The Aphrodite Statue /
La estatua de Afrodita
The Boqueron /
El Boquerón
The city church /
La iglesia de la ciudad
The church park /
El parque de la iglesia
The Liberty Statue /
La Estatua de la Libertad
Well, we have reached the fourth day of my photographic challenge. I have chosen for today some places where I used to play as a child, or that have had some importance in my life, in some way. These places usually go unnoticed by most people, who are too used to them. However, those who come from outside are shocked at the simple beauty and peace they convey.
Y bien, hemos llegado al cuarto día de mi reto fotográfico. He escogido para hoy algunos lugares en los que solía jugar cuando era niño, o que han tenido alguna importancia en mi vida, de alguna manera. Estos lugares suelen pasar desapercibidos para la mayoría de las personas, que están demasado acostumbradas a ellos. Sin embargo los que vienen de fuera quedan malavillados ante la sencilla belleza y la paz que transmiten.
...I still remember in my childhood, I liked to walk along the boardwalk. We used to play along the coast, and one of the challenges was to climb the statue of Aphrodite (which for us was simply The Naked Woman), located in front of the boardwalk. Children's challenges that today may seem like little, but that remind us how happy we were, with very little.
Todavía recuerdo en mi niñez, me gustaba caminar por el malecón. Solíamos jugar en toda la costa, y uno de los retos era subir a la estatua de Afrodita (que para nosotros era simplemente La Mujer Desnuda), ubicada frente al malecón. Retos infantiles que hoy pueden parecer poca cosa, pero que nos recuerdan qué felices éramos, con muy poco.
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También recuerdo el Boquerón, un sitio con muchísima historia de amores escondidos y corazones rotos. Allí amé más de una vez, me rompieron el corazón más de una vez, y también rompí algún corazón yo mismo. De día el Boquerón es un parque costero agradable y fresco, un refugio salvador contra el sol y el calor. De noche, se convierte en un sitio oscuro y húmedo, cómplice y escenario perfecto para amores prohibidos y ocultos.
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La iglesia de la ciudad, la parroquia de San Fulgencio de Gibara, que se levanta orgullosa en su humildad, fue durante un tiempo el abrigo de mis inquietudes espirituales. En los años de mi niñez era muy mal visto ser abiertamente religioso, y si bien eso ha cambiado con el tiempo, y yo mismo soy abiertamente religioso, no he olvidado la sensación de extrañeza que me invadía cada vez que caminaba alrededor del templo.
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El parque Calixto García, para muchos sencillamente el "parque de la iglesia", fue uno de los escenarios de mis juegos infantiles más felices e inocentes. Con sus árboles enormes y de frutos extraños, sus bancos de mármol y sus áreas verdes, este parque me vio transformarme de un tímido niño raro y solitario, a un adolescente inquieto y preguntón. Quiero pensar que definitivamente eso tuvo algo que ver en mi vida.
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Y por último la Estatua de la Libertad. O mejor dicho, una de las tantas, pero para el nacido en esta ciudad, la nuestra siempre es la mejor. Hecha en mármol de Carrara, con sus antiguos pedestales de mármol (que fueron arrebatados a plena luz del día y con la complicidad de algún funcionario público, para adornar la estatua de algún héroe o mártir más patriótico). Quizás la Libertad no necesita estatuas de piedra, sino un grito y un golpe en el pecho de todos, para despertar de una buena vez.
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