The Therapist | El Terapeuta. Un hogar inesperado [Eng/Esp]

in #hive-1611552 years ago


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When we are no longer able to change a situation, we face the challenge of changing ourselves.

 
-Victor Frankl-



TEXT IN ENGLISH


Carlos entered the cubicle where the doctor was and sat down. When he was able to appreciate her up close, he noticed that she was much more beautiful than he could have imagined or had managed to see at first glance. Then, trying to say something intelligent, after detailing her for a longer time and with the illusory intention of making amends for what he had done before, he threw the following sentence at her point blank:

- Forgive my boldness, but I sense that you are one of those people who are born with the gift of being able to be and achieve anything they want in life. I, on the other hand, am your antipode, and on the contrary, I don't even know who I am. Although returning to what I want to express, I confess that if I had seen her on the street, I would have sworn she was an artist or a model. Maybe she is, and I came to the wrong place, and this is not a psychiatrist's office but a film studio.

She couldn't hold in her laughter, which of course was the most beautiful Carlos had ever seen. If the doctor's beauty had shocked him, her laughter definitely made him fall in love. As the song says: "downhill on her roll" he was in front of, and nothing more and nothing less, than as a patient of someone who at least physically was the woman of his life. He thought that spontaneously, just as it had happened to him when he had said the compliment at the beginning of the session.

If there was something impossible from any point of view, it was that a woman of that kind would look at a tadpole, at a little batrachio like him. And much less, if to top it all, she was his patient, simply a matter of professional ethics that could not be discussed. Again the repeated and pathetic story of his life.

Then in a burst of courage uncommon for him, he dared to play chess and anticipated the next moves of that game called therapy, telling the doctor bluntly:

- I know that it is a common occurrence for a patient to fall in love with his or her therapist, especially in the area of psychology and psychiatry. However, with the greatest respect, I have to express to you with the sincerity that is due to both patient and therapist, that without a doubt, upon seeing you, I would have fallen in love with you in any time, situation, place and circumstance in which I would have met you, and if I met you a thousand times, a thousand times I would do the same. You are the most beautiful woman I have ever seen in my life.

He fell for an instant, but almost compulsively continued:

And although it is a trite expression ad nauseam, if I woke up from an accident and the first thing I saw was your beautiful face, I would believe without hesitation that you are an angel, and that my days on earth would be over. You are a being from another world, it would be an affront to art and aesthetics, not to be stunned by a flesh and blood venus like you.

He let out the longest sigh of his entire life and continued saying, already with his typical defeatist attitude and looking at the floor in shame, impotence and obvious frustration, that he understood that after everything he had said in such a reckless and tactless way, it was better for him to leave and never set foot in the office again.

As he stood up to leave the office at full speed, the doctor spoke to him with authority and told him to return to his seat, expressing:

Please Carlos sit down, don't give up or fall into self-sabotage before starting therapy.

Carlos returned to his seat, thinking that he had better shut his mouth and not open it again during the whole therapy. There was an uncomfortable silence, even more so, when he felt that the doctor's gaze, with the aggravating factor of having the most beautiful eyes that had ever looked at him, were fixed on him. However, breaking the ice the therapist told him:

- Things must begin as they are meant to begin so let's forget the previous situation and take the opportunity to formally introduce ourselves. My name is Laura Diaz.

She extended her frank and confident hand to Carlos. The latter, looking at her without saying a word, took a while to reciprocate, as if he knew that these two opposing energies that were about to meet could cause a universal cataclysm.

And he said to himself: - Enough of anachronistic and pathetic romanticism, man, we are in the twenty-first century and you are still living on the illusions of the nineteenth century. Stop living in the past, God's time is perfect, and it is so for a reason: because he is always in the present, it is his gift to the conscious beings.

He stretched out his arm, and felt at the other end, a warm and comfortable hand, which transmitted to him a security like that which we feel from the people we care about and to whom we matter, or that which gives us the warmth of a home. At that moment she decided to stay, wishing it would be forever.

To be continued...



