** Se te dio esta vida, porque eres lo suficientemente fuerte para vivirla.**
— Robin Sharma
Érase una vez... Parece que todos los cuentos comienzan por frases como estas... había un viejo faro en lo alto de un despeñadero, rodeado por el vasto océano pacífico, cerca de Isla de Pascua.
Durante muchos años, la persona encargada, había cumplido su deber de guiar a los barcos en la oscuridad de la noche, sin embargo, con el tiempo, los avances tecnológicos lo volvieron obsoleto, haciendo que los grandes barcos ya no necesitaran su luz para navegar sin encallar o golpear otra nave en el agua.
El farero siempre se encontraba solo y su única compañía eran las olas que golpeaban la costa, algunas aves que buscaban refugio y el viento que susurraba añoranza, la nostalgia de volver a los mejores tiempos. Durante el día, las gaviotas pasaban de vez en cuando, pero nunca se detenían por mucho tiempo. La soledad se volvió su fiel compañera, y cada día se sumergía más en sus pensamientos, recordando los tiempos de bonanza y de felicidad por haber obtenido este empleo.
Una noche, cuando el mar estaba embravecido, un barco naufragó cerca de la costa. El empleado del faro, a pesar de la caída en desuso, encendió su luz y dirigió su haz luminoso hacia el mar tormentoso. Los marineros, sorprendidos por la luz inesperada, pudieron encontrar su camino hacia la seguridad que la costa brindaba.
Desde ese mismo día, el encargado de aquel envejecido faro, comprendió que todavía su propósito no había desaparecido por completo. Su corazón se llenó de una nueva luz esperanzadora, pues, aunque ya no fuera necesario para la navegación, todavía podía salvar vidas en momentos de peligro.
¡Qué satisfacción tan grande el poder ayudar a otros!
La soledad que lo había consumido paulatinamente comenzó a desaparecer, y encontró consuelo al saber que, aunque totalmente solitario, incluso tenía un propósito muy valioso.
De esta manera, el viejo farero, aprendió a convivir con su soledad, transformándola de noches oscuras y solitarias, en una fuente de fortaleza y sabiduría.
Y, aunque ya no era el faro más importante del mundo, ni el más hermoso e imponente, seguía brillando con una luz única y especial que iluminaba el camino de aquellos que lo necesitaban.
A pesar de que en algún momento de tu vida te sientas solo, recuerda que, tu luz es única, y que también es necesaria para iluminar la vida de otros marineros que han encallado su navío, en aguas pocos profundas y desconocidas.
Todos tenemos un propósito en la vida; Solo falta que descubramos cuál es, y hallar nuestro camino a la felicidad.
Esta iniciativa semanal, llamada Encuentro de Talentos, es un programa donde puedes promocionar tu publicación y a la cual todo están invitados a participar cada martes. Si deseas hacerlo, puedes dar clic en el siguiente enlace: Encuentro de Talentos, y conoce las bases de esta maravillosa iniciativa.
This life was given to you, because you are strong enough to live it.
—Robin Sharma
Once upon a time... It seems that all stories begin with phrases like these... there was an old lighthouse at the top of a cliff, surrounded by the vast Pacific Ocean, near Easter Island.
For many years, the person in charge had fulfilled his duty of guiding ships in the darkness of the night; however, over time, technological advances made him obsolete, making large ships no longer need his light to navigate without running aground or hitting another ship in the water.
The lighthouse keeper was always alone, and the only company he had were the waves that hit the coast, some birds that sought refuge, and the wind that whispered longing and the nostalgia of returning to the best times. During the day, seagulls passed by from time to time, but they never stopped for long. Solitude became his faithful companion, and every day she immersed herself more in his thoughts, remembering the times of prosperity and happiness for having obtained this job.
One night, when the sea was rough, a ship was wrecked near the coast. The lighthouse employee, despite the fall into disuse, turned on his light and directed his light beam toward the stormy sea. The sailors, surprised by the unexpected light, were able to find their way to the safety that the coast provided.
On that same day, the person in charge of that aging lighthouse understood that his purpose had not yet completely disappeared. His heart was filled with a new hopeful light, for, although he was no longer necessary for navigation, he could still save lives in times of danger.
What great satisfaction to be able to help others!
The loneliness that had consumed him gradually began to disappear, and he found comfort in knowing that, although completely alone, he still had a very valuable purpose.
In this way, the old lighthouse keeper learned to live with his loneliness, transforming it from dark and lonely nights into a source of strength and wisdom.
And, although he was no longer the most important lighthouse in the world, nor the most beautiful and imposing, he continued to shine with a unique and special light that illuminated the paths of those who needed it.
Even though at some point in your life you feel alone, remember that your light is unique and that it is also necessary to illuminate the lives of other sailors who have run their ship aground in shallow and unknown waters.
We all have a purpose in life; We just need to discover what it is and find our way to happiness.
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