Ese ángel
En la copa de un añejo pino,
en la risa de niños jugando,
en el saborear de aquel fino vino,
se guardan casi soñando,
las gracias divinas de un ángel.
Cuando la lluvia riega el campo,
cuando el sol dora la mañana,
cuando una abuela quiere tanto,
se abren como persianas,
las alas claras de un ángel.
Es la frescura de la primavera,
es la risa de una enamorada,
es la amistad duradera,
es el volar de una bandada,
que trae consigo, de mil maneras,
la silueta tierna encarnada
de aquel divino ángel.