El amor en los tiempos del Covid/Iniciativa No. 8/Esa vida nuestra - Mi participación (Español/Ingles)

in #hive-1319512 years ago

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Un saludo amoroso para todos mis amigos de Hive, es un placer estar nuevamente con ustedes en la gran comunidad de Holos&Lotus, esta vez para la Iniciativa No. 8/Esa vida nuestra // El amor en los tiempos del Covid propuesta de la bellísima @charjaim. Definitivamente el tema de la pandemia sigue vigente, pues los estragos que genero a nivel social, familiar, laboral y económico, entre otros; son bastante visibles en nuestro día a día. Adoro poder hablar sobre esto, pues creo que aun en mi interior hay cosas que no he podido sanar del duro año 2020, aun al recordar ciertas cosas mis ojos se llenan de lágrimas, parece increíble todo lo que hemos resistido como especie y seguimos aquí dándole la cara a la vida.

Como a todo el mundo, a mí también me sorprendió el covid-19 y todos los cambios que trajo a su paso. En marzo del 2020 el primer golpe fue el confinamiento; mi compañera de vida había viajado el día antes al pueblo donde vivía su madre para pasar unos quince días con ella, nos despedimos y me dijo: Solo serán quince días amor. Lo cierto es que al día siguiente fue decretada la cuarentena total en Venezuela, y los quince días se convirtieron en dos largos meses de distancia y zozobra.

Lo que más recuerdo de los primeros días es el miedo, un miedo muy extraño que no había experimentado antes. La idea de no saber qué pasaría, cuánto tiempo tendríamos que estar así; los noticieros reventándome la cabeza con números, conteos sin fin de gente contagiada y de muertes; las llamadas por teléfono con mi compañera que nunca eran lo suficientemente largas, que nunca eran suficientes para llenar el vacío que sentía en mi interior; los problemas familiares que venía arrastrando durante años empezaron a respirar en mi nuca. El trabajo en pausa, los amigos en pausa, el amor en pausa; el Covid me había robado la calle, que por tanto tiempo fue el refugio para escapar del infierno que vivía en mi casa.

Hasta que en mayo una noticia se convirtió en el segundo golpe, el estado invento un sistema para “flexibilizar la cuarentena” se trataba de unos días de recreación fuera de casa, tomando las medidas de bioseguridad obligatorias. Con esto reactivaron el sector cultural y mi trabajo, de manera muy violenta, nos empezaron a exigir que saliéramos a la calle, de un día para otro, para brindar espacios de recreación, cultura y formación artística a las comunidades. Esto era lo que normalmente hacía en mi trabajo, pero después de dos meses de confinamiento, donde el terror había sido mi desayuno, almuerzo y cena; parecía una locura.

Vivo en el Táchira, un territorio que comparte frontera con Colombia, este estado fue receptor de miles de personas que habían migrado y se estaban regresando a Venezuela en las condiciones más precarias. Por ello, el gobierno ideo unos lugares llamados PASI (Punto de Atención Social Integral) allí albergaban a las familias que llegaban a través de la frontera, durante un periodo de tiempo en el que se pudiera descartar si venían contagiados; si salían positivos en las pruebas eran trasladados a los centros médicos, si en cambio la prueba era negativa, al paso de quince días eran enviados con sus familias en autobuses hasta los estados de origen. Yo me arme de valor, porque nunca me he quedado de brazos cruzados cuando la historia exige mi participación, así que comencé a trabajar en los PASI.

A los pocos días llego mi compañera de vida a la ciudad, se movilizo con mucho esfuerzo a lo largo de una carretera despiadada llena de fuerzas de seguridad. Así que ya no estaba sola para ir a los PASI, un amigo también se unió a nuestro equipo, los tres decidimos que haríamos “La Brigada Cultural: Con el arte al hombro” y con todo nuestro material de trabajo encima, nos trasladábamos caminando desde nuestros hogares a los PASI, las caminatas eran por más de una hora, pero cuando llegábamos al PASI y nos recibían todos esos pequeños niños, confundidos, aterrados y les empezábamos a brindar una atención, sabíamos que valía la pena.

Nuestro trabajo consistía en cantar, bailar y hacer juegos y dinámicas para las familias. Dibujábamos y hacíamos origami, también proyectamos cine en una vieja carpa. Las medidas de bioseguridad eran extenuantes. Teníamos que caminar esos largos trayectos con la mascarilla puesta, también bailar, saltar, cantar y animar a los niños sin quitárnosla. Y al llegar a casa, lavar la ropa, desinfectar con alcohol cada cosa que habíamos usado; pues los PASI eran los lugares de mayor riesgo, ya que las personas que llegaban por la frontera venían de condiciones difíciles y habían estado muy expuestas a cualquier tipo de contagio. Más tarde hicimos las mismas actividades en las comunidades cercanas.

