El sol de la mañana se filtraba a través de las cortinas de encaje, dibujando patrones dorados sobre el suelo de madera. Yo bostecé, estirándome bajo las sábanas, y una diminuta sacudida a mi lado me recordó que no estaba solo. Ahí, acurrucada en la almohada, estaba Pip, mi perra chihuahua. Su pelo color caramelo brillaba y sus enormes ojos marrones me miraban con una mezcla de paciencia y anticipación.
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The morning sun filtered through the lace curtains, drawing golden patterns on the hardwood floor. I yawned, stretching under the covers, and a tiny jolt beside me reminded me I wasn’t alone. There, curled up on the pillow, was Pip, my Chihuahua. Her caramel-colored fur was shining, and her huge brown eyes looked up at me with a mix of patience and anticipation.
Pip no es una chihuahua común. A pesar de su tamaño diminuto, posee una personalidad enorme. Es valiente, curiosa y una maestra en el arte de robar calcetines. La había adoptado hace un año de un refugio local, y desde entonces, mi vida había sido un torbellino de pequeñas aventuras y mucha, mucha felicidad.
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Pip is no ordinary Chihuahua. Despite her tiny size, she has a huge personality. She’s brave, curious, and a master at the art of stealing socks. I’d adopted her a year ago from a local shelter, and since then, my life had been a whirlwind of little adventures and lots and lots of happiness.
Ese día, el plan era sencillo: un paseo por el parque y volver. Tras vestirme y preparar una pequeña cesta con bocadillos y agua, le puse a Pip su arnés rosa con lunares. Ella, a pesar de ser una criatura de rutinas, siempre saltaba de emoción al ver su arnés, sabiendo que la aventura la esperaba.
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That day, the plan was simple: a walk through the park and back. After getting dressed and preparing a small basket with snacks and water, I put Pip in her pink polka-dot harness. She, despite being a creature of routine, always jumped with excitement at the sight of her harness, knowing that adventure awaited her.
En el parque, Pip exploró cada rincón con la diligencia de una detective. Olfateó las flores, persiguió hojas que el viento arrastraba y saludó a cada perro que pasaba con un pequeño ladrido agudo, más parecido a un saludo que a una amenaza. A pesar de ser la más pequeña, su confianza era innegable, una pequeña guerrera en un mundo grande.
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At the park, Pip explored every corner with the diligence of a detective. She sniffed the flowers, chased leaves blown by the wind, and greeted every passing dog with a small, high-pitched bark, more like a greeting than a threat. Despite being the smallest, her confidence was undeniable, a little warrior in a big world.
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