Poesía narrativa: Secretos de corsé [Esp-Eng]

Carruseles de lujuria, amaneceres de locura. Entre danza y danza, la divina comedia avanza. Una noche en el carnaval del deseo y la desesperanza. De dos hombres a una mujer el amor avanza, pero ninguno se ha dado cuenta de que algo en esta historia no encaja. Lo que eventualmente ocasiona una terrible matanza.

Roja como la rosa del jardín que tu corazón devora, hermosa como la bala a punto de impactar a través de su ropa. Un acto en el cabaret que a su corazón roba, sus manos subiendo por debajo de su vestido color rosa. Una mentira que a su dinero agota. Llegó la noche y el novio en brazos de Scarleth olvidó que al día siguiente con otra mujer era su boda.

Era solo su trabajo y no había nada que hacer. Días después llegó del norte un hombre en un hermoso corcel. Con capa elegante y un diamante listo para poner, había escuchado que ella estaba en algún cabaret. Pero aún si su cuerpo era lo único que podía ofrecer para comer, él le recordaría que seguía siendo la princesa de Gael.

Las noches eran borrosas junto a la hermosura de corsé ajustado, pero los hombres juraban que era la mejor noche que habían tenido en un furor desenfrenado. Alto era el costo por un tiempo con aquella del cabello rosado, pero todos volvían hambrientos por otro beso de sus labios. Tras un par de horas ella abría la puerta bien vestida y con los tacones altos, lista para recibir a otro hombre adicto a sus encantos.

Pero los secretos tenían secretos y más allá de una noche de lujuria era más como un exceso de un encuentro psicodélico. Un engaño bien formulado la mantenía virgen en secreto, eran las dosis de su frasco perfecto las que inducían al sueño a todos sus clientes obscenos. Distorsionaban su realidad y a ella no le tocaban ni un cabello. Desorganizaba su ropa dejando algunos besos con labial en su rostro y pecho, hacían parecer que habían acabado en su lecho.

Entonces había llegado del reino lejano aquel prometido desde la cuna. La princesa había escapado pero él la seguiría incluso a la tumba. A pesar de los rumores el no perdería a su prometida astuta. Años habían pasado pero rendirse era una excusa. Sin ella poder reconocer su rostro y hundida en dudas, optó por tratarlo como a cualquier cliente exclusivo que pagaba una gran suma.

Pero en cuanto ella le entregó el té vigorizante que normalmente ofrecía, ocultando las gotas de su líquido milagroso que intacta la mantenían. El príncipe reconoció de inmediato el olor de la flor que esas gotas producían. Extraño y dulce sabor, el cual te hacía creer que habías cumplido tus fantasías, para luego hundirte en un sueño corto y sin salida. Ahora finalmente lo entendía, y con una sonrisa aliviada tuvo la certeza de que la princesa su virtud mantenía.

El nerviosismo comenzó desde la parte trasera de su cuello descubierto, temía que al no beberse el té él podría llegar a tocar su cuerpo. Insistió con calma disfrazada el requerimiento de ingerir el té para vigorizar el encuentro, pero él coloco la taza a un lado de su asiento. “Sé lo que contiene el té y porqué insistes en bebérmelo. Esto ha llegado a su fin y ahora podrás volver conmigo al reino”.

Sus ojos se abrieron con sorpresa ante la declaración. Luego de entender lo que sucedía logró hablar con miedo en su voz. “He huido hace tanto porque mi hermano mayor y heredero al trono por poco de mi abusó. Huir y hacerles creer que había muerto para mí era una solución. Por favor regresa y olvida que esto sucedió”.

Con un suspiro de comprensión el príncipe de incognito se levantó para caminar hasta ella. Sus pasos la hicieron retroceder acorralándola en una esquina cual doncella. Su mano reposó en la pared que limitaba la escena. “El rey murió, lo lamento. Tu hermano fue coronado hace tiempo, pero inició una guerra por capricho con mi reino. Lo he matado, por supuesto. Había miles de vidas en riesgo por un simple pleito, lo siento. Aunque habría extendido su sufrimiento de haber sabido lo que te había hecho. Desde la cuna he sido tuyo sin pretextos. Retomé tu búsqueda sin cansancio desde hace un par de inviernos. Vuelve y conviértete en la reina que necesita tu pueblo y en la dueña de mi corazón que siempre me ha quitado el aliento”.