En todo el estado “La Brigada Cultural: Con el arte al hombro” fue la única que se activó, tanto en los PASI como en las comunidades, pues nuestros compañeros de trabajo tenían miedo de contagiarse, y tenían toda razón pues el riesgo siempre estaba allí, aunque se tomaran todas las medidas. Luego desarrollamos un plan vacacional virtual, con contenido de calidad, que atendió a niños, niñas y adolescentes durante tres semanas. La atención era similar a la que ofrecíamos de manera presencial, pero todo a distancia. Muchos niños participaron y enviaban los resultados a diario.

No sé si todo esto me convierta en una de las protagonistas de este capítulo de la historia, a veces creo que ni siquiera las personas en mi trabajo valoraron el gran esfuerzo, físico, mental, emocional y material que hicimos desde la brigada para brindar todas estas atenciones. Pero de lo que estoy segura es que fue un acto de amor, estar en las calles nuevamente, llevando un poco de alegría a esas familias que tanto lo necesitaban, derrotaban cualquier miedo que podíamos tener. Y por supuesto la gente nos lo retribuía con sus risas, amor y atenciones.

También estoy segura de que todo esto que hemos vivido desde el 2020, de manera individual y colectiva nos ha cambiado. A mi particularmente me cambio mucho, me conecto conmigo misma de una manera que no puedo explicar. Ahora me siento más fuerte, más decidida, más madura; en plena cuarentena tome decisiones radicales que cambiaron mi vida material para siempre. Me aleje de las personas que me hacían daño, sin importar que fueran mi familia. Me mude en plena cuarentena, sin dinero y con el carro inactivo por gasolina, que justamente en la pandemia fue privatizada.

Me ayudo la gente, mis conocidos y amigos, todos me echaron una manita para poder salir de la trampa violenta en la que estaba. Y sé que nada de esto habría sido así, de no haber sido por la pandemia, que nos enfrentó con la vida y también con la muerte, que nos hizo más fuertes y más sensibles, que nos recordó nuestra fragilidad y brevedad de la vida. Hay tanto por decir, que nunca parece suficiente.

Esta es una de las experiencias que puedo contar con mucho amor y orgullo. Espero les guste, les dejare acá abajo algunos videos con los registros fotográficos de las actividades que hicimos tres locos llenos de amor en medio de una pandemia asesina.

Contenido original del autor.
Recursos: Tableta ZTE E10Q
Fotos propias
Traducido con Deepl.com
Todos los derechos reservados || @jetta.amaya// 2023


Love in the times of the Covid/Initiative No. 8 / That life of ours - My participation (Spanish/English)

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A loving greeting to all my friends of Hive, it is a pleasure to be with you again in the great community of Holos&Lotus, this time for the Initiative No. 8/Esa vida nuestra // El amor en los tiempos del Covid proposed by the beautiful @charjaim. Definitely the subject of the pandemic is still in force, because the havoc it generated at social, family, work and economic level, among others; are quite visible in our day to day. I love being able to talk about this, because I think that even inside me there are things that I have not been able to heal from the hard year 2020, even when remembering certain things my eyes fill with tears, it seems incredible how much we have resisted as a species and we are still here facing life.

Like everyone else, I too was surprised by covid-19 and all the changes it brought in its wake. In March 2020 the first blow was the confinement; my life partner had traveled the day before to the town where her mother lived to spend a fortnight with her, we said goodbye and she told me: It will only be fifteen days love. The truth is that the following day the total quarantine was decreed in Venezuela, and the fifteen days turned into two long months of distance and anxiety.

What I remember most about the first days was the fear, a very strange fear that I had not experienced before. The idea of not knowing what would happen, how long we would have to be like this; the news programs bursting my head with numbers, endless counts of infected people and deaths; the phone calls with my partner that were never long enough, that were never enough to fill the emptiness I felt inside; the family problems I had been dragging for years began to breathe in the back of my neck. Work on pause, friends on pause, love on pause; the Covid had stolen the street from me, which for so long was the refuge to escape from the hell I was living at home.

Until in May a news became the second blow, the state invented a system to "relax the quarantine" it was a few days of recreation away from home, taking the mandatory biosecurity measures. With this they reactivated the cultural sector and my work, in a very violent way, they began to demand that we go out into the street, from one day to the next, to provide spaces for recreation, culture and artistic training to the communities. This was what I normally did in my job, but after two months of confinement, where terror had been my breakfast, lunch and dinner; it seemed crazy.

