Saludos. El amigo @emiliorios en su excelente columna nos deja la invitación para compartir nuestras impresiones y aprendizajes durante el difícil tiempo de la pandemia. Les comento…
La pandemia fue para mí una situación completamente nueva e inesperada. Nunca había pensado que nos pudiera tocar un evento como ese, aún cuando en mis estudios de historia había conocido algunos casos de epidemias mundiales con consecuencias desastrosas.
Debo reconocer que para el momento del evento tenía una alta confianza en la capacidad de la ciencia y la tecnología para resolver problemas, y quizá me había acostumbrado a pensar que como humanidad siempre encontraríamos la solución, así fuesen las situaciones más complicadas.
Por eso una de las primeras cosas que me impactó fue tomar conciencia de nuestra vulnerabilidad; caer en cuenta de que un pequeño organismo microscópico era capaz de acabar con nuestra especie fue algo muy impresionante.
Otro asunto ligado con la vulnerabilidad fue el caos informativo. Internet siempre fue la gran posibilidad para encontrar información adecuada, pero en los primeros tiempos de la pandemia este gran recurso de comunicación sirvió para ampliar el clima de incertidumbre. Abundaban las fuentes no confiables con informaciones imprecisas y a veces malintencionadas.
En medio de ese clima de incertidumbre era muy difícil orientar a los demás. El sentido común indicaba que lo apropiado era hacer lo acostumbrado en caso de enfermedades contagiosas, esto es, propiciar el aislamiento…
Sin embargo, un conjunto de circunstancias atentaban contra la posibilidad de un aislamiento estricto.
En mi comunidad los primeros tiempos de la pandemia coincidieron con una época de mucha carestía, había dificultad para conseguir las bombonas de gas, los medicamentos, y escaseaban muchos alimentos. El miedo al contagio era grande pero la colaboración para resolver los problemas del día a día era una necesidad.
La gente se organizó lo mejor que pudo para asistir a los que presentaban síntomas de enfermedad, la mayoría de las personas no iban a los servicios de salud por las dificultades del traslado.
Conseguir los medicamentos no era fácil, por nuestra zona no había farmacias. La gente se ponía de acuerdo y si alguno iba a las farmacias de la ciudad se le encargaba lo que hubiera.
La solidaridad se convirtió en práctica cotidiana, se volvió una especie de sentido común. La gente tenía la intuición de que vivíamos una situación diferente, desconocida, y que para salir adelante todos teníamos que poner nuestro granito de arena.
No había necesidad de pedir colaboraciones, cada quien ofrecía lo que estaba a su alcance. Si tenía carro ofrecía transporte, si tenía gasolina la ponía a la disposición, si había que preparar algún alimento para dejarlo en la puerta de un enfermo se hacía sin ningún problema.
A nivel comunitario una de las grandes enseñanzas fue que en los momentos difíciles era mejor contar los unos con los otros, esto era más importante que cualquier diferencia que tuviésemos. La vivencia de la pandemia dejó fortalecido el espíritu de solidaridad.
En lo personal fueron muchas las enseñanzas que me dejó este período tan traumático. Fui de las personas que perdió familiares cercanos y amigos muy queridos…
Ver tanta gente querida irse de súbito me hizo tomar más conciencia de la brevedad de la vida. Saber que hoy estamos y que quizá mañana ya no me motivo serias reflexiones. La vivencia de la pandemia me hizo valorar más cada segundo de vida.
Por aquel tiempo también me di cuenta que muchas veces nos preocupamos por cuestiones intrascendentes y pequeñas.
Ante la posibilidad de perder la vida todo lo demás luce como muy pequeño. No hay problema cotidiano, financiero o de escasez que amerite horas de preocupación. No hay razón para inquietar nuestro ánimo por cuestiones pasajeras que seguramente se resolverán en algún momento.
A veces las personas necesitamos una fuerte sacudida para darnos cuenta que estamos siendo exagerados, que magnificamos los problemas y que desperdiciamos nuestras energías de manera innecesaria en asuntos que en realidad son males menores.
En ese sentido la pandemia fue positiva, a muchos nos movió el piso, nos motivo a tener perspectivas más amplias. De alguna manera la pandemia fue como esas maestras severas que nos ponen problemas difíciles para que activemos al máximo nuestras capacidades.
Gracias por tu tiempo.
Greetings. Friend @emiliorios in his excellent column leaves us the invitation to share our impressions and learnings during the difficult time of the pandemic. Let me tell you...
The pandemic was a completely new and unexpected situation for me. I had never thought that such an event could happen to us, even though in my history studies I had known some cases of world epidemics with disastrous consequences.
I must admit that at the time of the event I had a high confidence in the ability of science and technology to solve problems, and perhaps I had become accustomed to thinking that as humanity we would always find the solution, even in the most complicated situations.
That is why one of the first things that struck me was to become aware of our vulnerability; to realize that a small microscopic organism was capable of wiping out our species was very impressive.
Another issue linked to vulnerability was the information chaos. The Internet was always the great possibility for finding adequate information, but in the early days of the pandemic this great communication resource served to amplify the climate of uncertainty. Unreliable sources abounded with inaccurate and sometimes malicious information.
In the midst of this climate of uncertainty, it was very difficult to guide others. Common sense indicated that the appropriate course of action was to do what was customary in the case of contagious diseases, i.e., isolation...
However, a set of circumstances militated against the possibility of strict isolation.
In my community, the early days of the pandemic coincided with a time of great scarcity, there was difficulty in obtaining gas bottles, medicines, and many foodstuffs were scarce. The fear of contagion was great but collaboration to solve day-to-day problems was a necessity.
People organized themselves as best they could to assist those who presented symptoms of illness, most people did not go to the health services because of the difficulties of transportation.
Getting medicines was not easy, there were no pharmacies in our area. People agreed and if someone went to the pharmacies in the city, they would order whatever was available.
Solidarity became a daily practice, it became a kind of common sense. People had the intuition that we were living in a different, unknown situation, and that in order to get ahead we all had to do our bit.
There was no need to ask for contributions, everyone offered what was within their reach. If you had a car, you offered transportation, if you had gasoline, you made it available, if you had to prepare some food to leave at the door of a sick person, it was done without any problem.
At the community level, one of the great lessons learned was that in difficult times it was better to count on each other, this was more important than any difference we might have. The experience of the pandemic strengthened the spirit of solidarity.
Personally, I learned many lessons from this traumatic period. I was one of the people who lost close family members and very dear friends....
Seeing so many dear people leave suddenly made me more aware of the brevity of life. Knowing that we are here today and may be gone tomorrow gave me serious food for thought. The experience of the pandemic made me value every second of life more.
At that time I also realized that many times we worry about small and unimportant matters.
When faced with the possibility of losing one's life, everything else seems very small. There is no daily, financial or scarcity problem that merits hours of worry. There is no reason to fret our spirits over passing issues that will surely be resolved at some point.
Sometimes people need a strong jolt to realize that we are being exaggerated, that we are magnifying problems and wasting our energies unnecessarily on matters that are really minor ailments.
In that sense the pandemic was positive, it shook many of us up, it motivated us to have a broader perspective. In a way the pandemic was like those severe teachers who put difficult problems in front of us so that we activate our capabilities to the maximum.
Thank you for your time.
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