Good morning friends, may God greatly bless each of you.
Friday has arrived and once again I share with you a passage from the sacred scriptures that highlights the importance of teaching and wisdom as foundations for a righteous life. The father acts as a mediator of this wisdom, transmitting teachings that he himself received and that have guided him throughout his life. The continuity of teaching through generations and the need to treasure and practice wisdom to achieve a full and blessed life are emphasized.
Hear, children, the teaching of a father, And be attentive, so that you may know sanity. Because I give you good teaching; Do not forsake my law. Because I was also my father's son, Delicate and unique in front of my mother. And he taught me, and said to me: Let your heart hold my reasons, Keep my commandments, and you will live.
Proverbs 4:1-4
Amen
"Hear, children, the teaching of a father, And be attentive, so that you may know sanity."
The proverb begins with a direct appeal to the children, that is, to the recipients of the teaching. The word "hear" is imperative, emphasizing the need to listen actively, not just listen passively. The "teaching of a father" here refers not only to any teaching, but to wisdom coming from a figure of authority and experience. The father is seen as a figure of wisdom who seeks the well-being of his children.
The second part of the verse, "be attentive, that you may know sanity," suggests that attention and receptivity are essential to acquiring "sanity," understood as practical and ethical wisdom that guides a righteous and prudent life.
The value of teaching
"For I give you good teaching; Do not forsake my law."
The father assures his children that what he offers them is "good teaching," meaning that it is valuable, true, and beneficial. This teaching is not trivial, but something that must be treasured and practiced. The phrase "Do not forsake my law" reinforces the importance of staying true to this teaching, suggesting that turning away from it could have negative consequences. Here, "my law" can refer to the moral and spiritual teaching that the father has instilled, which is expected to be faithfully observed and followed.
The continuity of teaching.
"For I also was my father's son, Delicate and unique before my mother. And he taught me, and said to me: Let your heart hold my reasons, Keep my commandments, and you will live."
In these verses, the father shares his own personal experience. He himself was a son who received teaching from his father, showing that the transmission of wisdom is a tradition that is passed from generation to generation. By saying "Delicate and unique in front of my mother", a relationship of affection and uniqueness is revealed, suggesting that the teaching received was given with love and care.
The father remembers the words of his own father, who exhorted him to retain the reasons (teachings) in his heart and to keep the commandments. The idea of "holding in the heart" indicates that the teaching must be internalized, not only understood intellectually, but lived and applied in daily life.
Finally, the advice culminates with a promise: "and you will live." This life does not refer only to physical existence, but to a full life, blessed and guided by wisdom and obedience to the commandments.
Buen día amigos, que Dios les bendiga grandemente a cada uno de ustedes.
Llegó el viernes y una vez más les comparto un pasaje de las sagradas escrituras donde se resalta la importancia de la enseñanza y la sabiduría como fundamentos para una vida recta. El padre actúa como un mediador de esta sabiduría, transmitiendo enseñanzas que él mismo recibió y que lo han guiado a lo largo de su vida. Se subraya la continuidad de la enseñanza a través de las generaciones y la necesidad de atesorar y practicar la sabiduría para alcanzar una vida plena y bendecida.
Oíd, hijos, la enseñanza de un padre, Y estad atentos, para que conozcáis cordura. Porque os doy buena enseñanza; No desamparéis mi ley. Porque yo también fui hijo de mi padre, Delicado y único delante de mi madre. Y él me enseñaba, y me decía: Retenga tu corazón mis razones, Guarda mis mandamientos, y vivirás.
Proverbios 4:1-4
Amén
"Oíd, hijos, la enseñanza de un padre, Y estad atentos, para que conozcáis cordura."
El proverbio comienza con un llamado directo a los hijos, es decir, a los receptores de la enseñanza. La palabra "oíd" es imperativa, enfatizando la necesidad de escuchar activamente, no solo oír pasivamente. La "enseñanza de un padre" aquí no solo se refiere a cualquier enseñanza, sino a una sabiduría proveniente de una figura de autoridad y experiencia. El padre es visto como una figura de sabiduría que busca el bienestar de sus hijos.
La segunda parte del versículo, "estad atentos, para que conozcáis cordura", sugiere que la atención y la receptividad son esenciales para adquirir la "cordura", entendida como una sabiduría práctica y ética que guía a una vida recta y prudente.
El valor de la enseñanza
"Porque os doy buena enseñanza; No desamparéis mi ley."
El padre asegura a sus hijos que lo que les ofrece es "buena enseñanza", lo que significa que es valiosa, verdadera y beneficiosa. Esta enseñanza no es trivial, sino algo que debe ser atesorado y practicado. La frase "No desamparéis mi ley" refuerza la importancia de mantenerse fiel a esta enseñanza, sugiriendo que alejarse de ella podría tener consecuencias negativas. Aquí, "mi ley" puede referirse a la enseñanza moral y espiritual que el padre ha inculcado, que se espera sea observada y seguida fielmente.
La continuidad de la enseñanza.
"Porque yo también fui hijo de mi padre, Delicado y único delante de mi madre. Y él me enseñaba, y me decía: Retenga tu corazón mis razones, Guarda mis mandamientos, y vivirás."
En estos versículos, el padre comparte su propia experiencia personal. Él mismo fue un hijo que recibió enseñanza de su padre, mostrando que la transmisión de sabiduría es una tradición que se pasa de generación en generación. Al decir "Delicado y único delante de mi madre", se revela una relación de afecto y singularidad, lo que sugiere que la enseñanza recibida fue dada con amor y cuidado.
El padre recuerda las palabras de su propio padre, que le exhortaba a retener en su corazón las razones (enseñanzas) y a guardar los mandamientos. La idea de "retener en el corazón" indica que la enseñanza debe ser internalizada, no solo entendida intelectualmente, sino vivida y aplicada en la vida diaria.
Finalmente, el consejo culmina con una promesa: "y vivirás". Esta vida no se refiere solo a la existencia física, sino a una vida plena, bendecida y guiada por la sabiduría y la obediencia a los mandamientos.