I live in Táchira, a territory that shares a border with Colombia, this state was the recipient of thousands of people who had migrated and were returning to Venezuela in the most precarious conditions. For this reason, the government devised some places called PASI (Point of Integral Social Attention) where they sheltered the families that arrived through the border, during a period of time in which they could rule out if they were infected; if they tested positive they were transferred to medical centers, if the test was negative, after fifteen days they were sent with their families in buses to their states of origin. I took courage, because I have never stood idly by when history demanded my participation, so I began to work in the PASI.

A few days later my life partner arrived in the city, she mobilized with a lot of effort along a ruthless road full of security forces. So I was no longer alone to go to the PASI, a friend also joined our team, the three of us decided that we would do "The Cultural Brigade: With art on our shoulders" and with all our work material on us, we would walk from our homes to the PASI, the walks were for more than an hour, but when we arrived at the PASI and we were received by all those little children, confused, terrified and we began to give them attention, we knew it was worth it.

Our work consisted of singing, dancing and making games and dynamics for the families. We drew and made origami, we also projected movies in an old tent. The biosecurity measures were strenuous. We had to walk those long distances with our masks on, as well as dance, jump, sing and encourage the children without taking them off. And when we got home, we had to wash our clothes and disinfect with alcohol everything we had used, because the PASI were the most risky places, since the people arriving by the border came from difficult conditions and had been very exposed to any kind of contagion. Later we did the same activities in nearby communities.

In the whole state, "La Brigada Cultural: Con el arte al hombro" was the only one that was activated, both in the PASI and in the communities, because our coworkers were afraid of getting infected, and they were right, because the risk was always there, even if all the measures were taken. We then developed a virtual vacation plan, with quality content, which served children and adolescents for three weeks. The care was similar to what we offered in person, but all at a distance. Many children participated and sent the results daily.

I do not know if all this makes me one of the protagonists of this chapter of the story, sometimes I think that not even the people in my job valued the great effort, physical, mental, emotional and material that we made from the brigade to provide all this care. But what I am sure of is that it was an act of love, to be on the streets again, bringing a little joy to those families who needed it so much, defeated any fear we might have had. And of course the people repaid us with their laughter, love and attention.

I am also sure that everything we have experienced since 2020, individually and collectively, has changed us. For me in particular it has changed me a lot, I connect with myself in a way that I can't explain. Now I feel stronger, more determined, more mature; in my forties I made radical decisions that changed my material life forever. I moved away from the people who were hurting me, even if they were my family. I moved in the middle of quarantine, with no money and with my car idle for gasoline, which was privatized during the pandemic.

People helped me, my acquaintances and friends, they all gave me a little help to get out of the violent trap I was in. And I know that none of this would have happened had it not been for the pandemic, which confronted us with life and also with death, which made us stronger and more sensitive, which reminded us of our fragility and the brevity of life. There is so much to say, it never seems enough.

This is one of the experiences that I can tell with much love and pride. I hope you like it, I will leave below some videos with the photographic records of the activities that we three crazy people full of love did in the middle of a killer pandemic.

Original content by the author.
Resources: Tablet ZTE E10Q
Own photos
Translated with Deepl.com
All Rights Reserved || @jetta.amaya// 2023

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Extraordinaria labor, un trabajo encomiable que dejó huellas en ti, tu equipo y las personas que salieron un rato de sus pensamientos caóticos para refrescar su mente. Me contenta haberme enterado de esta labor. He disfrutado tus líneas y revivido momentos de angustia por no poder movilizarme

Un fuerte abrazo y muchas gracias por contarnos.

Fue un placer participar en esta iniciativa querida @charjaim, compartir esta experiencia es catártico. Un fuerte abrazo y gracias a ti por abrir estos espacios.

Recuerdo esos días tristes, un momento de apoyo y de distracción para las personas que estaban en los Puntos de Atención, especialmente los niños fue un acto de amor maravilloso. Se arriesgaron a contagiarse pero llevaron risas y alegría a los que necesitaban.

Me dio gusto pasar a visitar tu publicación... Un abrazo infinito 😘 💜

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Tomar la decisión de salir y atender los diferentes espacios no fue fácil, pero al empezar no paramos, todos nos dábamos ánimo, y ver las sonrisas y recibir tanto amor me recargaba y me entusiasmaba. Agradezco tu visita y tu bello comentario. Un abrazo infinito igual querida amiga.