Que difícil es sentirse enamorado y luego darse cuenta de que en realidad nunca lo estuve…
Cuando iba a la secundaria lo único que me llamaba la atención eran las matemáticas, las amaba mas que cualquier otra materia, todos decían que era un ratón de biblioteca, pero pasó mucho tiempo antes de que me diera cuenta de que en realidad lo que mas me gustaba era llamar la atención. Ya saben recibir diplomas de participación no era suficiente, siempre quería ser el mejor en todo, pues de alguna manera estaba condicionado a que así fuera. El refuerzo constante de las felicitaciones de los maestros, habían hecho de mi un esclavo. Apenas empezaban a salir los primeros rayos del sol y yo ya estaba leyendo, tomando notas e imaginando como sería el día que reconocieran mi esfuerzo.
Un día de enero todo cambió, el frío calaba en los huesos y mi corazón latió mas fuerte por primera vez al ver a una chica, me encantaban sus ojos color aceituna y su tez blanca, su delgado cuerpo la hacía poco atractiva para los demás, al parecer, pero para mi era la mujer con la que quería casarme. Así es, apenas si tendría trece años y ya pensaba en casarme. La veía todos los días desde mi pupitre en la secundaria e imaginaba que era mi novia. Me gustaba tanto que quedaba paralizado cuando estaba cerca de mi, y yo que era el primer lugar en oratoria y maestro de ceremonias en todas las asambleas, no decía ni una palabra delante de ella.
Con el tiempo, empecé a sentirme triste por no tener el valor de hablarle, hasta que un día su hermano me instó a que le hablara. Al parecer todos se habían dado cuenta que esa chica me gustaba. Habría pasado casi un año planeado como acercarme cuando al fin lo decidí, la alcancé como pude, pues caminaba exageradamente rápido. Le dije que me gustaba y que quería conocerla un poco mas para ver si algún día podríamos casarnos. Si, ya se lo que están pensando, estaba tan nerviosos que en lugar de proponerle noviazgo, le había propuesto matrimonio. La respuesta era la mas esperada, tan solo me dijo que no y se retiró sin titubear ni un poco.
Ese día lloré como un niño y sentí que mi vida se había acabado, la mujer de mis sueños me había rechazado. Desde entonces me convertí en @nocturnus, una versión de mi que aceptaba el dolor como penitencia por mi estupidez.
Pasaron los años, ya iba al bachillerato. Empecé a perder el interés en los libros. Entonces empecé a reflexionar, porque razón antes me gustaba tanto estudiar y ahora no. Como no tenía confianza de hablar de esto con nadie, entré a la biblioteca y me puse a investigar. Fue cuando empezó mi interés en la psicología, Empecé a leer algunos libros sobre la teoría psicodinámica de Freud y la verdad me parecieron inútiles. Después empecé a leer sobre el conductivo y al fin encontré la respuesta, mi interés por el estudio no era mas que una conducta condicionada, en realidad no era algo que yo estuviera decidiendo.
Luego de tantos años aún sentía dolor en mi corazón por aquél rechazo en la secundaria, pero un día quise racionalizarlo. Nuevamente entré en la biblioteca y me puse a investigar sobre el amor. ¿Que es el amor? ¿Porqué aún me siento enamorado y mal correspondido? Fueron varias semanas las que pase leyendo varias teorías hasta que encontré una que mas o menos me lo explicaba. Según el autor, amor es cuestión de tres elementos, atracción física (eros), sentimiento de apego emocional (ágape) e interés en el bienestar del otro (caridad) y además un gran conocimiento de la otra persona y de uno mismo.
Empecé a analizar cada uno de estos aspectos y fue cuando me di cuenta de varias cosas que explicaban mi fracaso, primero reconocí que yo era una persona egocentrista y egoísta, solo pensaba en mi mismo, no pensé en ella y en sus sentimientos, pero que además de no conocerla a ella realmente, no me conocía a mi mismo. Ahí fue donde empezó mi camino del auto conocimiento, me la había vivido llenando las expectativas de los demás sin plantearme que era lo que yo en realidad quería.
Pasaron muchos años, leí muchos mas libros, hasta que un día conocí en realidad al amor de mi vida, con las que tuve dos hermosos hijos y con la que sigo felizmente casado.
Reflexión
fotografías cortesía de Pixabay