"Dime con quién andas, y te diré quién eres" | "Tell me who are you with, and I will tell you who you are"

Este dicho es bastante famoso y parece que es parte de un trend en Tiktok.

Me llamo la atención que ya he visto varios videos sobre ello donde algunas personas dicen que prefieren tener una compañía sana, mientras que otros en comentarios debaten que puedes juntarte con quien quieras mientras tengas valores y principios, no cometerás los mismos errores que ellos.

Sin duda, para mí ambos tienen razón.

Cuando era adolescente estudiaba en una escuela pública, lo que se conoce como "secundaria" en otros lugares, y aquí en Venezuela como "liceo". En aquellos años la educación era diferente, tenía excelentes profesores, siempre estaba entusiasmada por conocer qué será lo próximo que nos enseñarán. De hecho, era muy buena estudiante, y mis materias favoritas eran química, física, geografía e historia.

A pesar de ello, los chicos buenos eran contados con los dedos de una mano. La mayoría eran un poco rebelde, principalmente por la inmadurez propia de la adolescencia. Fumaban, tomaban, consumían algunas cosas que no se deben solo para "probar", hacían de las suyas, por lo que nos castigaban a la sección completa.

Conocía a toda la sección, no considero que haya sido popular ni nada, pero sí bastante nerd. Hablaba con todos, eso siempre lo he tenido. Así que conocía un poco de cada grupo.

A pesar de que era sociable, la realidad es que no tenía un grupo fijo, y era un poco solitaria. Iba de allá para acá. No sentía que existía para mí un lugar en el liceo, porque mi sueño adorado era encontrar chicas como yo que amaran leer todo el día. No me pasó. Lo que encuentro gracioso porque era un poco fantasiosa.

Así que me juntaba con quien podía hacer las actividades, por lo general, me la pasaba con dos grupos. Uno de ellos, eran terribles, pero, buenos estudiantes. Nada mal, además de que todo se hacía en grupo, por lo que necesitaba estar con otras personas.

Pero, a pesar de todo esto, yo nunca hice lo mismo que los demás. Y mamá siempre estuvo muy al pendiente de mí.

Sobre ello, una vez castigaron a todos por pegar plastilina en el techo. La habíamos llevado para hacer algún sistema, quizá el digestivo del cuerpo humano en biología. Y todos enloquecieron. Pensé que estaban todos locos, aunque me reí de sus locuras, no participé. No le vi mucho sentido, y yo quería llegar a casa con la plastilina completa y así hacer manualidades con ella.

Nos mandaron a hacer una cartelera como castigo.

Así pasamos el bachillerato, aunque acepto que son historias para recordar que no fue tan aburrido.

Actualmente, no tengo contacto con ellos, tomamos caminos separados, aunque vivimos algunos en la misma ciudad.

Con el tiempo, las cosas cambiaron un poco. Me fui volviendo un poco más selectiva con mis amistades. Empecé a acercarme a lo que quería, y a las personas que quería, por diversos motivos sobre los que ya te he contado aquí en mi blog.

Y llego a la conclusión de que en un punto de nuestra vida aplicamos el "juntarnos con determinadas personas no nos hace ser igual que ellos", es cierto. Hasta que creces y te das cuenta de que es cierto, pero, cuando quieres avanzar y esas personas siguen con un comportamiento que no compartes, piensas en que quizás debes de acercarte más a un grupo que comparta los mismos intereses.

Con esto no quiero decir que dejes de hablarles ni nada por el estilo, porque es absurdo.

Un ejemplo es con alguien que tenga vicios, o una persona que genera demasiados problemas. ¿Son las personas que necesito a mi lado? ¿Me convienen?

En la adultez es diferente, te lo piensas más, y entiendes ese dicho que tanto le gusta a los padres.

Cosas que en algunos momentos de la vida no entendemos por qué no tenemos la madurez suficiente, pero, después de muchas experiencias y años, sí.