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Francisca trabajaba en la fábrica de una multinacional dedicada a la construcción de carros eléctricos desde hace más de 3 años. Era uno de los lugares más grandes y modernos que había visto; todo estaba automatizado, había sistemas de reconocimiento facial, oficinas llenas de sensores y ni se diga los hologramas cada vez parecían más reales. Es decir, estaba rodeada de miles de máquinas y robots. Sin embargo, el trabajo de Francisca era monótono y repetitivo. Cada día hacía lo mismo, cogía la misma pieza, la misma máquina y la misma rutina.
Llegaba a la fábrica, se ponía el traje, encendía las máquinas y empezaba a trabajar. Nunca había tenido problemas. Hasta que un día, se distrajo. Una de las tareas en la fábrica era cortar piezas de metal con una máquina amoladora. Tenía que estar muy atenta para no cortarse. Pero ese día, no estaba prestando atención a lo que hacía, su mente estaba haciendo cálculos de las deudas que próximamente tenía que pagar.
De repente, se dio cuenta de que una de las máquinas del sistema de enfriamiento se había apagado de forma repentina. Algo andaba mal. Así que rápidamente fue a inspeccionar. Al darse la vuelta para ir a ver qué sucedía, se tropezó con la amoladora que inconscientemente, había dejado en el suelo, esto hizo que tuviera un leve corte en una de sus manos. ¡Qué día de mierda! vamos a concéntrate. Se dijo así misma, mientras se levantaba para ir en busca de ayuda a la enfermería.
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Después de algunas horas, nuevamente regresó a su puesto de trabajo para continuar con las actividades programadas, esta vez estaba dispuesta a prestar más atención a lo que hacía o de lo contrario terminaría provocando un incendio, y con las deudas que tenía que pagar, eso no estaba permitido en los planes de Francisca. Cuando de repente se percató de que había otra persona en la fábrica. Era un hombre alto. No llevaba el traje típico de los trabajadores de la fábrica, si no una ropa más elegante. Aquel apuesto hombre le miró por unos segundos y luego se acercó a Francisca.
-¿Qué haces aquí? - le preguntó.
-Estoy trabajando - le respondió.
-¿Trabajando? - le dijo - ¿Qué es lo que estás haciendo?
-Estoy cortando algunas piezas y vigilo el sistema de enfriamiento- le respondió,señalando la máquina que estaba cerca de ella.
-¿Y qué hace esa máquina? - le preguntó.
En ese instante Francisca no sabía qué responderle, jamás había pensado que sería necesario saber ese detalle. No había nadie más en la fábrica, era una de los pocos humanos que aún quedaba, necesitaba el puesto y no quería que la despidieran. Así que decidió decirle la verdad.
-No lo sé -Yo solo hago lo que me dicen - le respondió.
-¿Cómo que no lo sabes? - le dijo- ¿No sabes para qué sirve la máquina en la que estás trabajando?
-No.
-¿Y entonces para qué trabajas en ella?
-Trabajo aquí porque me pagan.
-¿Y nunca te has cuestionado tu trabajo? - Siguió preguntando aquel hombre.
-No - Yo solo hago mi trabajo.
-¿Y nunca te has cuestionado tu vida? - ¿Y nunca te has cuestionado por qué vives? - ¿Y nunca te has cuestionado quién eres? - Continuó preguntando.
-¡NO! -Respondió de manera fastidiada.
Luego de esta interrogación Francisca se quedó mirando fijamente durante unos segundos el rostro del hombre que estaba parado al frente de ella. Entonces se dio cuenta de que no era un humano, sino un robot. Era un robot muy avanzado, pero un robot, al fin y al cabo. Que tenía pensamientos y sobretodo se cuestionaba, cosa que nunca lo ha hecho Francisca. También recordó lo que le había dicho su jefe hace unas semanas atrás, de la nueva versión mejorada de robots supervisadores que tendría la empresa en dicha planta y que iban a trabajar en conjunto con los demás operadores.
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El robot también le miró nuevamente y repuso, con una fría serenidad. -No te distraigas.
Era inconcebible, el robot le estaba diciendo que no se distrajera. Era como si una máquina le hablara a un niño repitiéndole que no jugará con la comida o que talvez si estuviera perdida en el desierto y un robot le dijera que no bebiera el agua del río porque estaba envenenada. No podía ser. Una cosa imposible. Y, sin embargo, allí estaba Francisca, siendo reprendida por alguien que cuestionaba su propia existencia. Entonces se dio cuenta de que el robot estaba en lo cierto que incluso aparentaba ser alguien más evolucionado que ella.
