Hola amigos!
Espero tengan un bendecido día.
Algo que nos haga pensar, un reloj que despierte nuestro ser y nos saque del letargo rutinario en el que sin darnos cuenta estamos sumidos, siempre será edificativo. En nuestro caso, siento que esta iniciativa a la que nos invita
@selftheist es uno de esos "relojes edificativos", que sin lugar a dudas nos ayudará a mirar y encontrar respuestas que consciente o inconscientemente hemos estado buscando.
¿Por qué soy así?
Esta pregunta reflexiva me le hice en muchísimas ocasiones y fue una de las razones por la cuales decidí cambiar. Pero mejor "retrocedamos la cinta", como solíamos decir en los 80's y comencemos por el principio :)
Nací en un hogar hermoso, mis hermanos y yo fuimos niños amados y respetados por nuestros padres; sin embargo esto es algo que mi padre nunca podría haber dicho.
Papá
Papá fue el primero de nueve hermanos, mi abuela, una mujer de carácter fuerte, trabajadora quien solía decir nunca haber tenido "suerte con los hombres", algo que yo escuchaba de niña y que nunca entendí hasta que lo hice. Por su parte mi abuelo era un hombre de negocios quien infortunadamente "para él", nunca reconoció a papá como su hijo, ni tuvo la dicha de tener su compañía sino hasta muchos años más tarde.
Como primer hijo, papá tuvo que lidiar con los diferentes compañeros con los que mi abuela tuvo a bien compartir. Conoció el irrespeto tanto emocional como físico porque los señores se sentían con el derecho a golpearlo cuando cometía algún error y a vejarlo cada vez que querían, sin la intervención de mi abuela. Papá no estudió porque debía ayudar a la abuela en su venta de empanadas por la playa y en las diferencias actividades económicas necesarias para el sustento de él y sus hermanos, además de que, cuando pudo hacerlo, la pareja de la abuela en aquel entonces dijo que no iba "criar cuchillo para su propio pescuezo" (algo que aún no logro entender)
Entre maltratos de propios y ajenos papá se fue levantando; sin embargo, jamás trató mal a mi abuela ni mucho menos la abandonó. En la medida que fue haciéndose hombre, a pesar de las heridas de una crianza infame el siempre se decía, "cuando tenga hijos, jamás los trataré así, mis hijos no pasarán por lo que yo pasé", esto era algo que siempre recordaba.
Cuando cumplí 3 años, nos mudamos a una casa que aún no estaba terminada porque mi abuela necesitaba a papá cerca y de alguna manera, creo que papá no podía negarse a acompañarla. Por eso crecí bajo la sombra de mi abuela, de sus gritos de mujer que vivió frente al mar y sus peticiones que lucían como exigencias y que cumplíamos por respeto y por ser "la mamá de mi papá"
Mamá...
Mamá, es mayor que papá por tres años. Por ser la más pequeña de 11 hermanos era muy consentida. Mis abuelos tenían una hacienda y un gran abasto en "Churuguara", edo. Falcón. Mamá solía contarnos que ella "mamó tetica" hasta los tres años y que cuando quería, ella llamaba a mi abuelita Ramona con una señal de su dedito para que los clientes no se dieran cuenta y ella se sentaba sobre los sacos de mercancía y allí mismo le daban su ración de tetica (^-^).
Nunca pasó necesidad, ni supo lo que era el desamor o maltrato, sin embargo el hecho de ser la consentida de casa, fue algo que quedó en ella y que nunca pensó se acabaría al pasar el tiempo, cosa que tuvo que aprender. Mamá se casó, por capricho, a los 16 años. A pesar de los consejos de mi abuela y por el solo hecho de que sus hermanas mayores ya lo habían hecho, tomó la decisión, afortunadamente lo hizo con un señor que la trató muy bien y con el que estuvo casada 11 años. Nunca tuvieron hijos, el falleció y mamá se mudó a Caracas. Su cuñado (el hermano de su esposo), que también era casado con su hermana (mi tía) fue quien, curiosamente, le habló de mi papá y con el tiempo los presentó, se hicieron novios y, luego de un año de "constancia" e insistencia por parte de papá, se casaron.
Papá, siempre trató de tener todo en casa. Mamá como ama de casa le gustaba contar con las cosas cuando y donde las necesitara. Siempre fue así hasta que papá quedó desempleado. A pesar de que papá siempre fue trabajador y nunca nos faltó nada, se le complicó todo después de que quedó sin trabajo. Recuerdo que mamá siempre estaba de mal humor hasta que ella encontró trabajo. Pronto su sonrisa regresó. Papá por su parte comenzó su negocio de productos de limpieza y todo en apariencia regresaba a la normalidad.
Mientras esto pasaba yo, quien era la mayor de mis hermanos, estaba siendo testigo de toda esta suerte de pseudo bienestar, que al estar en peligro de desaparecer, sembraba el mal humor y la discordia. Mi mamá, desde mi punto de vista muy demandante y a papá, infortunadamente, le costaba responder a su ritmo.
Yo
Cuando formé mi propia familia, sin darme cuenta estaba repitiendo el patrón de conducta de mi mamá y me decía "Yo no creo estar exigiendo demasiado". Cuando las cosas no se hacían de la forma y al momento que lo decía, lo hacía yo misma, aunque para ello hubiese tenido que desatender lo que al momento estaba haciendo, creí que si yo no lo hacía,. nadie lo haría o que no quedaría bien. Llegué a cargarme tanto de todo, que me enfermé, pero aún así no entendía porque esto me estaba pasando. Actuaba de forma insensata, creyendo que era lo más correcto.
Un día de esos en los que uno se despierta y casi no puede ni abrir los ojos fui con la reflexóloga, quien además es mi amiga y mientras me examinaba tocó una parte de mi pierna que me hizo gritar como si me hubiesen dado un golpe muy fuerte, ella solo me dijo, "tienes que soltar". Sin haberle contado nada, ella sabía que mis nervios, mis emociones, toda yo estaba rota, en caos. Me dijo que ella sabía lo que amaba a mis hijos y que precisamente por ellos, debía dejarle a cada quien la responsabilidad de las cosas porque podrían pasar una de estas dos cosas, o me enfermaba (físicamente) más de lo que ya estaba o corría el riesgo de caer en depresión.
Después de darme sus recomendaciones me dijo que nadie me iba ayudar en lo que era mi tarea. Pregúntate que es lo más importante (lo que realmente importa) y actúa en consecuencia. Una de las cosas que hice fue reflexionar, y en ese reflexionar salieron preguntas como ¿Por qué actúo así? ¿Por qué después de ser una persona tranquila, hoy vivo nerviosa, cansada y llena de estrés? Sentí entonces que debía hacer un cambio radical, que necesitaba colocar en orden mis prioridades y que por sobre todas las cosas era necesario delegar, soltar. Sabía que esa no era una tarea fácil de llevar, sin embargo, paulatinamente, comencé a ver los cambios y, aunque hoy día continúo entre el ensayo y el error, se que estoy en el camino correcto.
Uno de mis más grandes aprendizajes ha sido que, para entender nuestro presente, es necesario preguntarle a nuestro pasado.