Vivimos en la era donde priorizamos la rapidez por encima de todo, incluso sacrificando la calidad, la profundidad o el bienestar personal, según PIERGIORGIO M. SANDRI
“Afirmamos que el esplendor del mundo se ha enriquecido con una belleza nueva: la belleza de la velocidad. (…). No estamos jadeantes; nuestro corazón no siente la menor fatiga, porque se ha alimentado de fuego, de odio y de velocidad (…) Vivimos ya en lo absoluto, puesto que hemos creado la eterna velocidad omnipresente”.
Es decir, que la constante búsqueda de atajos, la impaciencia ante la espera y la necesidad de hacer cada vez más cosas en menos tiempo es la obsesión de nuestra era. Donde la gratificación instantánea, la búsqueda de resultados inmediatos en nuestros proyectos y la necesidad de obtener "likes" y comentarios en nuestras publicaciones en redes sociales nos hacen vivir, con prisa, a las carreras.
En palabras de Carl Honoré
“Vivimos en una sociedad que premia la rapidez por encima de la calidad, la cantidad por encima de la profundidad y la novedad por encima de la sabiduría.”
Esta obsesión por la velocidad tiene un impacto negativo en diversos aspectos de nuestra vida. En el ámbito laboral, nos lleva a tomar decisiones apresuradas sin analizar todas las opciones, a priorizar la cantidad de trabajo realizado por encima de la calidad del mismo y a sufrir de estrés y agotamiento por la constante presión por cumplir con plazos ajustados.
En el ámbito personal, nos aleja de la paciencia y la perseverancia, dos valores fundamentales para alcanzar nuestras metas a largo plazo. Nos empuja a buscar la satisfacción inmediata en actividades superficiales que no nos brindan un verdadero desarrollo personal y nos convierte en víctimas de la ansiedad y la insatisfacción cuando las cosas no salen como esperamos.
Como podemos leer en las redes y que se atribuye a un Proverbio chino: “El bambú que crece más rápido es el que se cae primero.”
De allí que es sano ponderar el hecho que las cosas que realmente valen la pena en la vida no se logran de la noche a la mañana. El éxito, la felicidad y la satisfacción personal son el resultado de un esfuerzo constante, la dedicación y la paciencia. Apreciar el crecimiento lento significa valorar el proceso, disfrutar del camino y aprender a disfrutar de las pequeñas victorias.
Mi invitación es esa, cambiemos nuestra perspectiva y empecemos a valorar el proceso tanto como el resultado final, porque de no hacerlo terminamos comiendo comida pre masticada.
Cult of speed
We live in the era where we prioritize speed above all else, even sacrificing quality, depth or personal wellbeing, according to PIERGIORGIO M. SANDRI
We affirm that the splendor of the world has been enriched with a new beauty: the beauty of speed (...) We are not panting; our heart does not feel the slightest fatigue, because it has been nourished by fire, hatred and speed (...) We already live in the absolute, since we have created the eternal omnipresent speed".
In other words, the constant search for shortcuts, impatience with waiting and the need to do more and more things in less time is the obsession of our era. Where instant gratification, the search for immediate results in our projects and the need to get "likes" and comments on our publications in social networks make us live, in a hurry, on the run.
In the words of Carl Honoré.
"We live in a society that prizes speed over quality, quantity over depth, and novelty over wisdom."
This obsession with speed has a negative impact on various aspects of our lives. In the work environment, it leads us to make hasty decisions without analyzing all the options, to prioritize the quantity of work done over the quality of work, and to suffer from stress and exhaustion due to the constant pressure to meet tight deadlines.
On a personal level, it leads us away from patience and perseverance, two fundamental values to achieve our long-term goals. It pushes us to seek immediate satisfaction in superficial activities that do not provide us with real personal development and makes us victims of anxiety and dissatisfaction when things do not go as we expect.
As we can read in the networks and which is attributed to a Chinese Proverb: "The bamboo that grows the fastest is the one that falls first ".
Hence, it is healthy to ponder the fact that things that are truly worthwhile in life are not achieved overnight. Success, happiness and personal satisfaction are the result of constant effort, dedication and patience. Appreciating slow growth means appreciating the process, enjoying the journey and learning to enjoy the small victories.
My invitation is that, let's change our perspective and start valuing the process as much as the final result, because if we don't we end up eating pre-chewed food.
CRÉDITOS
Banner elaborado en PSD con fotos propias y logo de IAFO
Logos redes sociales
Traductor Deepl