Con tanta información que procesar, ella cayó sentada en el suelo intentando pensar. Se abrazó a si misma olvidando la pintura que todos los días se esforzaba en crear. Entonces el príncipe sintió alivio al ver que sus tatuajes eran otra mentira más, solo una fachada de una vida huyendo de la realidad. Su princesa había pasado por mil cosas para no regresar. Pero ahora él la protegería sobre todo aquel que lo intentara evitar.

Saliendo de aquel cabaret hacia el reino donde reinarían juntos. La larga fila de pretendientes de ‘Scarleth’ como se hacía llamar, daba la vuelta hasta los arbustos. De pronto el novio hechizado que había perdido su futuro matrimonio seguro, deseaba a la fuerza ser el único hombre de aquella mujer de ojos oscuros.

No era amor, era obsesión lo que lo impulsaba a la locura. Con un arma de fuego desató el caos disparándoles a aquellos que la esperaban con los bolsillos llenos de fortuna, adictos al té y a sus besos sabor a uva. Jurando su amor y envuelto en cólera sin cura, verla tomada de la mano con el príncipe lo hizo perder lo poco que quedaba de su cordura. Pero sin pólvora se había quedado tras la masacre de a quienes compartían su locura.

Gritando salvajemente quiso llegar a la princesa de Gael con una daga en su mano, su objetivo era aquel distinguido hombre que la llevaba de la mano. Por supuesto que a ella no le haría daño, solo la reclamaría como un granjero a su ganado. Desenvainando su espada el príncipe cortó el cuello de aquel lunático, solo con el movimiento experto de su mano. Nadie pondría un dedo encima de su compañera en el reinado.

Sintiéndose culpable por todos los brebajes que había preparado para mantener intacto su cuerpo, dejando a más de uno adicto a ese té y quedándose con su dinero, la princesa derramó unas cuantas lágrimas por todo lo que había tenido que hacer por dinero. Selene era su nombre verdadero. La única heredera viva de su linaje poderoso del que había huido con miedo.

Ahora estaría segura con un título nuevo y miles de hombres para protegerla, pero quien más se interesaba en dar su vida por ella, era aquel prometido desde la cuna que la buscó sin descanso a pesar de los problemas. Aquel hombre heredero de otro reino se convirtió en su esposo y pasó a reinar con ella. En su búsqueda jamás dudó de su princesa, a pesar de la reputación que ella se había encargado de crear para sobrevivir entre la sombra y la arena. Ella era de su vida la única estrella, y todo su esfuerzo dieron fruto al sentirla segura entre sus brazos ausentes de cadenas. Nadie recordaba a Scarleth del cabaret la más perfecta, eso era parte de un pasado oculto de sus días como doncella.

Carousels of lust, dawns of madness. Between dance and dance, the divine comedy progresses. A night in the carnival of desire and despair. From two men to a woman love moves forward, but neither has realized that something in this story does not fit. Which eventually causes a terrible slaughter.

Red as the rose in the garden your heart devours, beautiful as the bullet about to impact through her clothes. A cabaret act that steals your heart, her hands reaching up under her pink dress. A lie that drains her money. Night came and the groom in Scarleth's arms forgot that the next day with another woman was his wedding.

It was just his job and there was nothing to do. Days later a man arrived from the north on a beautiful steed. With fancy cloak and a diamond ready to put on, he had heard she was in some cabaret. But even if her body was all he could offer to eat, he would remind her that she was still Gael's princess.

The nights were a blur next to the tight corseted beauty, but the men swore it was the best night they'd ever had in unbridled rage. High was the cost for a while with the pink-haired one, but they all came back hungry for another kiss from her lips. After a couple of hours she would open the door well dressed and in high heels, ready to receive another man addicted to her charms.

