Estebatravieso ensayando ser un árbol / Foto propia
Esteban Travieso
—Ma… ya está listo el atol —gritó desde la cocina el niño.
—Te dije que no revises la olla, deja las malas costumbres.
El muchacho se hizo el desentendido ante el mandato de su madre. Siguió probando el atol para saciar su hambre, y al percibir que le faltaba azúcar, quiso agregarla por su cuenta; lamentablemente se equivocó al elegir el frasco y terminó añadiendo un puñado de sal al alimento, se dio cuenta porque al darle la vuelta al frasco, decía: sal, y de inmediato se asustó porque como su mamá ya había castigado a su hermano mayor por algo menor, salió de la cocina, abrió la puerta y se fue corriendo a esconderse en la plaza, pero como creía que los que pasaban lo delatarían, se metió dentro de un autobús que tenía la puerta abierta y se agazapó en el último puesto.
Se llamaba Esteban, tenía diez años y se apellidaba Travieso; y como ven, le hacía honor a su apellido, pero era muy querido por todos. Minutos después, al autobús se subieron unos niños que irían de paseo por la ciudad, se habían detenido un momento a recoger a Mélani y como el chofer era más bueno que una torta de chocolate, los dejó bajarse a todos para que la esperaran en la placita que quedaba frente a la casa de la niña y ahí fue cuando nuestro Travieso se subió.
Minutos después estaba mezclado entre los niños que señalaban casas, centros comerciales y a los conocido que veían desde la ventana del autobús. Minutos más y les obsequiaron galletas a todos; estos niños siempre iban con el señor Justo, quien además de chofer era el responsable de la congregación infantil “Una sonrisa para dar vida” y se dedicaba a llevar alegría a quienes lo necesitaban, por eso conocía a los niños y por eso tenía la confianza de los padres; pero como eran varios los niños nuevos no se percató cuando Esteban se camufló, y los otros niños pensaron que era un nuevo, hasta la misma Mélani porque, aunque vivían en el mismo barrio nunca se habían visto.
La mamá empezó a llamar a Esteban y como no respondía lo buscó por la casa, y nada; y como no lo encontró lo mandó a buscar a la plaza, y tampoco; y como la cosa no era para alarmarse de buenas a primeras, esperó unos minutos y empezó a buscarlo con desesperación y minutos después se desmayó y la llevaron al hospital, mientras los tíos, primos y demás familiares salieron a buscar a “Estebatravieso”, como le decía el tío Jesús.
El autobús, por su parte, estaba llegando a la Plaza Bolívar de Guanare donde estaban los payasos, mimos y cuentacuentos. Estebatravieso era el primero en disfrutar de los juegos, el más participativo y el que más comía de todo y como era muy pila, estaba pendiente de que no lo fueran a dejar, aunque a veces se acordaba de su mamá, pero como la diversión era tanta, se hacía el loco y seguía disfrutando.
Más tarde se fueron todos en el mismo autobús, niños, payasos, cuentacuentos y mimos, al geriátrico; allí alegraron a los abuelitos y Estebatravieso se asustó cuando su abuelito paterno lo vio de lo más contento y haciendo reír a los abuelitos y le agradeció por andar haciendo tan bonita labor.
Estebatravieso no quiso decirle que en realidad andaba escapado porque iba a preocupar al abuelo, pero entonces se asustó porque su mamá debía estar angustiada y le preguntó al chofer a qué hora terminaba el recorrido y este le dijo que al mediodía los llevaría a todos a su casa. Y como Estebatravieso no podía esperar hasta el mediodía, intentó irse solo, pero el chofer no lo dejó y como no podía decirle que él no era de la congregación porque seguro y lo llevarían con la policía, se quedó tranquilo mientras lograba escaparse.
Volvieron todos a subir al autobús en una confusión de alegría que no se sabía quiénes eran los niños ni quienes los payasos, quiénes eran los mimos ni quiénes los cuentacuentos; solo Estebatravieso ya no andaba tan feliz porque seguía pensando en su mamá.
Más tarde el autobús llegó al hospital a visitar a los niños enfermos. Los subieron al tercer piso y los niños que estaban en las camas se alegraron por los payasos, los cuentacuentos y los mimos y porque los otros niños los saludaban y jugaban con ellos. Estebatravieso estaba preocupado y su cara estaba a punto de llorar cuando uno de los niños del hospital se le acercó para llevarlo hasta donde habían hecho un círculo y jugaban al baile del Tim tom:
Tin ton, tin ton, tin ton
me gusta bailar sin son
con una mano en la oreja
yo bailo como una vieja,
con la otra mano en la frente
imito al que pela el diente
y si quieren que yo siga
pídanmelo de barriga.
