El hueso maldito
ESTEBAN VIVÍA CON SUS PADRES en Córdoba, un pequeño pueblo de Portuguesa rodeado de montañas y bosques; allí exploraba con pasión la naturaleza y pasaba sus días jugando y aventurándose en busca de nuevas especies para examinarlas. Un día, mientras jugaba en una cueva, encontró un hueso extraño. Era largo y delgado, y parecía muy antiguo y como Esteban estaba intrigado por lo que podría haber sido, lo llevó a casa para investigarlo mejor.
Una vez en casa, mostró el hueso a sus padres, pero ninguno sabía de qué animal podría haber sido; así que por la mañana fue a casa del abuelo más antiguo del pueblo, le llevó el hueso y se lo dejó para que lo estudiara, porque según don Mateo, que así se llamaba el abuelo, el hueso pertenecía a un animal extinto por cientos de años , que seguramente había sido un depredador.
Esteban regresó a casa, pero tardó porque se distrajo en sus aventuras de juego y cuando llegó a casa sus padres le dijeron que algo terrible había pasado, que don Mateo había muerto, que su casa se había incendiado; y del hombre y sus cosas solo quedó la ceniza.
Días después esteban encontró el hueso entre las cenizas, intacto, incluso con un brillo nuevo como si el fuego lo hubiera dado vida. Lo llevó a casa, pero esta vez no lo mostró a sus padres; y por las noches lo tuvo que cubrir porque el hueso titilaba como en el cielo las estrellas.
Pero sucedió que no era suficiente con cubrirlo porque la luz salía del hueso hacia el exterior y como amenazaba salir del cuarto, Esteban lo tomó y a plena noche salió al bosque con una pala y lo enterró. Y en la mañana cuando fue a por él, no estaba; el perro del vecino Matías había escarbado, lo había sacado y se lo había llevado a don Matías.
Y aconteció que don Matías también desapareció extrañamente. Encontraron al perro, afligido y extraño; de pronto se levantaba y ladraba hacia el cielo como reclamándole a la inmensidad el haberle quitado a su amo.
Para resumirles el misterio, les diré que Esteban le contó a sus padres lo que él creía, que los muertos del pueblo se debían al hueso, que seguro estaba embrujado o era el espíritu del animal extinto que se estaba vengando. Por su puesto que los padres no le creyeron, pero cuando apareció la tercera víctima, don Elías, el leñador, aconteció que el hueso estaba en su casa.
Cuando el pueblo se enteró, vino el caos, nadie quería ser la próxima víctima del hueso; y esa misma mañana, uno a uno, empezaron a abandonar sus casas y al mediodía no quedaba nadie, bueno, solo el perro de don Matías fue el único que siguió ladrando hacia el cielo cada vez que sus fuerzas lo asistían.
El pueblo quedó desolado y para que nadie viniera a meterse en las casas y a correr peligro por el hueso maldito, les metieron candela a las casas. Se hizo una hoguera que empezó a consumir la montaña; el fuego se cerraba hacia su interior, donde estaba el hueso y el perro ladrando; a nadie le dolió la tristeza de los ladridos porque solo querían salvarse; y cuando los últimos de la fila miraron hacia atrás, quedaron pasmados ante la luminiscencia que salía del hueso y ante la sombra que se asomaba en el cielo.
No era nube ni humo; vieron un ovni, que sin aterrizar recogía al hueso, apagaba el incendio y elevaba al perro para que no muriera consumido por la inhumanidad del humano.
The cursed bone
ESTEBAN LIVED WITH HIS PARENTS in Córdoba, a small town in Portuguesa surrounded by mountains and forests; there he passionately explored nature and spent his days playing and adventuring in search of new species to examine. One day, while playing in a cave, he found a strange bone. It was long and thin, and looked very old and as Esteban was intrigued by what it might have been, he took it home to investigate it further.
Once at home, he showed the bone to his parents, but none of them knew what animal it might have belonged to; so in the morning he went to the house of the oldest grandfather in town, took the bone to him and left it for him to study, because according to don Mateo, that was the grandfather's name, the bone belonged to an animal extinct for hundreds of years, which surely had been a predator.
Esteban returned home, but he was late because he was distracted in his adventures and when he arrived home his parents told him that something terrible had happened, that don Mateo had died, that his house had burned down; and of the man and his things only the ashes remained.
Some days later Esteban found the bone among the ashes, intact, even with a new shine as if the fire had given it life. He took it home, but this time he did not show it to his parents; and at night he had to cover it because the bone twinkled like the stars in the sky.
But it happened that it was not enough to cover it because the light came out of the bone to the outside and as it threatened to come out of the room, Stephen took it and in the middle of the night he went out into the forest with a shovel and buried it. And in the morning when he went to get it, it was gone; the neighbor's dog Matías had dug it up, pulled it out and took it to don Matías.
And it happened that don Matías also disappeared strangely. They found the dog, afflicted and strange; suddenly he would get up and bark towards the sky as if he were claiming to the immensity for having taken his master away from him.
To summarize the mystery, I will tell you that Esteban told his parents what he believed, that the dead of the town were due to the bone, which was surely bewitched or was the spirit of the extinct animal that was taking revenge. Of course the parents did not believe him, but when the third victim appeared, Don Elías, the woodcutter, it turned out that the bone was in his house.
When the town found out, chaos ensued, no one wanted to be the next victim of the bone; and that same morning, one by one, they began to abandon their homes and by noon there was no one left, well, only don Matías' dog was the only one who continued barking towards the sky every time his strength assisted him.
The town was desolate and so that no one would come into the houses and be in danger from the cursed bone, they set the houses on fire. A bonfire was made that began to consume the mountain; the fire closed towards the interior, where the bone and the barking dog were; nobody was hurt by the sadness of the barking because they only wanted to save themselves; and when the last of the line looked back, they were stunned by the luminescence that came out of the bone and by the shadow that appeared in the sky.
It was neither cloud nor smoke; they saw a UFO, which without landing picked up the bone, extinguished the fire and lifted the dog so that it would not die consumed by the inhumanity of humans.
Con este relato me sumo a la iniciativa del amigo @joalheal . Aquí el post con la información.
El texto y la foto pertenecen a @jesuspsoto