Una de las primeras cosas que hago antes de hablar sobre una palabra es buscar su significado en algún diccionario, y compararla con otras definiciones que pueda encontrar en otros diccionarios o en otras páginas web para formar una idea crítica de lo que voy a comentar, a pesar de que ya pueda conocer el significado de la misma o tener una noción aceptable de su definición, siempre estoy buscando de crear un juicio objetivo cuando me expreso hacia el público, o al menos expresar dos o más puntos de vista. Es costumbre mía ya despreciar todo lo que me encuentro por Internet, pero nunca está de más buscar una definición en otro sitio web que no sea algún diccionario oficial para darle alguna validez a nuestro criterio, pero por lo general siempre las opiniones en páginas oficiales no tienen algún fundamento que me causen seguridad de lo que estoy leyendo, pues cualquier lunático puede estar hablando de lo que le convenga y como le convenga en cualquier plataforma dentro de Internet sin tener ni la más mínima idea de lo que se refiere.

Esto sucede con mucha frecuencia en las redes sociales, en donde podemos encontrar a cualquier cantidad de personas hablando de una inmensa cantidad de temas sólo por hablar y tener seguidores que les avalen la información a la que se están refiriendo, pero sin saber con certeza de la base bibliográfica que pueda tener esa información que en muchos casos sólo está fundamentada en publicaciones en páginas de internet, impresiones y experiencias personales, o en el peor de los casos, expresiones de otras personas. Por supuesto este tema es inmenso, sobretodo con lo rápido que se ha adentrado la sociedad al mundo digital luego de la pandemia del coronavirus en donde muchas personas consiguieron en Internet un método para subsistir fuera del mundo real haciéndose con la ingenuidad de aquellos que viven esclavizados al teléfono inteligente que poco a poco va coartando la inteligencia de su portador.

Hablemos más a fondo de los influenciadores de redes sociales, los mal llamados "Influencers, Coachs, Gurus" y demás pronombres que causan en cualquier mente inteligente algo de repulsión porque son gente que se ha dedicado los últimos dos años de pandemia a manipular las debilidades de los usuarios de Internet para usarlas a su favor. De antemano aclaro que no me importan las formas que tenga cada quien de hacer dinero porque yo tengo mis propios métodos para mantener a mi familia, así como también los políticos mienten para robar los bienes públicos, los abogados manipulan las leyes y los juicios para su éxito, los malhechores quiebran la moral pública para su beneficio, yo elegí ganar un salario mínimo que poco me alcanza para vivir porque no tengo la voluntad de ir en contra de mis principios humanos. Obviamente en cada problema las comparaciones no son equitativas, al igual que cada uno tiene sus propias especificaciones dentro de la sociología, pero básicamente todo parte de la moral y la ética que guardan los profesionales a la hora de ejercer su profesión, por ejemplo, los médicos en teoría atienden a cualquier persona que presente una enfermedad porque es un deber ético de la profesión brindar salubridad a los demás, obviamente estos y todos los profesionales devengan un salario por ejercer su profesión, el cual en muchas ocasiones es insuficiente para existir dentro del mundo moderno y quiebra la moral de cada quien para vivir más cómodos al costo de su integridad como seres humanos.

Podríamos pensar que la razón principal por la que los profesionales mancillan los deberes de su profesión podría estar ligada a la forma de vida que tenga cada quien dentro de un sistema económico, es decir, al puesto que ocupe cada persona dentro de las fronteras de su país porque como sabemos no todos los estados se rigen de la misma manera, y no en todas las sociedades podemos observar las mismas cualidades y debilidades, siempre hay una variante que es determinada por la economía. Por ejemplo, yo vivo en Venezuela, un país muy famoso en las últimas décadas por su sistema económico poco común en la ideología y hegemonía mundial, como todos sabemos la hegemonía mundial está regida por el capitalismo; pero en mi país existe la ventaja de que cualquier persona puede tener acceso a la educación en todos sus niveles, la contra parte es que los profesionales son muy mal remunerados lo que incita a los mismos a sacrificar su vocación e integridad por buscar una vida más cómoda. Yo soy comunicador social, y he visto cómo muchos colegas han hecho de la profesión una malversación a la verdad sólo por defender una ideología política o apoyar una causa personal, pero aquellos paladines de la verdad periodística poco a poco fueron desapareciendo cuando vieron que no era rentable cobrar un salario mínimo por arriesgar la vida defendiendo la verdad.

Ese es otro tema muy amplio, la forma en que la corrupción ha empujado a las personas a entregar su vocación como profesionales por evitar causarle daño a sus vidas y las de sus allegados, es algo que mayormente se aprecia es cargos asociados a la política y a la delincuencia pero no por eso podemos dejar de pensar que un panadero no forma parte de un sistema corrupto por revender harina subsidiada por el gobierno de cualquier país a un precio que no es justo. Pero no te asustes porque todos en cierta forma, los que formamos parte del sistema, contribuimos a que la corrupción siga sucediendo cuando tomamos actitudes indiferentes hacia los problemas sociales debido a que para nosotros no son importantes los derechos del medio ambiente ante las corporaciones transnacionales que exterminan ecosistemas y culturas completas sólo para que podamos tener agua caliente en nuestros hogares, o bebidas gaseosas, o ropa de marca, o un teléfono inteligente en las manos que piensa por nosotros, y nos muestra por lo menos un tercio del día a otras personas viviendo el mundo como lo quisiéramos vivir, dictándonos las reglas de la moral del mundo o la sociedad a la que pertenecemos, entreteniéndonos para que no nos demos cuenta que somos como gallinas en un corral, o africanos en un trirreme romano perteneciendo a la nueva sociedad de esclavos del siglo XXI.