¡Saludos lectores!
El año 2025 ha empezado de una manera inesperada y llena de emociones contradictorias para mí. Los primeros días de este nuevo año han sido una verdadera montaña rusa de sentimientos, donde la dualidad se ha hecho presente de una manera muy marcada.
Por un lado, he tenido el privilegio de reencontrarme con antiguos amigos que habían dejado la ciudad en busca de nuevas oportunidades en sus vidas. La alegría de volver a compartir momentos con personas que formaron parte de mi pasado ha sido indescriptible. Recordar viejas anécdotas, reír juntos y revivir la complicidad que solíamos tener ha sido un regalo inesperado que me ha llenado el corazón de gratitud.
Sin embargo, esa felicidad se ha visto opacada por la tristeza y la nostalgia que siento al tener que despedirme de mis hermanos y mi papá, quienes han tomado la difícil decisión de emigrar a Brasil en busca de un futuro mejor. Saber que pronto estarán lejos de mí, en un país desconocido y lejos de nuestro hogar, ha hecho que mi corazón se llene de incertidumbre y melancolía.
El contraste entre estos dos acontecimientos ha sido abrumador. Por un lado, la dicha de reencontrarme con viejas amistades, la emoción de revivir momentos felices y la esperanza de que esta reunión sea solo el inicio de una nueva etapa llena de risas y complicidad. Y por otro, la tristeza de despedirme de parte de mi familia, de ver cómo mis seres queridos se alejan de mi vida para empezar de cero en un país extranjero.
En medio de esta dualidad emocional, me encuentro en un mar de sentimientos encontrados. La alegría y la tristeza se mezclan en mi corazón, creando un torbellino de emociones que me hacen sentir a la deriva. No sé cómo lidiar con estas sensaciones tan opuestas, cómo encontrar el equilibrio entre la felicidad y la melancolía que me invaden, la sensación de stock es inconmensurable.
Pero sé que, a pesar de todo, estos primeros días del año 2025 serán inolvidables. El reencuentro con amigos queridos y la despedida de mi familia marcarán un antes y un después en mi vida, recordándome la importancia de la amistad, del amor y de la valentía de seguir adelante, a pesar de las adversidades que se presenten en el camino.
Así que, con el corazón dividido entre la alegría y la tristeza, me dispongo a vivir cada día con intensidad, a aprovechar al máximo cada momento con aquellos que amo y a recordar que, aunque la dualidad sea parte de la vida, siempre habrá espacio para la esperanza y la felicidad.
Por lo rato he botado por llevar todo esto bajo total control, paz y tranquilidad. Compartir con ambos, de hecho visitar a mi papá y compartir con mi hermano me han hecho acercarme más a ellos.
Claro, no si sea la última vez que los vea en mi vida, eso me abruma, pero no hay nada que pueda hacer, son seres humanos que tienen derecho a decidir qué hacer con su futuro.
Por otra parte, comparto con mis amigos, los cuales no sabía de ellos desde hace años y pasar un buen rato
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