tattoo I think that behind any symbolism that the tattoo itself may contain, there is a person who has decided to "reveal" himself before some prejudices, thus breaking down some mental limits.

Once the mental limits are broken, we would enter the bodily ones, on what part of my body would I not tattoo? And this is the question that the friends who created the recently inaugurated community @TattooWorld, invite us to answer in their first initiative My body limit for Tattoos - Initiative, I invite you to enter and join this interesting exercise, I take the opportunity to invite especially the friends @rosahidalgo, @mosa71 and the friend @irvinc to share their impressions on the subject.

What are my body limits for tattoos?

I admit that when I read the question I almost took my hands to my private parts to cover them and protect them, because the tattoo-pain relationship is the first thing that comes up in me and I simply can't imagine myself getting those feelings of pain in such beloved and pampered parts.

However, as the days went by, the question kept on coming back to me and I thought: Well, if for me tattooing is something intimate, if I were to get one, it would have to be connected to the deepest part of that "I am", and the symbol I would choose would speak of my essence, my intimate parts would be a good place to get it done. So this body area is no longer untouchable, this is no longer my body limit.

I would not tattoo my face and precisely because of the sense of intimacy that I give to the tattoo, it would be something so mine, so mine, that I would not like to show it to the world.

Something to hide, possibly, ha,ha,ha,ha, Something to hide, it is not about that, the face is already our letter of introduction to the world, through it, with facial expressions, looks, gestures we constantly say who we are and I think that's enough.

On the other hand, the face, like us, changes with time, it becomes sweeter or harder according to the experiences we have and how we assume them. What will happen with that tattoo? It keeps talking about me or it will talk about who I was at some point.

Definitely, the tattoo and its permanence is not something I would take lightly, delve into what I want it to remain eternally on my body, its deep meaning and where to place it are elements to which I would pay much attention.

The moment is propitious for congratulate the creators of the community and wish them great success. I like the inclusive concept and the opportunity it opens up to get to know those nooks and crannies of culture in which I have little experience and which, nevertheless, fill me with curiosity because it is one more expression of what we are as humanity and as people. I drink with you and for you!

En Español

Tatuarse, de entrada, me parece que es romper con una serie de límites que la cultura, a través de sus estereotipos, va imponiendo, de allí que cuando veo a una persona que se ha tatuado pienso que detrás de cualquier simbolismo que pueda contener el tatuaje en sí mismo, se encuentra una persona que ha decidido “revelarse” ante unos prejuicios, derrumbando de esta manera algunos límites mentales.

Roto los límites mentales, entraríamos en los corporales ¿En qué parte de mi cuerpo no me tatuaría? Y esta es la pregunta que las amigas creadoras de la recién inaugurada comunidad @tattooworld, nos invitan a responder en su primera iniciativa My body limit for Tattoos – Initiative, te convido a que entres y te unas a este interesante ejercicio. Aprovecho la oportunidad de invitar especialmente a las amigas @rosahidalgo, @mosa71 y al amigo @irvinc a compartirnos sus impresiones sobre el tema.

¿Cuáles son mis límites corporales para los tatuajes?

Reconozco que cuando leí la pregunta casi que me llevo las manos hacia mis partes intimas para taparlas y protegerlas, pues la relación tatuaje-dolor es lo primero que aflora en mí y sencillamente, no me imagino, yo misma procurándome esas sensaciones de dolor en unas partes tan queridas y mimadas.

Sin embargo, con el transcurrir de los días la pregunta seguía dándome vueltas y pensaba: Bueno, si para mí el tatuaje es algo íntimo, que en caso de hacerme uno tendría que estar conectado con lo más profundo de ese “yo soy”, que el símbolo que escogería hablara de mi esencia, mis partes íntimas sería un buen lugar para hacérmelo. Por lo que ya esta zona corporal dejó de ser intocable, ya ese no es mi límite corporal.

Andando en esas cavilaciones surgió mi límite corporal, el rostro, no me tatuaría la cara y precisamente por ese sentido de intimidad que le otorgo al tatuaje, sería algo tan mío, tan mío, que no gustaría írselo mostrando al mundo.

¿Algo que ocultar?, posiblemente, ja,ja,ja, pero no se trata de eso, ya de por sí, el rostro es nuestra carta de presentación al mundo, a través de él, con las expresiones faciales, las miradas, la gestualidad decimos constantemente quiénes somos y considero que eso es suficiente.

Por otra parte, el rostro al igual que nosotros con el tiempo va cambiando, se vuelve más dulce o más duro según las experiencias que vamos teniendo y como las asumimos ¿Qué pasará con ese tatuaje? Sigue hablando de mí o hablará de quien fui en algún momento.

Definitivamente, el tatuaje y su permanencia no es algo que me tomaría a la ligera, profundizar en lo que quiero que quede eternamente en mi cuerpo, su significado profundo y donde ubicarlo son elementos a los que le prestaría mucha atención.

El momento es propicio para felicitar a las creadoras de la comunidad y les deseo grandes éxitos. Me gusta el concepto incluyente y la oportunidad que abre para conocer esos recovecos de la cultura en los que tengo poca experiencia y que, sin embargo, me llenan de curiosidad porque es una expresión más de lo que somos como humanidad y como personas. ¡Brindo con ustedes y por ustedes!

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Fuente de imágenes: Imagen de Brigitte Werner en Pixabay. Modificada en Canva

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