Tin ton, tin ton, tin ton
me gusta bailar sin son
que venga a bailar fulano
porque este baile es cansón.
Estebatravieso empezó a bailar y lo hacía con tanta gracia que los niños le pidieron que lo volviera a hacer y él lo hacía una y otra vez, de diferentes maneras y llamó tanto la atención que hasta las enfermeras de los otros pisos subieron y bajaron, de acuerdo a donde estuvieran, a ver al niño bailando y hubo una que lo reconoció y corrió a emergencias, desesperada, pero cuando llegó no encontró lo que buscaba y volvió a correr hasta el tercer piso, y cuando llegó, los visitantes se habían despedido y los niños enfermos todavía estaban sonriendo porque aquel niño gracioso los había alegrado con su baile; la enfermera volvió a correr para alcanzar al autobús, pero volvió a llegar tarde porque ya se había ido y entonces sacó su celular y empezó a llamar.
La mamá de Estebatravieso estaba en la puerta de su casa cuando llegó el autobús. El señor Justo y todos en el transporte ya sabían la verdad, el señor Justo bajó con el niño quien estaba llorando. La mamá también estaba llorando y Estebatravieso sabía que era por su culpa y sabía que le iban a pegar. Detrás del chofer se bajaron los payasos, los mimos, los cuentacuentos y los niños y todos estaban llorando porque no querían que la mamá le pegara a Esteban, pero la mamá no le quería pegar, ella estaba contenta por lo que Esteban había hecho en el geriátrico con los viejitos, el abuelo la había llamado para decirle lo que había hecho y la enfermera del hospital que era prima de Esteban, también la había llamado para contarle lo contento que quedaron los niños en el hospital gracias a Esteban. La mamá lo abrazó y le dijo que siguiera haciendo esas cosas bonitas, pero sin escaparse, que de ahora en adelante ella también podía ir.
Cuando los niños, los payasos, los mimos y los cuentacuentos vieron que no le pegarían a su nuevo amigo, dejaron de llorar y entraron a la casa de Esteban a seguir el paseo porque la mamá los invitó a comer atol:
─¡No!, ─dijo Esteban─ que tiene sal.
─¡No! ─dijo la mamá ─ que no tiene sal.
─Pero si yo le puse sal por equivocación, por eso me asusté y...
─¡No!, le pusiste azúcar, porque por error yo intercambié los nombres de los frascos; puse el de sal en el de la azúcar y el de la azúcar en el de sal.
Y como buenos amigos todos empezaron a comer atol.
FIN
Este cuento lo escribí para participar en el reto Continúa... la historia 26 de marzo de 2022, de la comunidad @freewritehouse, ellos proponen el siguiente párrafo y de ahí debemos continuar:
—Má… ya esta listo el atol —gritó desde la cocina el travieso niño.—Te dije que no revises la olla, déjà las malas costumbres.El muchacho se hizo el desentendido ante el mandato de su madre. Siguió probando el atol tratando de saciar su hambre, y al percibir que le faltaba azúcar, quiso agregarla por su cuenta. Lamentablemente se equivocó al elegir el frasco adecuado y terminó añadiendo un gran puñado de sal al alimento…Tú sigues a partir de aquí…
Invito a @eleazarvo y a @franvenezuela
Estebatravieso rehearsing to be a tree / Own photo
Esteban Travieso
-Ma... the atol is ready," shouted the boy from the kitchen.
-I told you not to check the pot, stop with the bad habits.
The boy ignored his mother's command. He continued tasting the atol to satiate his hunger, and upon perceiving that it lacked sugar, he wanted to add it on his own; unfortunately he made a mistake when choosing the jar and ended up adding a handful of salt to the food, he realized it because when he turned the jar over, it said: salt, and he immediately got scared because as his mom had already punished his older brother for something minor, he left the kitchen, opened the door and went running to hide in the square, but as he believed that those passing by would give him away, he got inside a bus that had the door open and crouched in the last stall.
His name was Esteban, he was ten years old and his last name was Travieso; and as you can see, he lived up to his last name, but he was very well liked by everyone. Minutes later, some children got on the bus to go for a ride around the city, they had stopped for a moment to pick up Mélani and as the driver was nicer than a chocolate cake, he let them all off to wait for her in the little square in front of the girl's house and that was when our Travieso got on.