Esto le hizo reflexionar, ya que llevaba mucho tiempo viviendo en automático, pensando en las cosas que debía hacer en el futuro, viviendo una realidad de esclavitud por sus propios pensamientos y respondiendo a las cosas externas que se le presentaba en su día a día. Desde aquel encuentro Francisca empezó a concentrarse en cada cosa que hacía y en el lugar que estaba.
Esta es una historia que hace referencia a todos quienes pasamos ocupados en el exterior, y hemos dejado de cuestionarnos lo que verdaderamente es importante en nuestra vida. A veces actuamos por automático, sin preguntarnos por qué estoy pesando de esta manera o si esto es lo que verdaderamente deseo hacer.
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Francisca had been working in the factory of a multinational company dedicated to the construction of electric cars for more than three years. It was one of the biggest and most modern places she had ever seen; everything was automated, there were facial recognition systems, offices full of sensors and not to mention the holograms that seemed more and more real. In other words, she was surrounded by thousands of machines and robots. However, Francisca's work was monotonous and repetitive. Every day she did the same thing, took the same part, the same machine and the same routine.
She would arrive at the factory, put on her suit, turn on the machines and start working. He had never had any problems. Until one day, he got distracted. One of the tasks in the factory was to cut metal parts with a grinding machine. She had to be very careful not to cut herself. But that day, she wasn't paying attention to what she was doing, her mind was calculating the debts she had to pay soon.
Suddenly, she noticed that one of the machines in the cooling system had suddenly shut down. Something was wrong. So he quickly went to inspect. As she turned around to go see what was wrong, she tripped over the grinder that she had unconsciously left on the floor, causing her to have a slight cut on one of her hands. What a shitty day! Let's concentrate. She said to herself, as she got up to go to the infirmary for help.
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After a few hours, she returned to her work station to continue with the scheduled activities, this time she was willing to pay more attention to what she was doing or else she would end up causing a fire, and with the debts she had to pay, that was not allowed in Francisca's plans. When suddenly she noticed that there was another person in the factory. He was a tall man. He was not wearing the typical suit of the factory workers, but more elegant clothes. The handsome man looked at her for a few seconds and then approached Francisca.
-What are you doing here? - he asked her.
-I'm working," she answered.
-Working? - he said. "What are you doing?
-I'm cutting some parts and I'm watching the cooling system," she replied, pointing to the machine next to her.
-And what does that machine do? - he asked.
At that moment Francisca did not know what to answer, she had never thought it would be necessary to know that detail. There was no one else in the factory, she was one of the few humans left, she needed the job and she didn't want to be fired. So she decided to tell him the truth.
-I don't know - I just do what I'm told - she answered him.
-What do you mean, you don't know? - He said, "Don't you know what the machine you're working on is for?
-No.
-Then why are you working on it?
-I work here because they pay me.
-And you've never questioned your job? - the man continued to ask.
-No. I just do my job.
-And you've never questioned your life? - And have you never questioned why you live? - And have you never questioned who you are? - He continued to ask.
-NO! -She answered in a annoyed way.
After this interrogation Francisca stared for a few seconds at the face of the man standing in front of her. Then she realized that he was not a human, but a robot. It was a very advanced robot, but a robot nonetheless. That it had thoughts and above all it questioned itself, which Francisca had never done. He also remembered what his boss had told him a few weeks ago, about the new improved version of supervising robots that the company would have in that plant and that they were going to work together with the other operators.
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The robot also looked at him again and repeated, with a cold serenity. -Don't get distracted.
It was inconceivable, the robot was telling him not to be distracted. It was as if a machine was talking to a child, telling him not to play with the food, or maybe if she was lost in the desert and a robot was telling her not to drink the water from the river because it was poisoned. It could not be. An impossible thing. And yet, there Francisca was, being reprimanded by someone who questioned her own existence. Then she realized that the robot was right that he even appeared to be someone more evolved than she was.
This made her reflect, as she had been living in automatic for a long time, thinking about the things she should do in the future, living a reality of slavery by her own thoughts and responding to the external things that came her way in her day to day life. Since that meeting Francisca began to concentrate on each thing she did and where she was.
This is a story that refers to all of us who spend our time busy on the outside, and have stopped questioning what is really important in our lives. Sometimes we act on automatic, without asking ourselves why I am weighing this way or if this is what I really want to do.
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