TEXTO EN ESPAÑOL


Carlos entró al cubículo donde estaba la doctora y se sentó. Cuando pudo apreciarla de cerca, notó que era mucho más bella de lo que podía imaginar o había logrado ver a las primeras de cambio. Entonces, tratando de decir algo inteligente, luego de detallarla por más tiempo y con la ilusoria intención de enmendar lo que había hecho anteriormente, le lanzó la siguiente frase a quema ropa:

- Disculpe mi atrevimiento, pero intuyo que usted es de esas personas que nacen con el don de poder ser y lograr en la vida cualquier cosa que deseen. Yo en cambio soy su antípoda, y por el contrario ni siquiera sé quién soy. Aunque volviendo a lo que quiero expresar, confieso que si la hubiera visto en la calle, hubiera jurado que era una artista o una modelo. Quizá sí lo es, y yo vine al lugar equivocado y este no es un consultorio de psiquiatría sino un estudio de cine.

Ella no pudo aguantar la risa, que por supuesto era la más hermosa que Carlos jamás hubiera visto. Si la belleza de la doctora lo había impactado, su risa definitivamente lo enamoró. Como dice la canción: “cuesta abajo en su rodada” estaba enfrente, y nada más y nada menos, que como paciente de alguien que al menos físicamente era la mujer de su vida. Eso pensó de forma espontánea, así como le había sucedido al decir el cumplido al inicio de la sesión.

Era acaso otra mala jugada del destino, si había algo imposible por cualquier lado donde se le mirara, era que una mujer de ese talante, se fijara en un renacuajo, en un batracio como él. Y mucho menos, si para colmo era su paciente, sencillamente una cuestión de ética profesional que no tenía discusión. Otra vez la repetida y patética historia de su vida.

Entonces en un arrebato de coraje poco común en él, se atrevió a jugar ajedrez y se adelantó a las siguientes jugadas de ese partido llamado terapia, diciéndole sin tapujos a la doctora:

- Sé que es un hecho común que un paciente se enamore de su tratante, sobre todo en el área de la psicología y la psiquiatría. Sin embargo, con el mayor respeto, y con la sinceridad que se deben paciente y terapeuta, tengo que expresarle que sin duda alguna, al verla me hubiera enamorado de usted en cualquier época, situación, lugar y circunstancia en la cual me la hubiera encontrado, y si me la encontrara mil veces, mil veces me pasaría lo mismo. Usted es la mujer más hermosa que he visto en mi vida.

Cayó por un instante, pero de forma casi compulsiva continuó:

Y aunque es una expresión trillada hasta la saciedad, si yo despertara de un accidente, y lo primero que viera fuera su precioso rostro, creería que usted es un ángel, y que mis días en la tierra ya se habrían terminado. Usted es un ser de otro mundo, sería una afrenta al arte y a la estética, no pasmarse ante una venus de carne y hueso como usted.

Hizo el suspiro más largo de toda su vida y continuó diciendo, ya con su típica actitud derrotista y mirando al suelo de la vergüenza, la impotencia y una evidente frustración, que comprendía que después de todo lo que había dicho de una forma tan imprudente y sin el menor tacto, era mejor que se marchara y no volviera a pisar más el consultorio.

Cuando se levantaba para irse a toda velocidad del consultorio, la doctora le habló con autoridad y le dijo que volviera a su asiento expresando:

Por favor Carlos siéntate, no te rindas ni caigas en un autosaboteo antes de comenzar la terapia.

Carlos volvió a su asiento, pensando que era mejor que cerrara el pico y no lo volviera abrir en toda la terapia. Hubo un silencio incómodo, más aún, cuando él sentía que la mirada de la doctora, con el agravante de tener los ojos más bellos que alguna vez lo habían mirado, estaban fijos en él. Sin embargo, rompiendo el hielo la terapeuta le dijo:

- Las cosas deben comenzar como tienen que comenzar así que olvidemos la situación anterior y aprovechemos para presentarnos formalmente, mi nombre es Laura Diaz.

Ella le extendió su mano franca y segura a Carlos. Este mirándola sin decir palabra, tardó un rato en corresponder, como si supiera que esas dos energías opuestas que iban a encontrarse, podrían causar un cataclismo universal.

Y se dijo así mismo: - Ya basta de romanticismos anacrónicos y patéticos hombre, estamos en el siglo veintiuno y tú todavía vives de las ilusiones del siglo diecinueve. Ya deja de vivir en el pasado, el tiempo de Dios es perfecto, y lo es por una razón: porque siempre está en el presente, es su regalo a los seres conscientes.

Extendió su brazo, y sintió al otro extremo, una mano cálida y confortable, que le transmitió una seguridad como esa que sentimos de las personas que nos importan y a las cuales importamos, o esa que nos brinda la calidez de un hogar. En ese momento decidió quedarse, deseando que ojalá fuera para siempre.

Continuará…


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