Un grandioso lugar
El mar es ese sagrado lugar que puede sanar todo malestar qué aqueje el cuerpo o el alma.
Desde niña me enseñaron a disfrutarlo, amarlo y sobretodo respetarlo. Hoy en día que mis rodillas han comenzado a doler, el mar ha sido como le bálsamo para aliviar y mitigar un poco mi dolor.
El sol, la arena caliente, el agua tibia, el aire y el propio espectáculo natural de ese inmenso paraíso, todo en conjunto hacen la magia para confortar las dolencias o malestares que cualquiera pueda sentir, al menos ese es mi caso.
Una historia bonita de mi vida
Cuando mis hermanos estaban pequeños, puedo recordar con exactitud, como mis padre de forma meticulosa recorría la playa buscando un lugar especial y cuando lo encontraba, comenzaba a cavar con ambas manos y lo limpiaba con mucha delicadeza, también el recitaba oraciones lindas y llenas de amor. Luego llamaba a mi mamá quién se encontraba con mi hermano en brazos y entre los dos comenzaban a frotar con arena tibia las piernas del bebé, para ambientarlo y finalmente dejarlo cómodamente acostado en su cuna de arena que mi padre había preparado para él.
Todo este proceso, solía hacerse muy temprano cuando el sol no estaba fuerte entre las 8 y 10 de la mañana. Este ejercicio se repetía por varios fines de semana, hasta que de forma increíble mi hermano se liberaba y comenzaba a gatear. Por ello, nuestros primeros pasos fueron en la arena del mar.
Yo crecí con esas enseñanzas y al caminar en la arena, mi memoria, comienza a recordar momentos y sensaciones increíbles que producen en mi satisfacción y calma. Es como si la arena tuviera memoria, y al conectarme con ella, me hiciera recordar que yo también aprendí a caminar jugando con ella, y que nunca permitió que me golpeara, porque siempre la arena amortiguaba mis caídas.
Volver al principio
Hoy cuando mis rodillas duelen, regreso a mi querido mar, conectándome con mi memoria y huellas de niña, encontrando alivio y con la firme creencia de que todo estará bien.
Volver a recordar mis primero pasos me llevan a desintoxicar mi mente, liberarme de algunas cargas y renovar mi energía, esa que me hace tan feliz y que me permite estar bien y sana. Me conecto con mi amada naturaleza, recuerdo la caricia de la brisa del mar y sus cálidas palabras en mi oído cuando me sumerjo en el mar y escucho su inmensidad.
Es como volver a vivir con mayor intensidad y armonía conectada con la arena, la brisa y el agua del mar.
Esta experiencia la comparto con mucho amor, con todos los que me leen y espero que puedan conectarse con aquello que los hacía feliz de niños y que lo retomen para compartirlo aquí en @liketu así como también sus @talentos.
Con cariño
Angelica7
A great place
The sea is that sacred place that can heal any discomfort that afflicts the body or soul.
Since I was a child I was taught to enjoy it, love it and above all respect it. Today, when my knees have started to hurt, the sea has been like a balm to relieve and mitigate my pain a little.
The sun, the hot sand, the warm water, the air and the natural spectacle of that immense paradise, all together do magic to comfort the ailments or discomforts that anyone may feel, at least that is my case.
A beautiful story of my life
When my brothers were little, I can remember exactly how my father would meticulously walk the beach looking for a special place and when he found it, he would start digging with both hands and clean it very delicately. He would also recite beautiful and meaningful prayers. love. Then I called my mother who was with my brother in her arms and between the two of them they began to rub the baby's legs with warm sand, to acclimate him and finally leave him comfortably lying in his sand crib that my father had prepared for him.
This whole process used to be done very early in the morning, when the sun was not strong between 8 and 10 in the morning. This exercise was repeated for several weekends, until incredibly my brother broke free and began to crawl. Therefore, our first steps were on the sand of the sea.
I grew up with those teachings and when walking in the sand, my memory begins to remember incredible moments and sensations that produce my satisfaction and calm. It's as if the sand had a memory, and by connecting with it, it made me remember that I also learned to walk by playing with it, and that it never allowed it to hit me, because the sand always cushioned my falls.
Back to the start
Today when my knees hurt, I return to my beloved sea, connecting with my memory and footprints as a child, finding relief and with the firm belief that everything will be okay.
Remembering my first steps again leads me to detoxify my mind, free myself from some burdens and renew my energy, the one that makes me so happy and that allows me to be well and healthy. I connect with my beloved nature, I remember the caress of the sea breeze and its warm words in my ear when I dive into the sea and listen to its immensity.
It is like living again with greater intensity and harmony connected with the sand, the breeze and the water of the sea.
I share this experience with a lot of love, with all those who read me and I hope that they can connect with what made them happy as children and that they take it back to share it here on @liketu as well as their @talentos.
Fondly
Angelica7
Fotografías: propias
Lugar: Mochima Estado Sucre 2023
Cámara: Dispositivo Móvil
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