Who wouldn´t want to lose himself here? /
¿Quién no querría perderse aquí?
Here I felt like singing "My way", Sinatra style /
Aquí sentí ganas de cantar "My way", al estilo de Frank Sinatra...
Living in a place like that, must be very similar to happiness /
Vivir en un sitio como ese, debe parecerse
mucho a la felicidad
The island is full of these rounded rocks /
La isla está llena de estas piedras
redondeadas
I have seen a blue sky very few times since I
arrived here /
He visto el cielo azul muy pocas veces desde
que llegué
Part of the access road to the beach /
Parte de la vía de acceso a la playa
A game of lights and color /
Un juego de luces y color
I have spent most of my 43 years of existence living very close to a treacherous but undoubtedly beautiful sea... and I have to accept it. I am a sea person. Curiously, I'm not very given to bathing on the beach, but I need the sea to exist, to know that everything is fine.
I have been away from the ocean for a few seasons, and when I return to it I always have the feeling that everything returns to its usual balance. Even now, when I decided to make a sudden change in my life and come to live in Brazil, it is no coincidence that I chose Florianópolis as my place of residence, despite the fact that Curitiba was a very good option. But I fell in love with this island from the first images I saw, since I began to investigate it to find out what life was like here.
Today I wanted to give you these photographs of a beach that is almost hidden from the human eye. It is located on my usual route to the center of the city, but if you go too fast you won't be able to see it, that's why I have come today by bicycle, with all the cameras in the universe, to take these photos. The day is leaden, it is a characteristic of Florianópolis, and it transmits a nostalgia that adds to the one I already have. I guess that will be my life from now on: nostalgia.
He pasado la mayoría de mis 43 años de existencia viviendo muy cerca de un mar traicionero pero sin dudas hermoso... y tengo que aceptarlo. Soy una persona de mar. Curiosamente no soy muy dado a los baños en la playa, pero al mar lo necesito para existir, para saber que todo está bien.
He estado algunas temporadas alejado del océano, y siempre al regresar a él tengo la sensación de que todo vuelve a su equilibrio acostumbrado. Incluso ahora, que decidí dar un cambio brusco a mi vida y venirme a vivir a Brasil, no es casualidad que haya elegido Florianópolis como lugar de residencia, a pesar de que Curitiba era una muy buena opción. Pero esta isla me enamoró desde las primeras imágenes que vi, desde que la empecé a investigar para saber cómo era la vida aquí.
He querido regalarles hoy estas fotografías de una playa que está casi escondida al ojo humano. Se encuentra en mi ruta habitual hacia el centro de la ciudad, pero si pasas demasiado rápido no podrás verla, por eso he vendo hoy en bicicleta, con toda la camla del universo, a tomar estas fotos. El día está plomizo, es una característica de Florianópolis, y transmite una nostalgia que se suma a la que ya tengo. Supongo que esa será mi vida en lo adelante: nostalgiar.
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