But secrets had secrets and beyond a night of lust it was more like an excess of a psychedelic encounter. A well formulated deception kept her a secret virgin, it was the doses from her perfect bottle that induced sleep in all her obscene clients. They distorted her reality and she was untouched by them. She would disarrange her clothes, leaving a few lipstick kisses on her face and chest, making it look as if they had ended up on her bed.

Then that fiancé from the cradle had arrived from the distant kingdom. The princess had escaped but he would follow her even to the grave. Despite the rumors he would not lose his cunning betrothed. Years had passed but giving up was an excuse. Unable to recognize his face and mired in doubt, she opted to treat him like any exclusive client paying a large sum.

But as soon as she handed him the invigorating tea she normally offered, hiding the drops of her miraculous liquid that kept her intact. The prince immediately recognized the scent of the flower that those drops produced. Strange, sweet taste, which made you believe you had fulfilled your fantasies, only to sink into a short, dead-end dream. Now she finally understood, and with a relieved smile she was certain that the princess was keeping her virtue.

Nervousness started from the back of her bare neck, she feared that by not drinking the tea he might touch her body. She insisted with disguised calmness the requirement to ingest the tea to invigorate the encounter, but he placed the cup to the side of her seat. "I know what is in the tea and why you insist on drinking it. This has come to an end and now you may return with me to the kingdom."

Her eyes widened in surprise at the statement. After understanding what was happening she managed to speak with fear in her voice. "I have fled so long ago because my older brother and heir to the throne narrowly abused me. Running away and making them believe I had died for me was a solution. Please come back and forget this ever happened."

With a sigh of understanding the incognito prince rose to walk to her. His footsteps pushed her back into a corner like a maiden. His hand rested on the wall that bounded the scene. "The king died, I am sorry. Your brother was crowned long ago, but he started a war on a whim with my kingdom. I killed him, of course. There were thousands of lives at risk for a simple quarrel, I am sorry. Though I would have extended his suffering had I known what he had done to you. From the cradle I have been yours without pretext. I took up your quest tirelessly since a couple of winters ago. Come back and become the queen your people need and the mistress of my heart that has always taken my breath away."

With so much information to process, she fell down sitting on the floor trying to think. She hugged herself forgetting the painting she struggled every day to create. Then the prince felt relief to see that her tattoos were just another lie, just a facade of a life running away from reality. His princess had been through a thousand things not to return. But now he would protect her from anyone who tried to avoid him.

Leaving that cabaret towards the kingdom where they would reign together. The long line of 'Scarleth's' suitors, as she called herself, was going around to the bushes. Suddenly the bewitched groom who had lost his future secure marriage, wanted to be the only man of that dark-eyed woman.

It was not love, it was obsession that drove him to madness. With a gun he unleashed chaos by shooting those waiting for her with pockets full of fortune, addicted to tea and her grape-flavored kisses. Swearing his love and wrapped in anger without cure, seeing her holding hands with the prince made him lose what little was left of his sanity. But he had run out of gunpowder after the massacre of those who shared his madness.

Screaming wildly she wanted to reach the princess of Gael with a dagger in her hand, her target was that distinguished man who was leading her by the hand. Of course he would not harm her, he would only claim her like a farmer claims his cattle. Drawing his sword the prince cut the neck of that lunatic, only with the expert movement of his hand. No one would lay a finger on his partner in kingship.

Feeling guilty for all the concoctions she had prepared to keep her body intact, leaving more than one addicted to that tea and keeping her money, the princess shed a few tears for all she had had to do for money. Selene was her real name. The only living heir to her powerful lineage from which she had fled in fear.

Now she would be safe with a new title and thousands of men to protect her, but the one who was most interested in giving his life for her, was that betrothed from the cradle who sought her relentlessly despite the troubles. That man, heir to another kingdom, became her husband and came to reign with her. In his search he never doubted his princess, despite the reputation she had created for herself to survive in the shadows and the sand. She was the only star of his life, and all his efforts bore fruit when he felt her safe in his unchained arms. No one remembered Scarleth from the cabaret as the most perfect, that was part of a hidden past of her days as a maid.