¡Hola, familia #GEMS! Espero que el fin de semana haya revitalizado sus energías para esta nueva semana que apenas empieza.
Como ven en el título de mi post, hoy les contaré los acontecimientos de ayer. Una aventura en la que compartimos en familia y pasamos un día inolvidable.
El domingo para nosotros comenzó bien temprano. Nos levantamos a las 4:00 am para prepararnos para la salida. Mi esposo tenía que asegurarse que el carro estuviera en buenas condiciones, ya que era un viaje de dos horas. Además, era preciso tener todas las precauciones debido a que era una carretera montañosa, con muchas curvas.
También debía hacer comida. No podíamos solo irnos si llevar algo para comer. El dinero no es que sobre y no podíamos costearnos comprar comida en la playa. Pero bueno, no hay nada mejor que una comida casera.
Las niñas se levantaron entusiasmadas por la idea de salir a hacer algo fuera de lo cotidiano, así que no pusieron protestas para levantarse temprano. Se bañaron y se pusieron sus trajes de baño. Yo las peiné, y cuando los demás estuvieron listos, y las cosas estuvieron en el carro, arrancamos a la playa de Cata en el municipio Costa de Oro, Aragua.
De camino a la playa nos detuvimos en el Parque Nacional Henry Pittier. Un lindo lugar.
Luego seguimos el viaje, se puede decir que un poco turbulento dado que las carreteras están un poco en malas condiciones, pero aun así la vista era de admirar.
Cuando llegamos, pudimos ver qué dado a la temporada de vacaciones, la playa estaba repleta de gente.
Encontramos un lugar entre el gentío y comenzamos a pasar nuestro maravilloso día. Las niñas estaban contentas porque hacía mucho que no viajábamos a la playa y para ellas este era el verdadero sentido de las vacaciones. Nos reímos mucho, disfrutamos compartiendo en familia, incluso los adultos nos tomamos unas cervezas.
Cuando no estaba tomando fotos, estaba riéndome de mi suegra a quien las olas arrastraban a la orilla mientras yo casi me ahogaba de tanta risa en la parte honda de la playa. El oleaje estaba en su punto, pero no evitó que pasáramos un buen momento.
Este fue un día en el que juntos pudimos apreciar lo que tenemos, lo que nos mantiene unidos y lo que nos hace una familia.
Al llegar la tarde, teníamos que recoger las cosas para volver a casa. Había sido un día para memorar, lleno de diversión y alegría. Pero no paró ahí, puesto que en el camino había un río, y mi esposo decidió parar un rato para que las niñas se sacaran un poco el agua salada.
Allí estuvimos un rato hasta que después regresamos al carro. Teníamos que estar en casa antes de que nos agarrara la noche.
Si lugar a dudas esta es una de las experiencias más lindas que he podido vivir; rodeada de mis hijas y de gente que nos quieren. Me alegra saber que a pesar de que mis niñas no sean hijas de mi esposo, sean queridas por él y su familia, convirtiéndonos a todos en una sola.
Si llegaste hasta aquí, quiero darte las gracias por leerme.
Les mando un grande abrazo.
Nota: Todas las fotos me pertenecen y algunas fueron editadas con paint.