En Argentina estamos en los últimos días de invierno, y aunque el sol a veces nos engaña, pues se sigue sintiendo frío, hay que aprovechar cuando los rayos solares no son esquivos, para salir un rato a distraerse.
Mientras ibamos a las corridas al banco para depositar antes de que cerraran, vimos que el parque ubicado frente a la municipalidad de Lomas de Zamora, estaba poco concurrido, por lo que le dije a mi hijo que luego del banco, podíamos pasar un rato por ahí.
Por supuesto que aceptó la idea, y ¿quién no, si ha estado confinado a parques cerrados para evitar el frío?
Así que terminamos el trámite y nos dirigimos a la plaza Grigeria, que es toda una cuadra en la que se encuentran varios espacios para disfrutar: una mini cancha de futbol sala, el parque infantil, áreas verdes y un espacio ideal para hacer conciertos o reuniones masivas sin tener que trancar las calles aledañas.
Al entrar al parque, vimos un carrusel de dos pisos que cada tanto funcionaba durante unos minutos, y al que se tenía acceso comprando los boletos en la entrada. Cómo ibamos sin presupuesto para ello, le pregunté a mi hijo qué prefería: el paseo en el carrusel o comerse un helado antes de volver a casa... Él prefirió el helado.
Para mi sorpresa quiso probar algunos juegos que antes no se atrevía, desafiando sus propios miedos, aunque yo me mantenía cerca para ser su soporte cuando trataba de pasar el juego en el que debe suspenderse y avanzar agarrando paso a paso un nuevo tubo hasta llegar a la otra plataforma.
Ahí pudo correr libremente, pues es un espacio cercado, en el que dificilmente podría entrar la pelota de los chicos que jugaban frente a la estatua de San Martín, o los niños salirse sin que los padres no lo vieran.
Con sus años que todavía no alcanzan las dos cifras, me agrada verlo disfrutar como niño, y no como algunos de sus compañeros de escuela que parecieran ser forzados a crecer o por lo menos comportarse como si ya fueran adolescentes. La infancia es una sola, y yo he defendido la de mis hijos a capa y espada.
Ya luego de pasearse por todos los juegos, me dijo que fueramos por el helado, el cual compramos para comer en el local pero luego pensamos que era mejor ir comiendo mientras caminabamos a la parada, de manera de llegar a tiempo a mi segundo turno de trabajo.
Ese día dormimos felices, pues no solo aprovechamos el sol, sino que además salimos de la rutina y disfrutamos de nuestro "tiempo de calidad madre-hijo" como él lo llama, de una manera diferente y muy entretenida.
In Argentina we are in the last days of winter, and although the sun sometimes deceives us, as it still feels cold, we must take advantage when the sun's rays are not elusive, to go out for a while to relax.
As we rushed to the bank to make a deposit before it closed, we saw that the park located in front of the municipality of Lomas de Zamora was not very crowded, so I told my son that after the bank, we could spend some time there.
Of course, he accepted the idea, and who wouldn't if they have been confined to closed parks to avoid the cold?
So we finished the transaction and headed to Grigeria Square, which is a whole block where there are several spaces to enjoy: a mini indoor soccer field, the playground, green areas, and an ideal space for concerts or massive gatherings without having to block the surrounding streets.
Upon entering the park, we saw a two-story carousel that occasionally operated for a few minutes, and access was granted by purchasing tickets at the entrance. Since we were on a budget for that, I asked my son what he preferred: a ride on the carousel or having an ice cream before heading home... He chose the ice cream.
To my surprise, he wanted to try some games that he hadn't dared to before, challenging his own fears, although I stayed close to be his support when he tried to pass the game where he had to hang and move forward by grabbing step by step a new pole until reaching the other platform.
There he could run freely, as it is a fenced space, where the kids' ball playing in front of the statue of San Martín would hardly enter, or the children could not wander off without their parents seeing it.
With his age still not reaching two digits, I am pleased to see him enjoy like a child, and not like some of his schoolmates who seem to be forced to grow up or at least behave as if they were already teenagers. Childhood is only once, and I have defended my children's at all costs.
After going through all the games, he told me to go for the ice cream, which we bought to eat at the shop, but then we thought it was better to eat while walking to the bus stop, in order to arrive on time for my second shift at work.
That day we slept happily, as we not only enjoyed the sun, but we also broke out of the routine and enjoyed our "mother-son quality time" as he calls it, in a different and very entertaining way.
Foto/Photo by: @mamaemigrante
Edición/Edited by @mamaemigrante using canva
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Translated and formatted with Hive Translator by @noakmilo.