Cuenta la leyenda que en una antigua tribu indígena de América del sur, vivía una joven apasionada por la naturaleza y por ayudar a las personas de su tribu. Su nombre era Luna.
A medida que pasaba el tiempo fue notando que las personas ya no se le acercaban como antes. Se sentía sola y por dentro sentía un enorme peso que no entendía.
En las tardes se le veía pasearse por la selva entre animales y plantas. Solitaria y con un paso triste pasaba los días.
Una tarde se encontraba cerca del río, escuchó un ruido y pensó que era un depredador, así que se ocultó. Frente a sus ojos negros, expresivos y brillantes se encontraba un joven muy parecido a ella. Por las pieles que lucía parecía venir de lejos.
Mientras la muchacha intentaba escapar detrás de los árboles, el joven la vio y se apareció frente a ella. Ya no tenía salida, así que se quedó inmóvil.
Sus ojos oscuros se encontraron con los del joven, que eran claros como el agua. Se sintió tranquila y segura. Su abuela le enseñó que los ojos son la ventana del alma y lo que vio en ese joven misterioso fue pureza.
Cuando el muchacho vio el medallón que colgaba del cuello de la hermosa joven, se dio cuenta de que era la mujer de hielo. Así le llamaban en las tierras lejanas de las que venía él. Según los cuentos de la gente, la mujer de hielo era capaz de congelar todo lo que tocaba, por eso las personas mantenían su distancia.
Ella se percató que la mirada de él estaba dirigida al medallón, así que con su mano tapó el medallón y agachó su cabeza. Se retiró rápidamente. No le gustaba que las personas salieran corriendo para alejarse de ella.
Pero, esta vez, él no se retiró. Se quedó parado frente a ella. Le acercó a sus manos una hoja de árbol grande que ella no reconoció, en la que había envuelta una flor amarilla de pétalos luminosos.
La muchacha tomó la flor con sus manos frías y sintió un cálido toque que jamás había sentido. Fue como recibir un abrazo.
El joven la miró y le explicó que tenía meses buscando a la mujer fría. Era la única que podía ayudarle a preservar el equilibrio del universo. Ella lo miró confundida, pues pensó que no existía nada más allá de su selva.
El joven se acercó lentamente y le dijo que una mañana, cuando él despertó vio caer del cielo una chispa. Cayó en las montañas y por alguna extraña razón lo atraía. Cuando se acercó a ver, la chispa era una semilla del universo que pedía ser protegida por un hombre y una mujer.
Cuando el muchacho tomó la flor en sus manos, tuvo una visión que le hizo conocer a Luna y supo que la flor lo guiaría para encontrarla.
Cuando Luna escuchó todo eso se sintió preocupada. No sabía como la flor del universo la había escogido para una misión tan importante si ella no podía tener contacto con nadie sin convertirlo en un bloque de hielo.
El joven notó su preocupación y le explicó que él era igual que ella, tenía algunos dones fuera de este mundo y podían unirse para cuidar de la flor.
El muchacho tomó las manos de la joven que con miedo de dejarlo congelado se acercó. No pasó nada.
Ella sentía la calidez del muchacho. Tocarlo le provocaba una sensación de tibieza que nunca antes había sentido. Era mágico y especial.
Se acercaron lentamente y ella se sintió en libertad de acariciar el rostro de aquel muchacho. Le parecía muy atractivo.
Mientras la suave mano de Luna acariciaba al muchacho, una lágrima brotó de sus ojos azules.
Los jóvenes se acercaron y se fundieron en el beso más apasionado y tierno de la humanidad. Era el ósculo de la vida y la flor fue testigo de ese inicio.
Cuando se retiraron, el muchacho abrazó a la muchacha mientras le decía: mi nombre es Sol y estoy aquí para cuidarte.
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Legend has it that in an ancient indigenous tribe in South America, there lived a young woman who was passionate about nature and helping the people of her tribe. Her name was Luna.As time went by, she noticed that people no longer approached her as before. She felt lonely and inside she felt an enormous weight that she did not understand.
In the afternoons she could be seen walking through the jungle among animals and plants. Lonely and with a sad step she spent her days.
One afternoon she was near the river, heard a noise and thought it was a predator, so she hid. In front of her black, expressive and bright eyes was a young man very similar to her. From the furs he wore he seemed to come from far away.
As the girl tried to escape behind the trees, the young man saw her and appeared in front of her. She had no way out, so she stood still.
Her dark eyes met the young man's, which were clear as water. She felt calm and safe. Her grandmother taught her that the eyes are the window to the soul and what she saw in that mysterious young man was purity.
When the boy saw the medallion hanging from the neck of the beautiful young woman, he realized that she was the ice woman. That was what she was called in the distant lands from which he came. According to people's tales, the ice woman was able to freeze everything she touched, that's why people kept their distance.
She noticed that his gaze was directed at the medallion, so she covered the medallion with her hand and ducked her head. She retreated quickly. She didn't like it when people ran out to get away from her.
But, this time, he didn't retreat. He stood in front of her. He held in her hands a large tree leaf that she did not recognize, in which was wrapped a yellow flower with luminous petals.
The girl took the flower in her cold hands and felt a warm touch she had never felt before. It was like receiving a hug.
The young man looked at her and explained that he had been looking for the cold woman for months. She was the only one who could help him preserve the balance of the universe. She looked at him in confusion, for she thought that nothing existed beyond her jungle.
The young man approached her slowly and told her that one morning when he woke up he saw a spark fall from the sky. It fell in the mountains and for some strange reason it attracted him. When he came closer to see, the spark was a seed of the universe asking to be protected by a man and a woman.
When the boy took the flower in his hands, he had a vision that made him meet Luna and he knew that the flower would guide him to find her.
When Luna heard all that she felt worried. She didn't know how the flower of the universe had chosen her for such an important mission if she couldn't have contact with anyone without turning him into a block of ice.
The young man noticed her concern and explained to her that he was just like her, he had some gifts out of this world and they could join together to take care of the flower.
The boy took the hands of the young woman who, afraid of leaving him frozen, moved closer. Nothing happened.
She felt the boy's warmth. Touching him gave her a warm feeling she had never felt before. It was magical and special.
They moved slowly closer and she felt free to caress the boy's face. She found him very attractive.
As Luna's soft hand caressed the boy, a tear welled up in her blue eyes.
The young people came closer and melted in the most passionate and tender kiss of humanity. It was the kiss of life and the flower witnessed the beginning.
When they withdrew, the boy embraced the girl while he told her: my name is Sol and I am here to take care of you.
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