Saludos amigos de @beentrepreneur.

Posiblemente algunos de los que me leen saben que el nicho de mi emprendimiento es el crecimiento personal y profesional a través del coaching. Sin embargo, por diversas circunstancias, hace como dos meses comenzó a surgir en mí, la necesidad de explorar otro campo de emprendimiento.

No se trata de dejar lo que hago, sino de explorar otros espacios y potencialidades, así que me dispuse a observar con atención para detectar alguna necesidad no cubierta en los entornos donde me desenvuelvo y que por supuesto, encajara con mis habilidades, que despertara mi curiosidad, creatividad y motivaciones.

Muy pronto vislumbre la idea, me gustó y comencé a pasarla, primeramente por los filtros personales: Reúne los requisitos de factibilidad, puedo hacerla realidad con una pequeña inversión inicial, tengo las herramientas básicas y el tiempo de exigencia, aunque ajustado, lo puedo meter en mi agenda.

Ya, teniendo la idea más clara, me fui a la competencia, allí encontré que aunque el mercado se encuentra saturado de ropa deportiva femenina, el mismo no hace distinción por edades dentro del público adulto, hallando un amplio mercado por cautivar, con un público objetivo (target) poco atendido en el área específica escogida.

Cubierto este paso me correspondía ahora buscar los proveedores de la “materia prima”, en este caso telas, encontré varios, fui decantando, quedándome con uno que tiene gran variedad de diseños y precios competitivos que hacen que el producto final pueda tener un precio igualmente competitivo en el mercado.

Ahora venía uno de los aspectos más delicados, encontrar un taller de confección que se ajustara a mis requerimientos en cuanto al patronaje, calidad final del producto y precios. Encontré dos que llenaban los requisitos.

Opté por el que me daba mayores beneficios cualitativos, entre ellos: podía trabajar directamente con la diseñadora para ajustar detalles que considero relevantes ya que marcan ciertas diferencias en el producto final.

Ya en este punto me encontraba con el mayor entusiasmo y disposición para arrancar con la prueba piloto que consistía en sacar 24 piezas con tres modelos distintos a un costo de promoción que me ayudarán a explorar el mercado.

Y aquí es donde toma protagonismo el título de este post: Cualquier cosa puede pasar, que es una versión de la conocida y poco positiva Ley de Murphy: “Si algo puede salir mal, saldrá mal”. Resulta que el taller que escogí está conformado por tres personas: la dueña, la costurera y la diseñadora, a la costurera se le presentaron unos problemas familiares por lo que no pudo sacar el pedido la semana pasada, tal como se había acordado, y no se sabe cuando se reincorpora.

Partiendo del hecho de que entiendo que a cualquiera se le presenta una situación problemática, el mismo no deja de afectarme directamente como cliente sin tener responsabilidad en ello.

Este hecho retrasa mi proyecto, sin embargo, hay tanto que hacer que no puedo decir que lo paraliza, además este “detallazo” me ha permitido hacer unas evaluaciones de esta primera etapa del emprendimiento, detectando, dos debilidades con respecto al producto final:

*Que no puedo ni debo trabajar con un solo taller de confección, no solo por el retraso sino porque ahora me doy cuenta que conozco de su trabajo lo que me mostraron y querían que viera, pero a fin de cuenta, no sé si quedaré conforme con el pedido realizado.

*Debo afinar mi ojo profesional para detectar indicadores
positivos y negativos antes de contratar un servicio que compromete todo el proyecto, pues decir que tienes un taller y contar con solo una costurera es de alto riesgo tanto para el taller como para cualquier cliente que solicite el servicio.

Lo cierto es que cualquier cosa puede pasar, lo importante para mí, en este caso ha sido, mantener la calma, trabajar en otras áreas del emprendimiento e ir buscando un nuevo taller, ahora con referencias concretas, que tiene también que ver con aspectos de organización, administración, responsabilidad y compromiso.

In English

Greetings friends of @beentrepreneur.

Possibly some of you who read me know that the niche of my entrepreneurship is personal and professional growth through coaching. However, due to various circumstances, about two months ago I started to feel the need to explore another field of entrepreneurship.

It is not about leaving what I do, but to explore other spaces and potentialities, so I set out to observe carefully to detect any unmet need in the environments where I operate and that of course, fit my skills, to awaken my curiosity, creativity and motivations.

Very soon I glimpsed the idea, I liked it and began to pass it, first through my personal filters: It meets the feasibility requirements, I can make it happen with a small initial investment, I have the basic tools and the time requirement, although tight, I can put it in my agenda.

Already, having the idea clearer, I went to the competition, there I found that although the market is saturated with women's sportswear, it does not distinguish by age within the adult audience, finding a large market to captivate, with a target audience (target) poorly served in the specific area chosen.

Having covered this step, I now had to look for the suppliers of the "raw material", in this case fabrics, I found several, I went on choosing, staying with one that has a great variety of designs and competitive prices that make the final product can have an equally competitive price in the market.

Now came one of the most delicate aspects, finding a garment workshop that met my requirements in terms of pattern making, final product quality and prices. I found two that met my requirements.

I opted for the one that gave me more qualitative benefits, among them: I could work directly with the designer to adjust details that I consider relevant since they make certain differences in the final product.

Already at this point I was with the greatest enthusiasm and willingness to start with the pilot test that consisted in producing 24 pieces with three different models at a promotional cost that will help me to explore the market.

And this is where the title of this post takes center stage: Anything Can Happen, which is a version of the well-known and less-than-positive Murphy's Law: "If something can go wrong, it will go wrong." It turns out that the workshop I chose is made up of three people: the owner, the seamstress and the designer, the seamstress had some family problems so she could not take the order last week, as agreed, and it is not known when she will be back.

I understand that anyone has a problematic situation, but it does not stop affecting me directly as a customer without being responsible for it.

This fact delays my project, however, there is so much to do that I can not say that it paralyzes it, besides this "detallazo" has allowed me to make some evaluations of this first stage of the venture, detecting two weaknesses with respect to the final product:

• That I cannot and should not work with only one garment workshop, not only because of the delay but also because now I realize that I know from their work what they showed me and wanted me to see, but at the end of the day, I do not know if I will be satisfied with the order placed.

• I must sharpen my professional eye to detect positive and negative indicators before hiring a service that compromises the entire project, because saying you have a workshop and having only one seamstress is a high risk for both the workshop and for any customer who requests the service.

The truth is that anything can happen, the important thing for me in this case has been to keep calm, work in other areas of the enterprise and go looking for a new workshop, now with concrete references, which also has to do with aspects of organization, administration, responsibility and commitment.

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Portada elaborada en PowerPoint

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