Continúa persiguiéndome... esta mujer... a la que llamaremos Rita, es una indigente de Caracas, cualquiera que viva aquí seguramente la ha visto en algún momento. Ella se pasea por las urbanizaciones donde monta un precario campamento, hace años este campamento incluía algunos perros. Hoy la he visto sola.
He vivido en muchos lugares, he recorrido varios estados de Venezuela, y me he mudado con cierta frecuencia dentro de Caracas. Y Rita me ha perseguido por donde me he movido dentro de mi ciudad. Hace años, cuando vivía en Campo Claro, tenía su radio de acción en la Carlota y siempre saludaba a sus perros guardianes; al dejar esa zona, y pensar que sería difícil volver a verla, ella también se trasladó a la zona donde me mudé.
Rita es un poco hosca, hostil. Cualquier rincón le sirve. Se conforma con poco. Siempre la echan de todas partes, por lo que es una errante, quizás también se aburre de los vecinos, de quienes no le colaboran.
No la había visto desde antes de la pandemia y había dejado de pensar en ella, pero volví a verla. Siempre me ha parecido una decisión valiente la de vivir en la calle... a la intemperie. Siempre he admirado a quienes viven de la basura, en la basura. Han perdido todo pero conservan la vida, incluso el amor, cuando se acompañan de animales.
A pocos pasos de su lugar de aposento, Rita tenía su campamento que consistía en una bolsa con cambio de ropa y algún tipo de trapo para el frío. Me sentí feliz de volver a verla.
Me considero una observadora de la basura... al punto de reconocer sus ciclos, sabían ustedes que, en Caracas, los primeros días del mes de diciembre muchos hogares toman la decisión de botar todos sus CD's antiguos, y que las calles y avenidas adquieren ese brillo nacarado de la capa reflectiva de aluminio de los discos compactos.
Rita también tiene un ciclo, solo reaparece cuando algo bueno va a pasar.
She continues to haunt me... this woman... we'll call her Rita, she's a homeless woman from Caracas, anyone who lives here has surely seen her at some point. She wanders around the urbanizations where she sets up a precarious encampment, years ago this encampment included some dogs. Today I have seen her alone.
I have lived in many places, have traveled through several states in Venezuela, and have moved with some frequency within Caracas. And Rita has chased me wherever I have moved within my city. Years ago, when I lived in Campo Claro, she had her radius of action in La Carlota and always greeted her guard dogs; when I left that area, and thought it would be difficult to see her again, she also moved to the area where I moved.
Rita is a bit sullen, hostile. Any corner will do for her. She settles for little. She always gets kicked out of everywhere, so she is a wanderer, maybe she also gets bored of the neighbors, of those who don't cooperate with her.
I had not seen her since before the pandemic and had stopped thinking about her, but I saw her again. It has always seemed to me a brave decision to live on the street... out in the open. I have always admired those who live off the garbage, in the garbage. They have lost everything but they keep life, even love, when accompanied by animals.
A few steps away from where she was staying, Rita had her camp which consisted of a bag with a change of clothes and some kind of rag for the cold. I was happy to see her again.
I consider myself an observer of garbage... to the point of recognizing its cycles, did you know that, in Caracas, the first days of December many households make the decision to throw away all their old CD's, and the streets and avenues acquire that pearly shine of the reflective aluminum layer of the compact discs.
Rita also has a cycle, she only reappears when something good is going to happen.
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