«Cuando tú te quedes muda, cuando yo me quede ciego, nos quedarán las manos y el silencio», uno de los primeros poemas que leí en la niñez fue El Silencio de Andrés Eloy Blanco, no entendía, como ahora, el papel que podía jugar este elemento en una relación.

Nuestra amiga @damarysvibra, nos muestra la importancia del silencio como fuente de bienestar y yo he querido dar también mi aporte a este relevante tema.

Vengo de una familia materna (la paterna no la conocí) muy particular: unos eran muy callados y otros, muy ruidosos. Esto ocurría desde generaciones anteriores; mi mamá contaba que sus tíos se reunían en la pequeña sala, junto a su abuela, y solo se oía un suspiro de alguno; eso también lo conocí de mis tíos reunidos también con mi abuela. Podían estarse un rato, tomándose un café, concentrados cada uno en sus propios pensamientos, emitiendo algún sonido sin correspondencia, o algún breve parlamento para el cual realmente no esperaban respuesta, hasta que se iban retirando uno a uno.

Fui bastante tímida en mi niñez, hablaba poco, me costaba mucho hasta dar un simple saludo, con el tiempo fui superando esa debilidad y la conversación se volvió mi aliada, pero estoy segura de que no llego a ser bulliciosa: en grupos grandes suelo escuchar más y dejar para el final mi opinión, si hiciera falta, pero en pequeño grupo y dónde exista familiaridad puedo ser más locuaz.

El silencio es necesario para encontrarnos con nosotros mismos, aquietar los pensamientos y poder estar en paz es un verdadero privilegio.
Existe una comunión con el otro, cuando los ruidos del pensamiento han sido eliminados y podemos estar en perfecta armonía sin necesidad de decir palabras.

Me gusta mucho ese estado donde cada uno puede concentrarse en lo suyo: puedo pintar, leer o hacer alguna actividad manual sin interrupción pero cercanos, emocionalmente sanos y en perfecta comunicación; pero se me hace intolerable el silencio impuesto, ese que algunas personas aplican cuando se molestan por cualquier motivo. Me parece una actitud infantil o de inmadurez que agrava los conflictos.

Aprecio el silencio autoimpuesto cuando las palabras sobran, ese que necesariamente tiene que asumirse en un funeral, o en un teatro, creo que es de muy mal gusto desarrollar temas de conversación en estos contextos. Hay gente imprudente que cuenta sus asuntos personales a voz populi y prácticamente obliga a los demás a escuchar sus problemas, al igual que quienes son incompetentes comunicativos y exponen temas escabrosos sin tomar en cuenta si hay niños o personas sensibles. Esa gente debe callarse.

El silencio total puede llegar a ser insoportable, estamos tan inmersos en sonoridades de todo tipo que es prácticamente imposible eliminarlos por completo. Hay contextos donde la soledad y el silencio se casan y percibimos la majestuosidad del momento como un hechizo y los sonidos propios de ese entorno se vuelven arrullos para nuestros oídos. Imagínese, por ejemplo, ese momento donde nos quedamos solos en el mar, de espalda a la multitud, asumiendo la inmensidad del océano como si nos perteneciera, podemos abstraernos, meditar y reflexionar en la grandeza divina, igual ocurre cuando en medio de la sabana todo lo verde nos rodea y llena de regocijo. La grandeza de lo natural nos deja en silencio.

El silencio ante la noche, cuando decidimos levantarnos y dejarnos envolver por la quietud que nos rodea. En los momentos donde el estrés es la palabra cotidiana, las calles y transportes están llenos de música estridente a gran volumen, se valoran más los momentos donde podemos reconocer el silencio y sus maravillas.

En las relaciones interpersonales es bueno reconocer que no necesitamos contarlo todo, que muchas veces lo mejor es lo que no se dijo, que actuar por impulso o mal manejo de las emociones a «desahogarse» con cualquier persona puede ser un lamentable error, es mejor serenarse a solas, escribir y romper y cuando la calma esté presente, valorar de nuevo la situación, es lo más seguro que ya lo veamos de otra manera y estaremos muy agradecidos con nosotros mismos por haber guardado silencio.

Muy agradecida por tu lectura y comentario.

English version

"When you stay mute, when I go blind, we will have our hands and silence", one of the first poems I read as a child was El Silencio by Andrés Eloy Blanco, I did not understand, as now, the role that could play this element in a relationship.

Our friend @damarysvibra shows us the importance of silence as a source of well-being and I also wanted to give my contribution to this relevant topic.

I come from a very particular maternal family (I didn't know my father's): some were very quiet and others very noisy. This happened from previous generations; My mother used to say that her uncles would gather in the small living room, next to her grandmother, and only a sigh could be heard from one of them; I also learned that from my uncles, also reunited with my grandmother. They could stay for a while, having a coffee, each one concentrating on his own thoughts, emitting some unreciprocated sound, or some brief speech for which they really didn't expect an answer, until they left one by one.

I was quite shy in my childhood, I spoke little, it was very difficult for me even to give a simple greeting, with time I overcame that weakness and the conversation became my ally, but I am sure that I do not become boisterous: in large groups I usually listen more and leave my opinion for last, if necessary, but in a small group and where there is familiarity I can be more talkative.

Silence is necessary to find ourselves, quiet thoughts and be able to be at peace is a true privilege.
There is a communion with the other, when the noises of thought have been eliminated and we can be in perfect harmony without the need to say words.

I really like that state where everyone can concentrate on their own: I can paint, read or do some manual activity without interruption but close, emotionally healthy and in perfect communication; but I find the imposed silence intolerable, the kind that some people apply when they get upset for any reason. It seems to me a childish or immature attitude that aggravates conflicts.

I like the self-imposed silence when there are too many words, the one that necessarily has to be assumed at a funeral, or in a theater, I think it is in very bad taste to develop topics of conversation in these contexts. There are reckless people who tell their personal affairs to the public and practically force others to listen to their problems, as well as those who are incompetent communicators and expose rough topics without taking into account if there are children or sensitive people. Those people should shut up.

Total silence can become unbearable, we are so immersed in sounds of all kinds that it is practically impossible to eliminate them completely. There are contexts where solitude and silence marry and we perceive the majesty of the moment like a spell and the sounds of that environment become lullabies to our ears. Imagine, for example, that moment where we are left alone in the sea, with our backs to the crowd, assuming the immensity of the ocean as if it belongs to us, we can abstract ourselves, meditate and reflect on the divine greatness, the same happens when in the middle of the savannah everything green surrounds us and fills us with joy. The greatness of nature leaves us in silence.

The silence before the night, when we decide to get up and let ourselves be enveloped by the stillness that surrounds us. In moments where stress is the everyday word, the streets and transports are full of strident music at high volume, moments where we can recognize silence and its wonders are more valued.

In interpersonal relationships it is good to recognize that we do not need to tell everything, that many times the best thing is what is not said, that acting on impulse or poor management of emotions to "let off steam" with anyone can be a regrettable mistake, it is better calm down alone, write and break up and when calm is present, assess the situation again, it is most likely that we will already see it differently and we will be very grateful to ourselves for having remained silent.

Thank you very much for your reading and comment.