Buen día, En esta participación quisiera honrar la memoria de quien para mi es el más puro, honesto, fiel amante de la poesía que tuve el placer de oír, desfasado en el tiempo, como uno alguna vez oye a sus mejores amigos muertos. Como el Destino se sorprende a sí mismo de las causalidades que genera, el día de la poesía se celebra el mismo día del nacimiento de Miguel Abuelo 21 de marzo de 1946, (Miguel Ángel Peralta, tiene el apellido de mi abuela paterna)
Hay algo maravilloso en su poética, como ávido lector que era desde niño se pueden apreciar las enseñanzas que nos brinda de una forma actualizada y amena pero que calan hondo en el inconsciente de quien lo escucha y trae a la superficie las reminiscencias filosóficas dormidas en el inconsciente, casi que te lo cuenta como si estuvieras sentado junto a él en una vereda o en la orilla de un río. Y te la canta.
Nacido con el equinoccio, en el hemisferio sur lo que empieza es el otoño, es una energía en el ambiente totalmente diferente, al contrario de observar la vida que emerge, de este lado contemplamos el devenir de la existencia, la preparación para la muerte, y la entrega a este ciclo vital nos recuerda el gozo de estar vivo. Eso me advierte Miguel.
Podría contar las anécdotas de su vida que conozco de memoria, aunque seguramente sean deficitarias en cuanto a la realidad de quien las habría vivido, y que además figuran en el vasto huerto informativo de internet, razón que me obliga a contar cual es mi nexo con él, como me llega a erizar la piel cuando lo escucho, cuando lo elijo, es el único artista que tengo guardado en una carpeta que no necesita conexión al ciberespacio.
Hay cosas que nos unen, detalles que me hacen conocerlo cada vez un poco más a medida que voy viviendo mi vida, reaparece, me lo voy como hilvanando.
Mi papá solía tocar una de sus canciones a mi mamá cuando estaba yo gestándome en su vientre, “mariposas de madera yo te voy a regalar a ver si te guardas algo y no lo largas a volar… oye amiga dame la mano que ya es hora de caminar”
Tiempo después al nacer mi hermano también le cantaba otra canción que yo aprendía junto a él “Oye niño.. todo lo que ata, es asesino, todo lo que ata, no es la paz… ya arroja tu armadura, ser el aire no es pensar.."
Claramente llegó más rápido a mi la segunda formación de los (padres de los piojos) Abuelos de la nada, mediante la radio, siendo ésta la formación icónica por la fama que alcanzó al ser producida por Charly García después de finalizada la última dictadura militar, Miguel Abuelo tiene en su narrativa un sabor a Walt Withman, esa alegría contagiosa por la vida a pesar de cualquier calamidad, la sonrisa como la esencia intacta.
Y aunque me resultaba muy agradable y picaresco, no fue sino hasta que escuché sus grabaciones como solista que abracé la curiosidad a la atracción irrefrenable que sentía por su expresión artística, profundamente atravesada por su época, la década del 70 con esa mezcla sorprendente de estilismos que mezclaron como nadie la habilidad técnica con la enérgica rebeldía sin irse demasiado lejos como para que se sienta algo vacío, más bien todo lo contrario, ni bestial ni angelical, humano.
Yo estaba ahí también descubriendo mi humanidad.
¡Como me abre el corazón el tercer estribillo de “ recala sabido forastero “ al llevar la voz hasta el infinito!
Cantaba vidalas en La Perla de once, un bar donde se reunían los jóvenes en los 60s, dicen que la cuna del rock argentino, mi abuela materna vivía cerca e iba a bailar rock and roll, a la perla o al club del jazz, después se venían a tomar sol a las playitas de Olivos, desde donde estoy escribiendo ahora.
Se decían a sí mismos los náufragos, veo ahora cierto nihilismo en esa concepción del mundo y no me sorprende. Se puede ser feliz igual. Aunque te metan preso por tener el pelo largo y tocar la guitarra?
Uno puede tener una canción favorita, o varias, la mía es “el largo día (de vivir)” en la que me nombra casi al pasar por esos aza(h)ares de la vida.
Cuando toqué una caja chayera por primera vez y canté una vidala, que vendría a ser como el blues para el gran Ande, con el corazón en la mano y mi voz como única melodía en un punto conocí la soledad y a la vez entender lo que es el cantarle a la pacha que también me está escuchando, es como golpear un corazón para que vuelva a latir.
Vendía artesanías junto a su mujer para vivir y mantener a su hijo, otra vez ahí nos encontramos.
Lo compartí en el encuentro de tantra donde di mi primer “taller-encuentro-recitado de poesía” con un compañero, otro loco que lo admira y que dió el taller conmigo, escuchamos la canción más tantrica que compuso, fue cómplice y aliado.
El 26 de marzo de 1988
Murió con la enfermedad con la que nací. A él lo curó la muerte, a mi me curó la vida.
Por estas y otras razones lo siento propio, una parte mía, que iré descubriendo con el tiempo, me enseñó mucho con su vida, con sus canciones, que son poesía encarnada, un pulso vibrante, a viva voz o al oído para ser poesía debe ser declamada.

"🎼..Cuenta un cuento amigo mío, no tenemos que dormirnos, el sol quema y no hace frío, hoy seremos campesinos..🎶"

Gracias por haber leído esta "reseña" sobre mi relación con un poeta inmortal, americano del sur. Los invito a escucharlo, leerlo, saborearlo, palpar los matices, sumergirse en su mundo para conocerlo.

las frases entre comillas son versos originales de Miguel Abuelo