A few minutes later he was mixed in among the children pointing out houses, shopping malls and the acquaintances they saw from the window of the bus. A few minutes more and they gave cookies to everyone; these children always went with Mr. Justo, who besides being the driver was the head of the children's congregation "A smile to give life" and was dedicated to bring joy to those in need, so he knew the children and therefore had the trust of the parents; but as there were several new children he did not notice when Esteban was camouflaged, and the other children thought he was a new one, even Melani herself because, although they lived in the same neighborhood they had never seen each other before.
The mother began to call Esteban and when he didn't answer she looked for him around the house, and nothing; and when she didn't find him she sent him to look for him in the square, and nothing; and since it wasn't something to be alarmed about, she waited a few minutes and began to look for him desperately and minutes later she fainted and was taken to the hospital, while the uncles, cousins and other relatives went out to look for "Estebatravieso", as uncle Jesús called him.
The bus, meanwhile, was arriving at the Plaza Bolivar in Guanare where the clowns, mimes and storytellers were. Estebatravieso was the first one to enjoy the games, the most participative and the one who ate the most of everything and as he was very young, he was watching out that they were not going to leave him, although sometimes he remembered his mother, but as the fun was so much, he pretended to be crazy and continued enjoying himself.
Later they all went on the same bus, children, clowns, storytellers and mimes to the nursing home. There they made the grandparents happy and Estebatravieso was frightened when his paternal grandfather saw him looking so happy and making the grandparents laugh and thanked him for doing such a nice job.
Estebatravieso did not want to tell him that he was really running away because he would worry his grandfather, but then he got scared because his mother must have been worried and asked the driver when the tour would end and he told him that he would take them all home at noon. And since Estebatravieso could not wait until noon, he tried to leave alone, but the driver would not let him and since he could not tell him that he was not from the congregation because they would surely take him to the police, he stayed calm while he managed to escape.
They all got back on the bus in such a confusion of joy that they did not know who were the children, who were the clowns, who were the mimes and who were the storytellers; only Estebatravieso was no longer so happy because he was still thinking about his mother.
Later the bus arrived at the hospital to visit the sick children. They were taken up to the third floor and the children in the beds were happy because of the clowns, the storytellers and the mimes and because the other children were greeting them and playing with them. Estebatravieso was worried and his face was close to tears when one of the children from the hospital approached him to take him to where they had made a circle and were playing the Tim tom dance:
I like to dance without a beat
with one hand on my ear
I dance like an old woman
with the other hand on my forehead
I imitate the one who peels the tooth
and if you want me to go on
ask me on my belly.
Tim tom, tim tom
I like to dance without a tune
let so-and-so come and dance
because this dance is tiring.
Estebatravieso began to dance and he did it so gracefully that the children asked him to do it again and he did it over and over again, in different ways and attracted so much attention that even the nurses from the other floors went up and down, according to where they were, one of them recognized him and ran to the emergency room in desperation, but when she got there she couldn't find what she was looking for and ran back up to the third floor, and when she got there, the visitors had said goodbye and the sick children were still smiling because that funny little boy had cheered them up with his dancing; The nurse ran again to catch the bus, but she was late again because the bus had already left, so she took out her cell phone and started calling.
Estebatravieso's mother was at the door of her house when the bus arrived. Mr. Justo and everyone on the bus already knew the truth, Mr. Justo got off with the boy who was crying. The mother was also crying and Estebatravieso knew it was his fault and knew he was going to be beaten. Behind the driver the clowns, the mimes, the storytellers and the children got out and they were all crying because they didn't want the mother to hit Esteban, but the mother didn't want to hit him, she was happy for what Esteban had done at the nursing home with the old people, the grandfather had called her to tell her what he had done and the nurse at the hospital who was Esteban's cousin, had also called her to tell her how happy the children were at the hospital thanks to Esteban. The mother hugged him and told him to keep doing those nice things, but without running away, that from now on she could go too.
When the children, the clowns, the mimes and the storytellers saw that they would not hit their new friend, they stopped crying and went inside Esteban's house to continue the walk because the mom invited them to eat atol:
─No, ─said Esteban─ that has salt in it.
─No! ─said the mom ─that it doesn't have salt.
─But I put salt in it by mistake, that's why I got scared and....
─No, you put sugar in it, because by mistake I changed the names of the jars; I put the one with salt in the one with sugar and the one with sugar in the one with salt.
And like good friends they all began to eat the atol.
I wrote this story to participate in the challenge Continue... the story March 26, 2022, from the @freewritehouse community, they propose a paragraph and from there we must continue.