Conforme se acerca Navidad la gente se levanta más tarde. Por ejemplo, si yo hiciera lo mismo que las demás personas, graves problemas para ir a trabajar. Pero en cambio a mí me gusta levantarme aún más temprano cuando los demás deciden procrastinar por el frío. Como dice el dicho, a Dios la ayuda. El único detalle que no me deja en paz es decidir que voy a almorzar. Un lonche de barbacoa se oye bien, pero tiene bastante grasa aunque también está muy sabroso. Si tuviera la oportunidad de almorzar en la casa de mi mamá Seguramente me haría unas papas con huevo. No saben cómo extraño a esas papas. En ocasiones mi madre les ponía un poco de chorizo. Era una verdadera delicia. Ya casi tiene los 80 años y aún se levanta temprano. Imagino que si todavía tuviéramos el rancho se levantaría a darle de comer a las gallinas. Pero esa dimensión está solo en mi imaginación. Creo que unos tacos a vapor estarían bien y un refresco de cola por supuesto, para no desentonar. Ya para la hora de la comida Dios dirá. Mientras me quedo mirando la fuente
Patozo