Me sumerjo en el brillo
que llena la habitación
cuando a solas te ríes;
me haces feliz cómo
-hace veinte años-
donde en silente calma
sobre la verde alfombra
nos besamos;
es blanco el sol,
visto a través de la
corona que cubre tus
sienes;
soy fausto cautivo
en la celda de mil días
esperando, prisionero en
adherencia a extrañarte,
nadie separará el suspiro
de mis huesos cruzando
ciego hasta el puerto
de tu cuerpo.
Es blanco el sol,
lo siento al cruzar
descarado la blanca tez
de tu blusa;
Así de ilógica es
esta pasión que en
imprudente distancia
nos separa está mañana;
dudo poder amar
repetidamente otra alma,
sino es la tuya envuelta
en mis brazos.
Es blanco el sol.
yo he tenido que marchar
y a pesar de la noche
no te puedo dejar.