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Mientras me tomaba mi café, en mi tasa favorita, y no en el vaso plástico que me otorga la cafetería que queda en la esquina de mi oficina; observé con atención como en mi jardín las plantas estaban muy descuidadas, algunas en su nobleza mantenían su belleza y se aferraban a lo poco que quedaba de mi cuidado. Decidí, iniciar el día arreglando el jardín y mientras lo hacía pensaba en lo parecido que es nuestra vida a un jardín. Si te descuidas en el cuidado las plantas que ameritan agua diariamente en pequeñas cantidades para sobrevivir, esas serán las primeras en morir. Luego, seguirán las más fuertes, esas plantas que son resistentes a la sequía y el calor comienzan a sentir la ausencia del cuidador, cuando la tierra se endurece y se resquebraja sus raíces se secan y ella muere desde adentro.
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Otro aspecto que pude notar fue como la hierba mala se apoderaba de lo que antes eran flores y frutos, esa mala hierba inicia de forma muy sutil, aparecen de forma inesperada y poco a poco van ganando espacio, se adueñan de los espacios, asfixian a las plantas buenas y convierten todo lo que antes fue vida en un lugar desierto y lleno de tristeza. Inicié mi día arrancando la hierba mala, hidratando a las plantas que aún quedaban, podando los árboles que se resistieron en medio de mi ausencia y poco a poco, mientras con amor y agradecimiento recuperaba la vida de mi jardín sentí como mi propia vida se recuperaba con el.
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Hoy, me di cuenta de lo mucho que nos dejamos a nosotros mismos, que nos hacemos a un lado y que nos olvidamos del cuidado que necesitamos. Todos somos un jardín, nuestra vida se puede morir poco a poco mientras permitimos que la hierba mala se apodere de nuestra existencia en forma de pensamientos que nos atacan, nos rodeamos de mala hierba cuando escogemos mal a las personas que nos rodean, cuando permitimos situaciones que nos afectan y nos dañan. Cuando dejamos que se seque nuestra alma se muere poco a poco todo en nosotros y la muestra de ello se expresa en las heridas de nuestra piel y en el peso del daño que acumulamos.
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Nuestra vida es un jardín y nosotros somos los cuidadores, es en nosotros donde se encuentra la responsabilidad del cuidado diario y especialmente del amor que nos damos. En nosotros esta florecer, llenarnos de frutos, de flores, de frescura, color y vida. Somos jardineros, y, cuando nos descuidamos simplemente desaparecemos entre la mala hierba y la sed de la tierra que es la nuestra, la misma de nuestra propia vida.
Life and my garden.
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As I drank my coffee, in my favorite cup and not in a plastic cup provided by the coffee shop around the corner from my office. I observed carefully how in my garden the plants were very neglected, some in their nobility maintained their beauty and clung to the little that was left of my care. I decided to start the day by tidying up the garden and as I did so I thought about how similar our life is to a garden. If you neglect the plants that need daily water in small quantities to survive, they will be the first to die. Then, the strongest will follow, those plants that are drought and heat resistant begin to feel the absence of the caretaker, when the soil hardens and cracks its roots dry up and it dies from within.
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Another aspect, that I could notice was how the weeds took over what used to be flowers and fruits, these weeds start in a very subtle way, they appear unexpectedly and little by little they gain space, they take over the spaces, suffocate the good plants and turn everything that used to be life into a deserted place full of sadness. I started my day pulling weeds, hydrating the plants that still remained, pruning the trees that resisted in the midst of my absence and little by little, while with love and gratitude I recovered the life of my garden I felt my own life recovering with it.
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Today, I realized how much we leave to ourselves, that we put ourselves aside and forget the care we need. We are all a garden, our life can die little by little as we allow weeds to take over our existence in the form of thoughts that attack us, we surround ourselves with weeds when we choose the wrong people around us, when we allow situations that affect and harm us. When we let our soul dry out everything in us dies little by little, the sign of this is expressed in the wounds on our skin, and in the weight of the damage, we accumulate.
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Our life is a garden and we are the caretakers, it is in us where lies the responsibility of daily care and especially of the love we give ourselves. It is in us to bloom, to fill ourselves with fruits, flowers, freshness, color and life. We are gardeners, and when we neglect ourselves, we simply disappear among the weeds and the thirst of the earth that is ours, the same of our own life.